“Tened presente el hambre (…)
El hambre paseaba sus vacas exprimidas, sus mujeres
resecas,
sus devoradas ubres, sus ávidas quijadas, sus
miserables vidas
frente a los comedores y los cuerpos salubres”.
(Miguel Hernández)
Ahora que habíamos olvidado los versos
del poeta, escritos hace mucho, muchísimo tiempo; ahora que el mundo
occidental, el primer mundo, está en plena operación biquini, que llega el
verano con promesa de playas y cuerpos al sol, algún desaprensivo, decidido a aguarnos
la fiesta, ha decidido difundir la noticia, que la sabíamos vale, pero no con
imágenes tan crudas, de la hambruna en el Sahel.
Lo ha dicho la ONU, “alarmada” porque
los cinco millones de personas que ya sufren hambre en esa maltratada zona de
África, se pueden multiplicar por culpa de la sequía, la guerra y la
imposibilidad de arrancarle nada a la tierra. ¡Qué preocupación! Porque 5
millones… Vale, lo podemos asumir, pero ya más, igual nos toca la conciencia y
nos hace la pascua.
De repente, la FAO, tan preocupada por
enseñarnos a comer insectos, y el Programa Mundial de Alimentos, que no llega
donde tiene que llegar, han caído en la cuenta de que esto, lejos de arreglarse
por sí sólo, va a más. Y alertan sobre la carestía de los alimentos, como si no
supiéramos que lo que a nosotros se nos hade difícil, para otros, los africanos
del sur de Mauritania, del norte de Senegal, de Burkina Faso, de Níger, de Malí
o Chad, es simplemente imposible.
Pero vamos, no nos pongamos nerviosos
que, como siempre, no llegará la sangre al río. Unas cuantas decenas de miles
de muertos, alguna perturbadora imagen de niños literalmente comidos por las
moscas, con los vientres hinchados y los ojos mirando al infinito, de mujeres
mostrando los pechos resecos y yermos, si acaso, alguna de esas conferencias de
donantes que no donan ni lo que tiran, y ya está.
Nada de perseguir a los acaparadores, a
los pocos que acumulan todas las riquezas del mundo, a ese 1 por ciento cuyas
fortunas darían para que todos los hambrientos se saciaran durante un siglo. Por
no hablar de cuanto se desaprovecha o se tira literalmente a la basura para
jugar con los precios. Eso no mola. No vamos a molestar a los “buenos” por unas
gachas de harina y unas patatas, por un poco maíz o de arroz, la comida de los
pobres de toda la vida de Dios.
Dice el Diccionario que hambruna es “escasez
generalizada de alimentos básicos que padece una población de forma intensa y
prolongada”. Y está todo dicho. De forma intensa y prolongada. La ONU se creó
en 1945. La FAO, al mismo tiempo.
Han pasado 73 años, y siguen sin tener presente el hambre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario