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domingo, 12 de septiembre de 2010

SEPULCROS BLANQUEADOS

Dice la Biblia que Jesús llamó "sepulcros blanqueados" a los escribas y fariseos, esos hombres malísimos que aparecen continuamente en el libro sagrado. Es un símil perfecto y muy gráfico para calificar a los falsos, a los hipócritas, a los que se ocultan tras una apariencia beatífica y tienen el interior más negro que los pies de Cristo.
¿Cómo tendría que llamar a las docenas de sacerdotes, obispos y demás que han abusado de cientos de niños mientras predicaban las maldades del sexo? Sepulcros blanqueados. Limpios y pulcros por fuera, y repletos de gusanos e inmundicia por dentro. La definición se queda corta, cortísima. He vuelto a leer, hoy mismo, en un diario nacional, un amplio reportaje sobre los abusos en la Casa Pía de Portugal. Pero ayer fue sobre suicidios de niños en Bélgica, agobiados por el peso de una culpa que no es suya, y anteayer el escenario era Irlanda. Y estados Unidos, con las violaciones a más de doscientos niños sordos, y en Chile, y en España. Y en muchos otros sitios de los que nunca nos enteraremos, porque gracias a la Santa Madre Iglesia sabemos que el sexo es sucio, pecaminoso, que no debemos hablar de ello, que decir preservativo es ofender a Dios, que los homosexuales son enfermos o viciosos tarados, que la mujer incita al pecado, que...
Eso lo he sabido siempre, porque soy de colegio de monjas. Todos lo hemos sabido, porque es este país nuestro, reserva espiritual de Europa,en la que los gobernantes iban bajo palio, nadie mandaba más que el cura desde su púlpito, predicando abstinencia y castidad.
Y actuando como auténticos sepulcros blanqueados. Me rebela pensar, sólo pensar, lo que hacían tras los sermones.
Sé que no hay que generalizar, que en todos los cestos hay manzanas podridas que hay que retirar.
Y que a veces, hay que tirarlas todas, incluido el cesto.

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