Pensamientos, ideas, palabras que engulle la arena en el mismo instante en que se han escrito

domingo, 12 de diciembre de 2010

TODO ES MENTIRA

Ahora resulta que no corrían (presuntamente) tan rápido, que las medallas eran de hojalata, que las piernas no eran tan ligeras por medios naturales o por mor del entrenamiento duro, que el dinero, sus fortunas, más grandes o más pequeñas, no eran fruto de toda una vida de sacrificio, sino más bien de oscuras operaciones y cuentas en las Bahamas.
Resulta que era mentira. La operación Galgo y la trama de dopaje en el atletismo no es sólo un mazazo para el deporte español, para todos los que alguna vez hemos vibrado viendo unas olimpiadas, un campeonato de España, de Europa o del Mundo, para los niños que participan con ilusión en la carrera de su barrio y sueñan con subir un día al podio, para...
Es mucho más que eso. Es un ejemplo del mundo en que vivimos en el que todo, o casi todo, es mentira. La chica estupenda que se pasea por los platós es todo silicona; la señora que se conserva guapísima a los 60, ha pasado otras tantas veces por los quirófanos; el joven de cuerpo perfecto es una hormona con patas, la pareja de moda, todo arrumacos en público, se lleva a matar.
Y cuando la mata de verdad, todos dicen que es imposible, que parecían tan felices...
Las relaciones entre países no son tan cordiales como parece; los secretos de estado no son secretos, y ahí están los papeles de wikileaks; los Bancos, que debían guardar celosamente nuestro dinero, y darnos intereses, se lo han gastado y no nos cuentan nada. Mejor dicho, nos cuentan mentiras.
El Nobel de la Paz vive en un país sin derechos, y el de Literatura, nos cuenta que lo mejor que le ha pasado en la vida es aprender a leer cuando, sin duda, lo mejor es escribir, inventar historias, contar mentiras que no lo son, porque no tienen lo que hay que tener para serlo: Intención de engañar.
En un mundo de mentira, es afortunado quien puede crear las suyas propias sin hacer daño a nadie. Los demás seguiremos intentando separar el grano de la paja e intentando conservar la esperanza de vivir, algún día, en un mundo de verdad.

lunes, 6 de diciembre de 2010

ARENAS MOVEDIZAS

Hace mucho tiempo que no escribo en la arena. Hasta me he replanteado el título del blog, de este espacio que nació para que se lo llevara el viento, para permanecer lo justo, un suspiro, los escasos minutos precisos para leerlo... Y olvidarlo.
Nació sin vocación de permanencia y ahora, después de unos meses, tal vez por ese afán que todos tenemos de dejar huella, pienso que quizá hubiera sido mejor escribir en la piedra, labrar mis pensamientos con cincel para que queden ahí, para que no se borren, para que, andando el tiempo, alguien pueda llorar o reirse con lo que una vez pensé y escribí.
Bueno, esta larga introducción, confusa y gris como el día, viene a cuento de la extraña realidad en que nos movemos. Todo es extraño, inconsistente, provisional, ocasional, furioso, irritante e irritado, agresivo...
El telediario hiere, las páginas de los periódicos invitan a pasarlas deprisa, sin detenerse; huele a Navidad, hay luces navideñas, pero sin el suficiente brillo para encender la oscuridad; llueve, pero el agua no ahoga las penas, ni el frío, ni siquiera la estampa amable de la nieve donde nunca nieva.
Parece que estuviéramos sobre arenas movedizas, esas arenas tan distintas de las mías, doradas y ligeras. Son arenas densas, pastosas, asfixiantes, arenas que te engullen más allá de tu voluntad de salir, de continuar tu camino, de volar.
No es por los controladores, ni por la economía, ni por los secretos desvelados de la diplomacia americana. Es por...Qué se yo.
Mejor me vuelvo a mi arena de desierto, a la que se está a merced de todos los vientos, a la que no permanece, porque siempre es cambiante, como mi humor, como mi estado de ánimo
Hay que pisar firme, sin temor a que te engullan las arenas movedizas del desánimo, del miedo, del desaliento. Hay mil historias de superación, de pequeñas alegrías, hay gente que te quiere y hay mil desiertos por descubrir.
Esto ha sido un lapsus. Seguiré escribiendo en la arena.

domingo, 21 de noviembre de 2010

¡ALELUYA! (El papa "admite" el preservativo y las monjas rezan por Internet)

No sé donde vamos a llegar. Resulta que el preservativo fatídico para los negritos de África es ahora bueno para las prostitutas (creo que sólo mujeres) Y además, en estos días es noticia la iniciativa de unas monjitas de Zamora que realizan rezos virtuales. Como lo oyen. Creo que la cosa funciona así: Usted tiene un problema, manda un mail al convento y ellas rezan para que se solucione el tema o, en su defecto, lo asuma con resignación cristiana.
En fin, que el siglo XXI parece haber entrado en la Iglesia, o la Iglesia se ha dado cuenta de que han pasado los tiempos de la Inquisición. Pero no se hagan muchas ilusiones, porque el batacazo puede ser mayor al comprobar la triste realidad.
No es mala cosa lo de los ciber-rezos. Si la gente no va al convento, hagamos que el convento salga al espacio exterior. A través de la red o de donde sea. Al fin y al cabo, las monjas no hacen daño a nadie con sus plegarias.
Caso aparte es el de Su Santidad. No me creo yo que haya reflexionado acerca de las "perlas" que soltó por su divina boca en su reciente visita a España. Tampoco me convence la idea de que en un par de semanas su pensamiento haya evolucionado digamos, quinientos o seiscientos años. Ni que de repente le haya conmovido la imagen de miles de africanos muriendo de SIDA. Tuvo oportunidad de verlo sobre el terreno y no varió ni una coma de su discurso ¿Entonces? ¿Cómo es que ahora, de buenas a primeras des-demoniza el condón?
Lo han adivinado. Es que no lo ha hecho. Sólo ha apuntado que en algún caso (el de las prostitutas), se podría levantar la mano. El resto de los mortales, ya saben. Con gomita no se entra al cielo.
No entiendo el revuelo que se ha montado, ni los titulares que ha ocupado la noticia. Es que no hay noticia, o es tan poco importante, que sólo debería ocupar un par de líneas en las columnas de breves.
Me estoy pensando seriamente mandar un mail a las monjitas de Toro para que recen por el Papa. Igual, al tener hilo directo con Dios consiguen algo. Lo que no consigue la razón, las cifras de infectados por VIH, las de enfermedades venéreas, las de niños huérfanos, las de muertos...
Igual la solución está en el ciberespacio.

martes, 9 de noviembre de 2010

Ojalá que llueva café (A propósito de la sobredosis de "tea party")

Soy de las que no se despierta del todo hasta que no huele a café en la casa, de las que necesita café en vena para funcionar, de las que no acaba de comer hasta que no ve el fondo de la taza del expreso, de las que mete la nariz en el bote hermético como deben hacer los drogadictos con el pegamento (supongo).
Vamos, que si lloviera café saldría a la calle sin chubasquero y sin paraguas para empaparme bien, para calarme hasta el último poro de la piel.
Ay, ojalá lloviera café en el mundo. Como dice Juan Luís Guerra, hace falta un aguacero que lave de una vez por todas el insulso te que nos anega, que nos amenaza, que se cuela en nuestras casas furtivamente, por debajo de las puertas, por las ventanas abiertas... Y lo impregna todo.
El "tea party", por utilizar el término americano, se está llevando por delante todo aquello por lo que hemos luchado en el último siglo, y aún antes. No al preservativo, sí a los hijos que Dios quiera; no a la multiculturalidad y sí al racismo; América para los americanos, Europa para los europeos y España para los españoles; blancos sí, negros, amarillos y de cualquier otro color, no; sí a las armas, porque hay que defenderse de tanto desalmado que viene a quitarnos nuestro país y nuestra forma de vida la mujer debe realizarse en el hogar; el SIDA es un castigo divino; la masturbación es pecado; Darwin era un embustero y la teoría de la evolución una patraña; los homosexuales son enfermos, y como tal hay que tratarlos...
No me he inventado nada. Son máximas recogidas de los discursos de distintos líderes del Tea Party americano y que, por desgracia, suscriben muchos discípulos aventajados en otras partes del mundo. También aquí.
Millones de litros de café tienen que caer del cielo para lavar tantos horrores, tanta regresión, tanta caspa. Hacen falta torrentes impetuosos y desbordados que arrastren a tanto retrógrado que amenaza con llevarnos a la época de las cavernas, envalentonados con la ventaja que les dan la crisis y el descontento.
Y mientras, seguimos mirando al cielo esperando la lluvia. Ojalá que llueva café.

domingo, 7 de noviembre de 2010

La Reina Católica y otros apuntes con motivo de la visita del Papa

Vaya por delante que no hablo de la formidable Isabel, esa de dudosos hábitos de higiene y afanes conquistadores. Hablo de Sofia de Grecia, de la Reina, y de lo que da de sí un domingo con catarro y décimas de fiebre que sólo te permite ver la tele amodorrada, pongan lo que pongan, porque es un esfuerzo inútil sacar la mano de debajo de la manta para usar el mando.
Pues bien, y no lo he soñado, a mediodía sale una imagen del Papa con el Rey a un lado y la Reina al otro. Hasta aquí, más o menos normal. El Rey va vestido de traje y corbata, el Papa, de Papa ¿Y la Reina?
Aquí está la noticia. Va vestida de blanco, lo que parece que va contra el protocolo cuando se está en presencia del sucesor de san Pedro (aunque éste sea benedicto XVI). Horror.
Pero aquí interviene la pizpireta locutora, y nos informa que hay un privilegio, que se remonta a la noche de los tiempos, que permite a las soberanas católicas vestir de este inmaculado color en presencia de los príncipes de la Iglesia.
Uf, qué descanso. Ya pensaba en conflicto diplomático, en represalias internacionales, en excomunión colectiva al país y en no sé cuantas desgracias más.
Resulta que ya no somos la reserva espiritual de Occidente, que tenemos aborto y divorcio y hasta bodas homosexuales, que somos tan poco comprensivos que condenamos y no perdonamos la pederastia; que abogamos por el uso del preservativo, especialmente en Africa, que creemos firmemente que hay que perseguir los delitos los cometa quien los cometa, que vamos poco a Misa, que...
Y encima va la Reina y se viste de blanco. No se me ha parado la taquicardia hasta que, entre las brumas de la fiebre, he escuchado la explicación del atuendo de Doña Sofía.
Ahora me queda por dilucidar si lo ha hecho para dejar claro que es católica, para recordar a Benedicto (y a nosotros, de paso), sus privilegios o, simplemente, porque se ha visto mona en el espejo con el trajecito de marras.
En fin, sólo tengo unas décimas, y la fiebre no da para más alucinaciones.
Por cierto, el canal televisivo que daba la prolija explicación sobre el privilegio real no es ninguno de los que estais pensando.

domingo, 24 de octubre de 2010

¡QUE VIENE EL PAPA!

Sí, escrito, leído o escuchado de esta forma, parece que viene el coco. Menudo revuelo se está armando, por una y otra parte (tiene más razón la otra que la una, que todo hay que decirlo). Vale que es una "visita de Estado", por cuanto que Benedicto XVI es el máximo mandatario de su país, aunque sea el más pequeño del mundo; vale que la religión sigue moviendo a las masas y que estamos en Año Santo Compostelano.
Paro teniendo todo eso en cuenta, no deja de ser una visita más de las que se producen en un estado laico como el nuestro y como el de la mayoría de los países occidentales. Debiera ser algo así como el que nos visitara el Dalai Lama, el patriarca de la Iglesia Ortodoxa o el Aga Khan.
Y no lo es. La pesada y milenaria maquinaria del catolicismo hace que todo se magnifique, que no haya ni visos de normalidad en lo que tendría que ser una visita normal en una sociedad democrática, pluralista y, sobre todo, madura para aceptar la multiculturalidad, la pluralidad, la diferencia en raza, sexo, costumbres, tradiciones... Y religión.
No se justifican los gastos excesivos, ni la información excesiva, ni las discusiones excesivas, ni el proselitismo ni la contestación excesivos.
Y todo eso, sin querer entrar en lo que significa el personaje que nos visita. Dejo para otra ocasión la opinión que me merece quien tapa abusos, condena el preservativo, limita el acceso de la mujer a su propia Iglesia o trata a los homosexuales como apestados.
Eso será materia de otra entrada, cuando esté de un humor diferente. Me consuela saber que esta vez no voy a cruzarme con la visita. He "sufrido" dos de estos viajes de película de los Pontífices, ambos de Juan Pablo II, antecesor de nuestro huésped de ahora. El primero fue en Madrid, con cortes de tráfico, atascos y otras cosas.
El segundo, aún me indigna cuando me acuerdo. Fue en París, hace diez o doce años. Entonces, mis acompañantes se dejaron por ver el sagrado Corazón o el interior de Notre Dame (yo ya los había visto), entre otras cosas, porque se habían cerrado para el Papa, despreciando a los miles de turistas que en el mes de agosto poblamos la Ciudad de la Luz.
Para colmo, overbooking en el vuelo de vuelta y pérdida de maletas. Había mucho jaleo con la visita del Papa. Justificación oficial de la compañía aérea de turno.
Pues eso. Que Dios y Benedicto XVI les pillen confesados. Prepárense, que viene el Papa.

domingo, 10 de octubre de 2010

Bailarinas de papel (O princesas del pueblo)

No voy a ser yo la única que no opine de la dramática situación en la que se encuentra Belén Esteban, la princesa del pueblo. Al fin y al cabo, también formo parte del pueblo y me siento "gobernada" por tan regio personaje. Aunque sea republicana y nunca haya digerido bien eso de los derechos divinos de la realeza.
Me resisto a formar parte de ese ejército de soldados de plomo dispuestos a ser devorados por el fuego para salvar a su bailarina de papel. A su princesa. Pero no hay forma. Un fin de semana en casa, con el mando de la tele pegado a la mano, medio constipada y medio depre por la llegada del otoño en toda su crudeza, y ya está...
¡Alistada en el ejército de la princesa del pueblo!
Cómo no voy a defender a la pobre desvalida que tras una vida de miserias se ve de nuevo engañada y ultrajada, ahora que había levantado cabeza, que tiene una nueva cara, un chalet impresionante, una niña con la Comunión bien tomada, un bendito marido, un programa que co-presentar y los niveles de azúcar controlados.
Sería insensible si no la defendiera con uñas y dientes, si no la votara para que emprenda una carrera política que le haga olvidar las desgracias de su día a día.. Si no dejara de lado mis ideas republicanas para rendir pleitesía a Su Alteza Belén Esteban.
Y yo no soy así. Yo soy normal, y como persona normal sufro y lloro con las desgracias de los que están en mi casa (y esta señora se cuela permanentemente en mi salón) y comparten mi vida.
Hay sesudos estudios que nos cuentan que la princesa del pueblo sacaría un importante porcentaje de votos si se presentara a las elecciones. Posiblemente. Las miserias ajenas mueven nuestras conciencias; es la mejor campaña electoral.
Nadie desconoce el nombre de Belén Esteban, y tal vez si lo vieran impreso en una papeleta electoral, lo marcarían con una cruz. Y el de Lady Gagá o el de Isabel Pantoja.
En fin, que la arena borre todo esto enseguida, porque me da vergüenza ajena. Me da gana de bajarme de este mundo al revés y buscar el de verdad, el lógico y coherente, donde los soldados de plomo descansan en las vitrinas y las princesas se quedan en las páginas de los cuentos. Donde deben estar.

lunes, 27 de septiembre de 2010

A LA HUELGA... EN NOMBRE DE DIOS

Todos tenemos nuestros motivos para secundar, o no, la huelga general. Es nuestro derecho y no tenemos porqué dar explicaciones. Y seguramente, los que trabajen, o dejen de hacerlo ese día, serán rubios, morenos, gordos, flacos, hombres, mujeres, musulmanes, evangelistas, protestantes, cristianos, blancos, asiáticos, magrebíes...
Afortunadamente, y como decía ayer mismo el arzobispo de Toledo en la inauguración de La Colegial, no hay pensamiento único, hay libertad y, sobre todo, (también lo decía Don Braulio), hay libertad religiosa. Hasta aquí, de acuerdo con Su Eminencia, aunque luego el sermón fuera por otros derroteros que no vienen al caso. Bueno, sí vienen, pero eso será en otra ocasión.
Lo que me ha sorprendido sobremanera es el llamamiento del Consejo de Laicos (léase miembros de vicarías, diócesis y movimientos cristianos que no son sacerdotes o religiosos ordenados), a secundar la huelga general del 29-S. La noticia era textualmente que "se sugiere portar el día de la huelga una prenda, un pañuelo, una cinta blancos para que, libres de las presiones externas, puedan expresar visualmente a los demás su protesta y sientan la cercanía de los que, como ellos, lleven un distintivo del mismo color".
Y continúa, "Ante la crisis económico-social que padecemos y que ha desembocado en el llamamiento a la huelga general del próximo día 29, muchos cristianos se preguntan qué hacer. Les gustaría participar pero no saben cómo hacerlo para no sentirse manipulados. Desde este Consejo de Laicos llamamos a la protesta inteligente, participativa e imaginativa".
En fin, que el cristiano que no quiera sentirse manipulado tiene que hacer huelga. Ya lo saben ustedes. Claro, que si sólo llevan el lazo o cinta blancos, igual no les descuentan el día en la nómina.
Se me ocurre que los representantes de las distintas confesiones podían hacer lo mismo, pero con lazos de otro color, o con pañuelos, o con brazaletes. Y también podían no llevar nada y pasar por agnósticos o ateos. Yo también puedo aportar ideas imaginativas e inteligentes, independientemente de mis convicciones religiosas, que no le importan a nadie.
En fin, no sé si Dios está de acuerdo con la huelga o si tiene preparada la cinta blanca para el miércoles. O si está de acuerdo con la manipulación. A mi no me gusta que me digan lo que tengo que hacer, y mucho menos, que den consejos en nombre de Dios.
Para que nadie se confunda, ese día, con huelga o sin ella, procuraré vestirme de colores. De cualquier color.

domingo, 19 de septiembre de 2010

ADIOS A LOS QUE SE QUEDAN...

Y a los que se van, también. Es el inicio de la "Albada" de Labordeta, una de esas canciones-himno que hablan de la tierra, de los amigos, de la añoranza, de la partida y del regreso. Pero no voy a hablar de Labordeta. Voy a hablar de mí, y de él, y de los que nos quedamos. De una generación que casi no tuvo tiempo de acusar la falta de libertad, por los pocos años, pero que la sentía como un pellizco en el estómago. Maduramos con las primeras elecciones generales y no tuvimos tiempo de votar la Constitución, pero vivimos intensamente el nuevo país; fuimos los primeros en asomarnos a la ventana para respirar los nuevos aires y en abrir los ojos y los oídos asombrados para ver y escuchar a esos tipos míticos de los que hablaban nuestros hermanos mayores.
Tipos duros armados de guitarra y poesía que cantaban a la libertad, a la justicia, a las cárceles abiertas, ante un público muy joven, demasiado joven para entenderlos bien. Los mayores aún no se atrevían a ir a esos conciertos en lugares inverosímiles, en barrios marginales de Madrid, en paraninfos universitarios, en pequeños garitos progres...
Así crecimos los que nos quedamos. Raimon, Lluis Llach, Paco Ibañez, Labordeta, y Daniel Viglieti, Silvio Rodríguez, Violeta Parra o Quilapayun, que la libertad no era solo cosa de España.
No pude votar en las primeras elecciones, pero ya estaba en la Universidad (hace muchos, muchos años, era una niña precoz). Tuve, sin embargo, la oportunidad de escuchar a casi todos los que hacían lo que entonces se llamaba canción protesta, y que cantaban gratis en cualquier mitin de izquierdas.
Desde entonces, y periódicamente, saco de su funda un disco que me remueva la conciencia, que abra las ventanas de mi vida para que entre aire fresco.
Otras veces, como esta mañana, el viento se cuela sin que lo llames. Con el verano se ha ido Labordeta, y han venido mis recuerdos sin previo aviso.
En mi casa suena "Recuérdame como un verano ido, como un árbol cansino, como un hombre sin más". Y fuera, está la certeza de que" los campos desiertos volverán a granar unas espigas altas, dispuestas para el pan".
Labordeta deja, entre los que nos quedamos, muchas soledades por kilómetro cuadrado, lo que él decía de su Aragón.

domingo, 12 de septiembre de 2010

SEPULCROS BLANQUEADOS

Dice la Biblia que Jesús llamó "sepulcros blanqueados" a los escribas y fariseos, esos hombres malísimos que aparecen continuamente en el libro sagrado. Es un símil perfecto y muy gráfico para calificar a los falsos, a los hipócritas, a los que se ocultan tras una apariencia beatífica y tienen el interior más negro que los pies de Cristo.
¿Cómo tendría que llamar a las docenas de sacerdotes, obispos y demás que han abusado de cientos de niños mientras predicaban las maldades del sexo? Sepulcros blanqueados. Limpios y pulcros por fuera, y repletos de gusanos e inmundicia por dentro. La definición se queda corta, cortísima. He vuelto a leer, hoy mismo, en un diario nacional, un amplio reportaje sobre los abusos en la Casa Pía de Portugal. Pero ayer fue sobre suicidios de niños en Bélgica, agobiados por el peso de una culpa que no es suya, y anteayer el escenario era Irlanda. Y estados Unidos, con las violaciones a más de doscientos niños sordos, y en Chile, y en España. Y en muchos otros sitios de los que nunca nos enteraremos, porque gracias a la Santa Madre Iglesia sabemos que el sexo es sucio, pecaminoso, que no debemos hablar de ello, que decir preservativo es ofender a Dios, que los homosexuales son enfermos o viciosos tarados, que la mujer incita al pecado, que...
Eso lo he sabido siempre, porque soy de colegio de monjas. Todos lo hemos sabido, porque es este país nuestro, reserva espiritual de Europa,en la que los gobernantes iban bajo palio, nadie mandaba más que el cura desde su púlpito, predicando abstinencia y castidad.
Y actuando como auténticos sepulcros blanqueados. Me rebela pensar, sólo pensar, lo que hacían tras los sermones.
Sé que no hay que generalizar, que en todos los cestos hay manzanas podridas que hay que retirar.
Y que a veces, hay que tirarlas todas, incluido el cesto.

viernes, 10 de septiembre de 2010

LA HOGUERA DE LAS VANIDADES (A propósito de las quemas del Corán)

Vamos p'atrás como los cangrejos. Yo creía que eso de arrojar a la hoguera libros, cuadros, pergaminos, legajos y demás bienes relacionados con la cultura había pasado a la Historia. Lo de la famosa "Hoguera de las Vanidades" creo que fue en Florencia, allá por el siglo XV, cuando seguidores de un monje iluminado quemaron miles de objetos "inmorales y pecaminosos", tales como partituras musicales, espejos, maquillajes, cuadros de la mitología clásica y, por supuesto, libros.
Como casi todos, tengo en la memoria la quema de la biblioteca de Alejandría, las "hazañas" de la Inquisición, lanzando al fuego purificador libelos herejes sin fin, o la condena a todos los textos andalusies escritos en árabe (gesta que nos podemos apuntar los españoles, junto con la destrucción de textos mayas y de otras culturas indígenas que siguió a la conquista de América).
Si me apuran, me vengo más cerca en el tiempo, hasta la Alemania nazi y la terrible noche en la que ardieron millones de páginas inocentes en su mayoría. Y dicen las malas lenguas que, tras el golpe de Pinochet, miles de libros sufrieron la cruenta represión de los vencedores.
Está claro, tras este breve repaso por las desdichas del papel impreso o manuscrito, que no son precisamente los más cultos o los más tolerantes (o los que tienen menos complejos), los "asesinos" de libros. En cualquier caso, la Historia ya los ha juzgado.
Pero yo no me resisto a juzgar al imbécil que está promocionando, desde hace unos días, la quema del Corán en Estados Unidos, creo que en Florida. Independientemente de las connotaciones políticas que puede tener tal llamamiento, en los tiempos que corren, quemar un libro es un sacrilegio (y no digo yo que muchos no merezcan el olvido más absoluto). Me da igual el Corán que la Biblia que la Torah o el Kamasutra. Si además, el "pirómano" lo hace por falta de respeto, por intolerancia o por ganar feligreses, es como para pensar en Juana de Arco con cara de Terry Jones ¿Cogéis la idea? Eso es, que el pastor de marras es el que tendría que figurar en lo alto de la pira, con la leña a los pies y un montón de gente increpándole.
En fin, como no somos todos iguales, esperemos que se imponga la cordura, que la historia no se repita, que no volvamos a la Inquisición o a Alejandría.
Que pasemos página.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Colecciones

Bueno, pues ya hemos vuelto (llevo una semana, pero no he tenido tiempo de aparecer por aquí). He vuelto yo, que soy lo de menos, ha vuelto septiembre, el inicio del curso y...¡TA CHAN...! Han vuelto las colecciones.
No sé por donde empezar a escribir. Están todas aquí, en mi cabeza, procedentes de la tele, de la radio, de los periódicos y de un par de revistas. Giran, se mueven , todas quieren ser las primeras, ocupar sitio preferente en este espacio, en las vitrinas, en los aparadores. Los camiones de antaño avanzan decididos desplazando a los abanicos de grandes diseñadores, que aletean airados, aunque con la confianza que da tener mueble propio, que también se colecciona. Suenan las sirenas de los barcos de guerra, y los gritos de los soldados de la Segunda Guerra Mundial , impecable formación en el mueble del salón Ya no hay paredes para albergar los cuadros de punto de cruz, realizados con lo aprendido en los fascículos coleccionables de hace un par de temporadas. La casa de muñecas cría polvo y pelusas en el trastero, junto a media docena de cajas que contienen la Guerra Civil Española, las Fiestas populares y la Historia de Egipto.
En fin, que empieza la temporada, y otro año más que no me decido, que tengo que decir con vergüenza eso de "yo nunca he coleccionado nada". Ni cromos, ni recortables de muñecas, ni chapas, ni canicas ni conchas de la playa. Ni tan siquiera las películas o libros que vienen con el periódico que compro a diario. Siempre sucumbo a la cara de circunstancias del kiosquero que me pide el cupón para un cliente de toda la vida (como sin yo fuera de anteayer).
Y sigo sin colecciones e imaginando con envidia cómo debe ser eso de esperar al lunes para que te den el próximo abanico o el cañón del barco o la chaisse longue de la casita de muñecas o el hilo rojo de seda para hacer un angelote de petit point.
Mientras me decido, almaceno sonrisas, experiencias, amigos, sensaciones, ilusiones, esperanzas... No lucen en las vitrinas, es verdad, pero ocupan su lugar en mi vida. Y no acaban con el final del curso.

lunes, 2 de agosto de 2010

DE OPOSICIONES Y SISTEMA EDUCATIVO

Jugar a dioses


Cada año, cuando hay oposiciones a los diferentes cuerpos de enseñanza, observamos algunas cosas sorprendentes y comentamos en diversos círculos acerca de lo injusto del sistema, pero luego nos olvidamos del tema y se deja pasar el tiempo sin hacer nada.
Este año sí voy a hacer algo, y, para ello, después de echar un vistazo a los resultados publicados en Andalucía, quiero llamar la atención sobre algunos datos concretos, aunque la lista sería interminable.
En las recientes oposiciones al cuerpo de profesores de Música, algunos
tribunales han debido sentirse muy bien con el juego de poder que tenían en sus manos, aunque ello nos provoque más de un escalofrío a quienes creemos en las personas, en la calidad humana y en los sistemas de enseñanza.
Concretamente en el tribunal de Fagot, en Málaga, las calificaciones otorgadas en el ejercicio A, el del tema escrito, dan mucho que pensar:
Sólo 4 de las 28 personas que lo han hecho han merecido una nota superior al 3,pero es que ¡hay más de 20 con una calificación inferior al 1!, y ¡sólo 2 personas aprobadas, con 5 y 5’5 respectivamente!. Es decir, que más del 93% de los titulados superiores en música son muy deficientes en cuanto a conocimientos, expresión, ortografía…
Estos datos pueden compararse con otros similares en trompa, flauta…., y es
posible que también en las oposiciones al resto de los Cuerpos de Enseñanzas Medias, aunque en algunos es mucho más llamativo que en otros. ¿Y queremos implantar sistemas educativos de calidad? Si estos tribunales han actuado con justicia, más nos valdría importar docentes para las próximas generaciones, pues observo que los aprobados son en su mayoría sólo eso, aprobados (no hay notables ni sobresalientes), y, en algunos casos, con un cero redondo o un cero y pico en alguno de los ejercicios (¡!).
¿Qué estamos haciendo en los Institutos con la enseñanza de la Secundaria y del Bachillerato?, ¿Y en los Conservatorios Profesionales y en los Superiores?. ¿Estamos regalando títulos? ¿Estamos facturando personas analfabetas para que accedan al mercado laboral y profesional?. ¿Estamos regalando Sobresalientes en las Pruebas de acceso a la Universidad y a los Conservatorios Superiores?
No, de ningún modo. Lo que ocurre es que las personas que han pasado muchos años formándose y estudiando duro para prepararse para trabajar han tenido la mala fortuna de enfrentarse a tribunales formados por personas sin sensibilidad, que deben pensar que con ellos se rompió el molde y ya nada ni nadie es válido.
Porque obtener una calificación de un cero y pico en un tema sobre Clasicismo y Romanticismo es humillante, pero no humilla a quien recibe esa nota, sino a quien la pone. Cualquier estudiante de ESO sabe escribir unas líneas sobre ello, y si es de Bachillerato, escribirá más de unas líneas. Si, además, ha estudiado Historia de la Música en el Conservatorio durante el Grado Medio (Profesional, ahora, que por lo visto es importantísimo lo de la terminología) y durante el Grado Superior, entonces el conocimiento da para unos folios. Y si, además, ha estado elaborando y preparando los temas para una Oposición, pues qué decir… Que, con toda seguridad, da sopas con
honda al miembro (o miembra) del Tribunal que más se precie.
Si pensamos en temas como Física de los tubos sonoros, de Acústica, y sabemos que hay personas que han completado estudios de otras carreras como Ingenierías o Ciencias Físicas, o pensamos en los temas de Didáctica y en personas con una segunda titulación en Pedagogía, Magisterio… y vemos las calificaciones obtenidas, pues ¿qué decir?. Más de lo mismo.
Da que pensar también el hecho de que, en algunos tribunales, sorprendentemente sólo hay tantos aprobados como plazas, es decir, que ¿sin hacer cálculos previos se obtienen calificaciones de cuatro coma noventa y tantos o cuatro coma ochenta y tantos, justo para que aprueben el número adecuado? Competencia matemática se llama eso.
Mención aparte merece el tema de la parte práctica (B1, B2, B3). Que haya tantos titulados superiores con calificaciones tan bajas en el ejercicio de tocar huele nuevamente a opinión de dioses. Que sólo los de informe puedan acceder a una buena calificación en la Unidad Didáctica. Que las Programaciones que se elaboran y defienden merezcan esas calificaciones…Que, si alguien ha conseguido aprobar uno de los ejercicios tenga una bajísima nota en otro (para compensar, supongo). Nuevamente hablamos de competencia matemática.
Si a todo esto unimos el hecho de que hay personas suficientemente vocingleras que pertenecen a un tribunal como para que algo de lo ocurrido dentro trascienda, pues la desesperación va en aumento. Prefiero no citar los comentarios oídos al respecto porque hieren y degradan a quienes los hicieron y a los que compartían mesa de tribunal.
No sé si se trata de jugar a dioses o de personas que se dejan guiar, o si,
simplemente, es mezquindad. Lo que sí sé como profesora de instituto con más de 30 años de experiencia, es que conozco personalmente a muchos de los que se han examinado, y resulta injusto que alguien que se prepara una oposición para ganar una plaza se encuentre con que no sólo no la tiene, sino que se le insulta con unas notas que no se ajustan a sus capacidades. ¿Tan difícil es corregir con justicia, poner las notas que cada cual se merece y que gane el mejor?.
De todos modos, ya se encargarán luego las diferentes comisiones de baremación de aplicar de forma arbitraria los criterios de valoración de méritos (un premio compartido o una publicación compartida que sólo se reconoce a una persona, un mismo curso que vale para unos y no para otros, una segunda titulación superior que no se reconoce…)
En todos los niveles del sistema educativo, hay posibilidad de conocer los
criterios de evaluación y reclamar cuando no se está de acuerdo. En las Pruebas de Acceso a los Estudios de Grado (PAEG, antes PAU, y antes Selectividad), el alumnado y sus familias tienen la posibilidad de solicitar una segunda corrección y una revisión de las calificaciones. Pues bien, en unas Oposiciones, la única vía es ir contra la Resolución por la que se declaran aptos quienes aprueban. Es decir, que se maten unos a otros, que los opositores ejerzan de eso, de opositores. Y no se trata de eso, pues quienes han aprobado y obtenido plaza no son los culpables: Se trata de protestar
porque no se califica con justicia, porque, cada vez que hay oposiciones, empieza nuevamente la duda de cómo enfocar los temas, la programación, las unidades didácticas…
Porque se está a expensas de unos criterios cambiantes, de unos intereses
particulares y grupales cambiantes (¿para qué sirven los sindicatos, aparte de para tener liberados?), y lo que sirve un año es malo al siguiente, y viceversa.
Cada año veo cómo los compañeros interinos encaran con angustia las próximas oposiciones y se plantean cambiar de sitio donde opositar, y veo cómo los que van terminando sus carreras intentan acceder a la enseñanza y se resignan a quedar en un puesto razonable para poder coger alguna sustitución o interinidad. Y hay que decirles que luego se tendrán que enfrentar no sólo a otros opositores igual o mejor preparados que ellos, sino a un sistema complejo de intereses y a Tribunales que juegan a ser dioses
.

sábado, 24 de julio de 2010

ESTRES

Ya sé que es un topicazo, que es un chiste fácil, que habrán oído mil veces en la última semana eso de "¿Cómo va a tener estrés un banco?". La gente normal, la de a pie, pensamos lo mismo, y seguimos sin enterarnos muy bien de las famosas pruebas de estrés depués de haber leído un par de periódicos y ver media docena de telediarios. Bueno, algo sí he pillado. Hemos superado la prueba con buena nota.
¿Y ahora...? Supongo que les darán el alta, que prescribirán un tratamiento de mantenimiento, que podrán volver al trabajo. Qué lío. Me gustaría que alguno de esos sesudos "doctores" explicara, en términos sencillos, el diagnóstico (si de paso nos explicara la enfermedad que han padecido, mejor que mejor); que nos dijeran si nuestras cuatro perras están seguras, que dieran alguna buena nueva a los pequeños empresarios, a los que precisan un crédito tras toda una vida de trabajo, a los que se retrasan en el pago de la hipoteca...
En definitiva, a los que tienen estrés del bueno, del auténtico, del que coquetea con la depresión y la desesperación. Nos alegramos de que nuestros bancos hayan pasado la prueba, de que gocen de buena salud y miren el futuro con esperanza.
Pero paguen una ronda, por favor. Muchos ciudadanos particulares, muchos ahorradores y emprendedores han contribuido a que los bancos y cajas hayan escuchado su diagnóstico con un suspiro de alivio. Y hay que agradecerlo con palabras y con obras.
Es verano, y en esta época, no sé porqué extraña razón, bordeo peligrosamente la raya que separa el estrés del desánimo, los pensamientos negativos, el desengaño, la inquietud por el presente y la incertidumbre por el futuro. Siempre es en verano, en las semanas previas a las vacaciones, y no se cura con la edad (doy fe). Por buscarle explicación racional, supongo que es el agotamiento físico y psíquico, la acumulación de desengaños, la confirmación (una y mil veces), de que no recibes en la proporción que das y la impaciencia ante las vacaciones.
Y el estrés. El de verdad. Me alegro por los bancos. Ahora que saben que están bien, pueden hacer que otros se sientan mejor.
Mientras, esperaremos que pase el verano.

lunes, 12 de julio de 2010

DEFENDER LA ALEGRÍA

No soy particularmente amante del fútbol, es más, soy de las que siempre ha opinado que no se puede paralizar un país ni organizar la agenda en función de que haya Champion, partido del siglo, derbis, duelos en la cumbre y demás acontecimientos futboleros.
Pero soy una firme defensora de la alegría por encima de todas las cosas, y después de muchos meses de malas noticias, de caras tristes, he vuelto a ver alegría. Me diréis que es un alivio pasajero, que es un espejismo o una niebla que, cuando se disipe, volverá a mostrar la mueca de tristeza en nuestras caras. Y probablemente tengan razón, pero sigo defendiendo la alegría, aunque sólo sea a destellos, aunque sea visto y no visto. Aunque no dure.
He tomado prestado el título de un de mis poemas favoritos de Mario Benedetti: Defensa de la Alegría. Seguro que con su sentido del humor, con su chispa, con sus letras directas y chispeantes casi musicales, hubiera dado por bien aplicada su obra a la situación que nos ocupa. "Defender la alegría como un principio, defenderla del pasmo y las pesadillas, de los neutrales y de los neutrones, de las dulces infamias y de los graves diágnósticos".
Lo que hemos vivido en estos días en España, con ocasión del mundial de fútbol, ha sido un soplo de aire fresco, un ir y venir de banderas sin preguntarse otra cosa, un torbellino de colores que no significaban nada, ni bueno ni malo. Sólo eran colores.
Y, sobre todo, una conversación distinta a la de los últimos meses, alegría por salir, por juntarse en la calle, por ir a los bares a vociferar (sí, eso he dicho), por pensar en el siguiente partido, por alimentar ilusiones... Por vivir con alegría.
Sé que la realidad sigue ahí, que esto ha sido un paréntesis y que, agazapados entre las sombras y esperando el momento de volver, están la crisis, el paro, el miedo al futuro, la desconfianza...
Pero también está la alegría, animándonos a llamar a su puerta, a defenderla "como un derecho, defenderla de dios y del invierno, de las mayúsculas y de la muerte, de los apellidos y las lástimas del azar, des escándalo y la rutina, de la miseria y de los miserables, de las ausencias transitorias y de las definitivas".
Hoy se mastica alegría. Vamos a defenderla.

viernes, 9 de julio de 2010

No acepto pulpo como animal de compañía

Como gracia, es divertida. Como chiste, pues también. Pero ya está. De ahí a escuchar hablar a todo un país del dichoso pulpo, va un tramo demasiado largo. En pocas horas el animalito de marras ha abierto las declaraciones de presidentes, ministros, alcaldes... Ha sido portada de telediarios, objeto de emisiones en directo en radio y televisión, protagonista absoluto de páginas y más páginas de los periódicos...
En fin, si yo fuera jugador de la selección le retorcía el pescuezo (o le hacía un nudo en los tentáculos, porque de lo otro no sé si tiene), al dichoso Paul. Ahora va a resultar que no valen de nada sus sudores, sus carreras detrás del ese balón de nombre imposible, sus nervios, sus concentraciones. Sólo vale lo que diga el pulpo.
Y aquí tenemos un país exultante porque el pulpo ha elegido nuestro mejillón. Sería gracioso si no fuera patético. Pensemos todos un poco. A ver cómo explicamos, por ejemplo a un extraterrestre, que la alegría que nos invade es porque un pulpo se ha comido una ostra, almeja, mejillón o lo que sea. Dirían, como Asterix y Obélix, eso de "están locos estos romanos". Y se volverían a su planeta porque pensarían que habían retrocedido en el tiempo varios millones de años, que habían llegado a un lugar de la galaxia donde sus seres vivos (nosotros), estaban a años luz de la evolución.
Pues eso, que muy gracioso Paul, pero que no acepto pulpo como animal de compañía.
Por cierto ¿los pulpos no se entierran en la arena? Pues podría desaparecer en la que da nombre a este blog...

lunes, 5 de julio de 2010

LA RISA DEL GUADIANA (Añorando Ruidera)


Con este título escribí hace mucho, mucho tiempo, un reportaje para las páginas de Región del periódico en el que entonces me ganaba la vida. Era un momento, como el de ahora, en el que las lagunas rebosaban agua y alegría, después de una década de fango reseco, marcas blancas en la piedra y triste vegetación amarillenta en las orillas.
La explosión de agua, de ruido, de color, de vida, me trajo a la memoria uno de esos sesudos estudios que intentan buscar a todo el porqué, en este caso, el porqué del nombre de Ruidera. Parece formalmente aceptado que el término, ya conocido en la Edad Media, viene de "roidera", de ruido, o de "riadera", por los frecuentes desbordamientos de las lagunas en tiempos pretéritos (¿dónde fueron?). Pero el estudio apuntaba que también podría provenir de "reidera", de risa.
Y con esto me quedo, con la risa del Guadiana jugando a aparecer y desaparecer, a ser azulsocurocasinegro en El Rey y verde esmeralda en La Lengua, y azul claro en la Colgada y transparente, casi blanco, en la Redondilla, y verde profundo, de árboles e islas en la Sampedra...
Me quedo con la risa del Guadiana cuando asusta furioso en El Hundimiento y nos devuelve el reflejo sereno en la Tomilla, la Tinaja o la Conceja, apartadas del bullicio del camino y poco aptas para el baño (léase para los turistas).
El Guadiana se entierra burlón en la Cueva de Montesinos e incluso deja pasar kilómetros y kilómetros para formar la solitaria Laguna Blanca, enfadada y triste por no participar en el juego de sus hermanas, por estar tan lejos...
Me quedo con la risa de los niños en las meriendas familiares del Garijo, y con las paellas de Los Leones y el chapuzón en el Baño de las Mulas.
Y me quedo sobre todo con un hotelito pequeño, casi secreto, colgado de la laguna más bella, que invita a las confidencias, al amor y a la amistad y donde, más que en ninguna otra parte, se oye la risa del Guadiana.

viernes, 2 de julio de 2010

ELIANCITO (DIEZ AÑOS DESPUES)

Asistí fascinada, como medio mundo, a la epopeya del "balserito" Elian y a la pugna entre Cuba y Estados Unidos por ver quién se lo quedaba. Durante meses, la imagen del niño en mi cabeza era la de un muñeco de trapo de cuyos brazos tiraban, en direcciones opuestas, por supuesto, presuntos defensores de su bienestar, de su futuro.
Y al final tiró más fuerte su país, su familia legítima, y el niño volvió a cruzar el mar que se tragó a su madre mientras buscaba Eldorado. Estaba en Cuba justo en el momento del regreso, y tuve oportunidad de ver a Eliancito en carteles, paredes, murales, proclamas... Vamos, en competencia directa con el Che. De hecho, mi compañera de viaje en aquel momento estaba empeñada en que nos trasladáramos a no sé qué pueblo del interior de la isla para conocer al pequeño, que ya era de nuestra familia.
Al fin se impusieron la cordura y el encanto de La Habana, y nos quedamos sin niño, aunque sigo planteándome que tal vez hubiera sido la experiencia de nuestras vidas.
Un año de fastos, la puntual visita de Fidel en todos los aniversarios... Y el olvido.
Hasta hoy, que me topo con una notica escalofriante en El País. Les doy el titular y la resumo, aunque sobran las aclaraciones : "Elián González, en misa con Raúl Castro al cumplirse diez años de su retorno" ¿Qué les parece? Sin comentarios.
Quién me iba a decir a mí hace diez años, cuando toda Cuba clamaba por el niño balsero, maldiciendo al imperio por haber secuestrado un revolucionario en potencia, que vería a un Elián adolescente, tan formalito, tan serio, escuchando misa flanqueado por el Castro más joven, el presidente del Parlamento, el del Consejo de Estado y otros mandamases de la Revolución (Fidel sigue mising).
Eso sí, la noticia nos aclara que el joven pertenece a las Juventudes Comunistas y que estudia en la Escuela Militar Camilo Cienfuegos (ya saben, el barbudo más querido por el pueblo al que un buen día, no sabemos cómo, se lo tragó el mar dejando el camino libre a Fidel).
Pues eso, ya saben que las palabras de este blog se las lleva la arena, y todo arreglado. Otras cosas, se arreglan con una Misa. El incienso camufla los olores del mar y del tiempo, y los rezos, consiguen acallar el ruido del mar enfurecido y el clamor de la gente a uno y otro lado de la ¿libertad?
Me hubiera encantado estar ayer en La Habana. Bueno, ayer o cualquier otro día. Siempre.

viernes, 25 de junio de 2010

A MACONDO

A Macondo. Una de las docenas de veces que desde que empezó el calor me han preguntado "¿dónde vas a ir de vacaciones?, me salió solo el sitio. A Macondo. Vaya usted a saber porqué me vino el dichoso pueblo a la cabeza. Hace por lo menos un par de años que no releo Cien Años de Soledad, y eso que durante un tiempo lo leía siempre una vez al año; tampoco he hojeado (con h o sin ella), El Coronel no tiene quien le escriba, mi libro favorito de García Márquez, y desde Navidad, que regalé por enésima vez El Amor en los Tiempos del Cólera (siempre a personas distintas, por supuesto), no he tenido más contacto con el autor ni con su género mágico.
Y sin embargo dije "A Macondo". Quizá algún entendido en los entresijos de la mente lo pueda calificar como deseo de escapar de la realidad, de viajar a lo imposible y lo imaginario, de poner tierra de por medio, y no sólo tierra física.
Y tal vez no anduviera muy descaminado. La verdad es que, hoy por hoy, no se me ocurre mejor sitio para ir de vacaciones. Macondo, con su tiempo eterno, sus repentinas y prolongadas lluvias, sus diluvios, sus epidemias de insomnio, sus extreños nacimientos de niños con cola de cerdo, sus personajes solos, sus sagas interminables... Su magia.
Seguro que queda algún Buendía tarado y extraño, fruto de los incestos y el tiempo cíclico, y tal vez tenga también cola de cerdo. En cualquier caso, sería todo distinto de lo que se cuece por estos lares, tan reales, tan ciertos, tan previsibles que agobian, porque dejan poco lugar a la imaginación.
Creo que hace cuatro o cinco años se organizó un referéndum en Aracataca, el pueblo natal de García Márquez, para cambiar su nombre por Macondo, el pueblo imaginario. Y salió que no, o no fue la suficiente gente a votar como para darlo por válido. El caso es que nada cambió, que Aracataca sigue siendo un lugar sumido en la ruina y Macondo, con sus paredes de cristal, sigue vagando por nuestra memoria.
Y yo quiero ir a Macondo, al de los libros, a ese pueblo al que llegó el tren y el telégrafo, a ese pueblo que cruzaba todos los lunes el coronel para preguntar si había llegado la carta que nunca se escribió.
Aunque no exista, quiero ir. No sé. Tal vez lo que quiera el inconsciente que habita en los sillones de los psiquiatras y los despachos de los psicólogos sea otra cosa.
Tal vez quiera ser como Remedios La Bella, que un buen día salió volando entre una nube de mariposas y nunca más volvió...

miércoles, 9 de junio de 2010

PALABRAS

Siempre he defendido que una palabra a tiempo dice mucho y vale más que mil imágenes. Ya sé que no es esto lo que se lleva en la era digital, la de la imagen, tele, videojuegos y demás. Pero es que soy así de antigua. O tal vez es porque me gano la vida con esto, o porque asocio mis buenos y malos momentos a eso, a una frase, a una palabra.


Es curioso, pero es así. Seguro que si me psicoanalizaran dirían que no tengo demasiada memoria visual, y que el vincularlo todo a las palabras será producto de cualquier trauma infantil, de una bronca de mi madre o de lo que escuche-y dije-a cualquier novio de juventud.


En fin, que me gusta más analizar lo que oigo y lo que leo que cualquiera de esas fotos "que hablan por si solas", como se suele decir.


En estos días de declaraciones y contradeclaraciones, de ataques feroces de unos y otros, de furor pre-electoral y de calentones, las palabras son protagonistas absolutas. No hay que mirar las caras; nos las sabemos todas. Ni los labios pronunciando crisis, recortes, fin de una era, adiós al estado del bienestar, ajustes, paro, y hasta zorra o incitadora a la sodomía, refiriéndose a una consejera autonómica.


Hay que escuchar y leer, porque este auténtico torrente de palabras nos desborda, y vale más que mil imágenes, pone a cada uno en su sitio y a nosotros, en el de todos.


Me viene a la memoria un cuento corto de Isabel Allende en el que la protagonista, Belisa Crepusculario, tenía por oficio vender palabras, desde que descubriera que no tenían dueño, y cualquiera las podía utilizar a su antojo, y hasta sacar provecho de ellas. Y así se ganaba la vida, de pueblo en pueblo, con su tenderete de palabras.


Hasta que llegó un militar aspirante a político y le pidió las palabras precisas para ser presidente. No fue fácil encontrarlas, porque tuvo que descartar los términos "ras" y "a secas", las demasiado floridas, las desteñidas por el abuso, las que ofrecían promesas improbables, las carentes de verdad y las confusas, para quedarse sólo con aquellas capaces de tocar con certeza el pensamiento y la intuición de los hombres y mujeres.
Encontró esas palabras, las vendió y consiguió que el guerrero zafio y tosco tocara el corazón de sus paisanos.
No es tan difícil. Sólo hay que pensar que las palabras hieren como daros, y que estamos recibiendo demasiados flechazos. No vale todo; puede que yo escriba en la arena, para que mis palabras se las lleve el viento. Pero yo no soy nadie, lo que diga o escriba no importa demasiado. las palabras que vendo, como estoy haciendo ahora, se las tragará el desierto sin dar tiempo a que se asienten en las conciencias o los pensamientos.
Pero hay otras que permanecen, que se clavan en el corazón, y que no se pueden vender al mejor postor. Esas, hay que dosificarlas.

domingo, 6 de junio de 2010

LA ROJA

¡Ay Dios!, que empieza el Mundial y yo con estos pelos. Me ha pillado el toro, y no será porque no me han avisado. Todos con la Roja; a por ellos; podemos; España conquista Africa, el orgullo de Mandela, el rinoceronte del anuncio...

Sí, claro he recibido todos estos mensajes, como el resto del mundo, pero, la verdad, no les he hecho mucho caso. Como si fuera algo que indefectiblemente tenía que llegar, pero más tarde. Después.

Y resulta que ya está aquí, a la vuelta de la esquina. Empieza el Mundial y voy a pagar cara mi falta de previsión, de entrenamiento, mi desidia y mi mirar para otro lado.

No me queda tiempo para documentarme ¿Como puedo en cuatro días saber al menos lo imprescindible? Ya sé que no tengo perdón. No sé cómo andamos de lesionados, ni si Casillas será titular o el juego de Xavi será la clave.

No tengo ni idea de cómo van a influir la altitud o el cambio de clima en el rendimiento de la Roja (al menos sé que allí es invierno). Dios mío, me acuerdo delo mal que me sentarón a mi las alturas en Perú y rezo porque no les pase lo mismo a nuestros jabatos. Yo no tenía una misión trascendental que cumplir, y podía permitirme el lujo de vomitar, tener dolores de cabeza y calambres en las piernas, pero ellos...

Ellos no. Son La Roja, y no hay más que hablar. Todos tenemos que estar a su altura, y espero que esta semana no me molesten mucho con las cosas de la huelga, el IBEX, el recorte o el paro. Tengo que ponerme al día. Acabo de caer en que no sé nada de las selecciones rivales ¿Habrá química entre Maradona y Messi? ¿Qué pasará si Ronaldo juega con sus país mejor que lo hace en el nuestro?.

En fin, no sé que hago perdiendo el tiempo, cuando a un simple clic (abra la página que abra), tengo la oportunidad de ser una persona bien informada, de cumplir con mi deber y saberlo todo del Mundial y, sobre todo, de poder relacionarme con mis amigos, compañeros, vecinos o desconocidos a lo largo del próximo mes.

Dadme sólo cuatro días y me pondré a la altura de cualquier español que se preecie. Podré hablar del Mundial y emocionarme con la Roja. Como debe ser.

lunes, 31 de mayo de 2010

La Armada Invencible

La Flotilla de la Libertad se creía la Armada Invencible. Y no sin fundamento. Iba armada con "Cultura, Paz y Solidaridad", nombre de la ONG española que colaboraba. Las mejores armas; eso pensaban y se creían invencibles.
Lo demás, ya lo sabéis. Asalto, muertes,llamada a consultas de embajadores, condena internacional y bla, bla, bla. Cenizas y humo que quizá tarde un poco más en disiparse, pero que se disipará, como siempre.
La Flotilla de la Libertad estaba en aguas internacionales (¡Menudo obstáculo para sus verdugos!), y sus cañones tenían una munición muy particular, medicinas, comida...Más fácil se lo hemos puesto, y más nos indigna a la gente de bien, entre la que no se cuentan los altos organismos internacionales.
Mucha condena a Somalia y sus piratas-negros y pobres-, pero habrá que esperar antes de valorar el asalto a la Flota por parte de los israelíes que, nunca mejor dicho tienen patente de corso para todo.
Está bien que nos miremos al ombligo, crisis, caída de la Bolsa, mercados inestables o ataques al euro. Es lo que nos preocupa pero, con asaltos a la libertad como el que hoy nos ocupa, dejan de tener sentido muchas cosas.
Hablamos de vida, de justicia, de libertad, de solidaridad, de todos los grandes valores que debían mover al mundo y que ya no mueven ni las conciencias.
Dentro de unos días conoceremos una nueva resolución de Naciones Unidas que será, como siempre, obviada por Israel. Y seguiremos viendo miles de palestinos sin hogar, imágenes de ruina y entierros emotivos.
No serán noticia los muertos de esa flota que puso flores en los cañones y que fue derrotada antes de poder sembrarlas. Si acaso, unos pocos días, hasta que la ONU dicte otra inútil resolución.
Luego quedarán, como la Armada Invencible, en el fondo del mar. En la arena.

viernes, 28 de mayo de 2010

VERSO Y PROSA

Durante mucho tiempo (qué tiempos), siempre que intentaba escribir lo que me pasaba por la cabeza, sólo me salían frases cortitas, lineas menguadas y musicales, como con ritmo, por muy triste que fuera lo que quería contar. y me desesperaba. Yo entonces, con muy pocos años y muchas ínfulas de escritora, quería hacer redacciones, de esas que premiaban en el Colegio y en los concursos de Cocacola.
Pero nada. Las líneas no llegaban nunca de margen a margen; se quedaban en la mitad y continuaban más abajo... Con música. Desesperante. Tenía diez o doce años y ya había devorado, casi en orden alfabético, como el Autodidacto de Sartre, todo Julio Verne, Mark Twain, los Cinco y los Siete Secretos y me andaba por Ivanhoe.
Pero nunca había leído poesía. Fue mi padre, muy experto en el arte de rimar, quien me explicó el porque de las líneas menguadas y de la extraña música del final de cada frase, que resultó llamarse rima (más o menos libre, eso si, porque no era cuestión de ponerse a medir).
Y descubrí el placer de leer poesía, y de escribirla, de dejar que los pensamientos, casi siempre tristes, eso sí, encontraran su camino hacia el papel como les diera la gana. Y estaban encaprichados en hacerlo en verso.
Ya más tranquila, sabiendo que no era un bicho raro que se expresaba como en las comedias del Siglo de Oro, encontré la senda hacia la perfecta convivencia entre el verso y la prosa. Para leer y para escribir. De hecho, creo que antes de los quince años había ganado varios concursos modestos, locales, de colegio, de instituto, casi al cincuenta por ciento con poesía y relatos.
Y así sigo, escribiendo, no ganando premios, después de muchos años, porque lo anteriormente expuesto corresponde casi a la Prehistoria.
Viene esto a cuento de lo escuchado hace pocas fechas en una de las muchas tertulias que pululan por ahí, y en la que se hablaba de la dificultad de hacer poesía frente a la "facilidad" de juntar letras para escribir en prosa.
¡Que me lo hubieran dicho a mí cuando pensaba que era marciana porque todas las líneas me salían cortas! Y eso que después, en esa etapa de repelentes que tenemos casi todos (yo por lo menos), me dio por rimar como Dios quiere y manda, y no paré hasta crear unos aceptables sonetos, según mi padre, y otras piezas ortodoxamente medidas, según las reglas de la poesía.
En fin, parezco el abuelo Cebolleta contando batallitas, y empiezo a preocuparme por esta vena exhibicionista que me ha nacido como un sarpullido (rima).
Menos mal que el viento y la arena se tragan por igual vocales y consonantes, poemas y redacciones, verso y prosa... Y estas palabras desaparecerán para siempre.

jueves, 27 de mayo de 2010

LA LECHE

Esto no va de calificativos a la situación que vivimos, ni de improperios ni de exclamación. Va simplemente de eso, de leche. En las noticias diarias, y entre crisis, créditos, rebajas salariales, congelaciones, tropezones, errores y erratas, la leche se ha hecho un hueco muy digno, tal vez por lo que tiene de blanca, fresca, vital y eterna.

Se ha colocado el primer expendedor de leche fresca en Talavera; se va a celebrar el día de la leche, con reparto incluído. Son dos titulares de esta última semana... Y son la leche.

La crisis, las cuotas y los precios, entre otros factores, han propiciado soluciones imaginativas, como la máquina expendedora, y han movido a los ganaderos a concienciar a la población (no derramándola, como otras veces, sino regalando un vasito de leche a todos los que se acerquen. No es por nada, pero también es un signo de los tiempos).

Yo no llegué a esa leche en polvo repugnante y amarillenta que repartían en las escuelas, según me han contado mis hermanos mayores. Fui directamente al "triángulo", un precursor del tetrabrick al que se le cortaba un piquito para sorber algo que no era, ni por asomo, lo que hoy mezclo con el café. Y luego al botellín, en fila india y a la hora del recreo. Decían que la mandaban los americanos. No sé. A mi me sabía fatal. Claro, que en mi casa, afortunadamente, había leche de verdad, de esa que se hervía tres veces hasta hacer una nata espesa que luego se comía con azucar y canela.

Esa que ahora se regala, o se vende como elemento exótico en un expendedor callejero.

Los años, los malos tiempos o qué se yo te hacen revivir con asombrosa lucidez cosas que han pasado décadas en el baúl de los recuerdos y que, en teoría, no deberían salir nunca.

Pero ya ven, la leche es noticia, mala noticia, y aunque aquí se refleje escrita en la arena, no parece ser algo que se lleve el viento para siempre. Qué mas quisieran los productores.

Una vez, con la inconsciencia de los pocos años-menos de 18-, se me ocurrió en Carnavales pintarme de blanco, empolvarme el pelo y vestir de los pies a la cabeza del mismo color inmaculado, con un cartel en el pecho que rezaba "Soy la leche". Ahí dejo la idea. Ha pasado muchíisimi tiempo y no es marca registrada.

En fin, he pretendido que estas letras sean diferentes, que aunque, escritas en la arena, permanezcan lo suficiente para servir de apoyo y aliento a los que ven como se resbala entre sus dedos el objeto de tantos desvelos, el pasado y el futuro de muchas generaciones de gentes de la comarca de Talavera.

He leído por alguna parte que la leche de camella-que he tomado y no aconsejo-es muchas veces lo que separa la vida de la muerte en el desierto. Tal vez estemos a tiempo de resucitar al sector exhausto y deshidratado.

martes, 25 de mayo de 2010

ESPEJISMOS

Siempre me han fascinado los desiertos; la inmensidad, la luz, tan especial y, sobre todo, el sentimiento de provisionalidad, de que nada permanece, que la arena no es la misma, que se mueve, como las olas, cambiando cada grano a cada momento.
      Escribir en la arena es ver cómo tus palabras se las lleva el viento, como tus pensamientos más sesudos desaparecen al momento de plasmarlos, cómo tu vida se disuelve en la superficie o se hunde en las profundidades. Cambia, desaparece, como un espejismo.
      Los tiempos que vivimos parecen escritos en la arena; inquietos, cambiantes, nada está en su sitio, ni el día a día, ni el horizonte.
No hay momento de sosiego para observar el mar de arena tan relajante; el ir y venir de los granos, del polvo, no produce calma sino desasosiego, y a lo lejos, la luz es como un espejismo. Brilla sin entusiasmo, sin invitarte a mirarla, a seguir mirando al futuro.
      En fin, mi primera entrada no ha sido muy optimista. Menos mal que estas palabras están escritas en la arena...