Pensamientos, ideas, palabras que engulle la arena en el mismo instante en que se han escrito

jueves, 23 de junio de 2011

SOLSTICIO Y CORPUS

Creo que es la primera vez que lo hago, y posiblemente sea la última. Sin que se entere nadie os confieso que he visto la procesión del Corpus de Toledo en la tele. De principio a fin, desde que la custodia ha salido hasta que se ha encerrado, con sermón del arzobispo incluido. Lo he visto todo, la capa pluvial bordada con hilos preciosos, el oro de la joya de Arce, los tapices del siglo XVI, las señoras con mantilla (Cospedal incluida), los militares armados custodiando la Custodia, valga la redundancia, el sol inclemente sobre la capital, docenas de curas ataviados con sus mejores galas, y de monjas con sus galas de siempre, que para eso son mujeres y la Iglesia lo tiene muy claro.
He visto a la gente arrodillándose enfervorecida. Dicho sea de paso, yo me caí hace unos días y tengo una rodilla negra, es decir, que tengo excusa, aunque a mí la música religiosa, como la militar a Brassens, nunca me supo levantar.
En fin, que no me he perdido detalle de este jueves reluciente , ostentoso, exagerado y artificial. Y digo todo esto, porque hoy, precisamente hoy, se celebra el solsticio de verano (me resisto a decir de San Juan), una fiesta pagana, ligada a las raíces, a la gente del pueblo, a la tierra, al saludo al sol y sus misterios, y a la luna con los suyos. Fiesta de hogueras, de agua, de fuego, de brujas, de hechizos... De pueblo llano en cualquier parte del planeta. He visto la fiesta en otros países, el Inti Raymi en Perú, el saludo al sol. Y en todas partes es igual, gente y tierra, sin santos ni religiones por medio. O con la más antigua de todas, con la comunión del hombre y la tierra, de lo real y lo misterioso.
Nada que ver con los fastos eclesiásticos del Corpus, por mucho que el discurso de Don Braulio haya hablado de la pobreza y la solidaridad¿¿¿¿¿¿??????. No digo más, que me pierdo.
Respeto las tradiciones, por supuesto. Son historia y son cultura. Y también pueden ser menos chirriantes en los tiempos que corren. Seguro que este jueves hubiera brillado igual sin tanto oro. Y el sol hubiera salido igual, y la luna alumbraría de cualquier forma la noche mágica de tránsito.
Y hubiéramos ahorrado, ahora que tanto se habla de ello. La Iglesia se pinta sola para apropiarse de las tradiciones, léase Mondas, Cruces de Mayo, solsticios, romerías populares etc, etc, etc. Así ha sido a través de los siglos, introduciendo de cuando en cuando notas de actualidad. A bote pronto me acuerdo de Don Marcelo, que Dios tenga donde merezca, que tuvo la lúcida idea de prohibir desfilar en el Corpus al ministro de Justicia el año en que se aprobó la Ley del Divorcio.
Esto es un lapsus. Me quedo en la arena por donde, de cuando en cuando, desfila un camello con su andar cansino y una pobre manta en en lomo.

lunes, 20 de junio de 2011

MALDITA PRIMAVERA

No ha pasado ligera la maldita primavera, como dice una canción de verano. Para nada. Ha sido insoportablemente lenta, furiosa, inclemente, extraña en todo, cruel y larga, llena de fenómenos adversos, de situaciones insólitas, de terremotos, inundaciones, de cambios dudosos, de...
Le va a costar al verano con las hogueras de San Juan, las fiestas del solsticio, la promesa de playa y las verbenas de pueblo, borrar esta aciaga primavera que ha barrido con tantas cosas. Y a otros, a los que tenemos buena memoria, también nos va a costar olvidarla.
De un plumazo se han caído todos los tópicos primaverales, el buen tiempo, los días largos, las flores, el olor a tierra mojada, las terrazas y los largos paseos al atardecer. Sólo quedan imágenes de terror en Lorca, de plazas abarrotadas, de indignados buscando caminos abiertos y de banqueros cerrándolos, de Europa errante y errática, de políticos desconcertados, de incógnitas y de futuro imperfecto. Hasta de luna eclipsada.
Y eso no lo cambia un verano, ni aunque apelemos a las brujas de la Noche de San Juan y saltemos siete veces la hoguera.
Se va la primavera en cuestión de unas horas, y no seré yo quien maldiga al verano. Por si acaso.
La arena, que amenaza con engullirme totalmente, me ha permitido sacar la mano para escribir, y se lo agradezco. Llega el verano, la perpetua estación del desierto que habito, y tal vez entonces pueda borrar la primavera.

martes, 7 de junio de 2011

VENDER PALABRAS

Siempre he defendido que una palabra a tiempo vale más que mil imágenes. Ya sé que no es esto lo que se lleva en la era digital, la de los ipod, ipad, tele, videojuegos y demás. Pero es que soy así de antigua. O tal vez es porque siempre me he ganado la vida con esto, o porque asocio mis buenos y malos momentos a eso, a una frase, a una palabra.
Es curioso, pero es así. Seguro que si me psicoanalizaran dirían que no tengo demasiada memoria visual, y que el vincularlo todo a las palabras será producto de cualquier trauma infantil, de una bronca de mi madre o de lo que escuché-y dije-a cualquier novio de juventud. En fin, que me gusta más analizar lo que oigo y lo que leo que cualquiera de esas fotos "que hablan por si solas", como se suele decir.
En estos días de declaraciones y contradeclaraciones, de ataques feroces de unos y otros, de furor post-electoral y de calentones, las palabras son protagonistas absolutas. No hay que mirar las caras; nos las sabemos todas. Ni los labios pronunciando crisis, recortes, fin de una era, adiós al estado del bienestar, ajustes, paro, y otras lindezas que no escribo por pudor.
Hay que escuchar y leer, porque este auténtico torrente de palabras nos desborda, y vale más que mil imágenes, pone a cada uno en su sitio y a nosotros, en el de todos.
Me viene a la memoria un cuento corto de Isabel Allende en el que la protagonista, Belisa Crepusculario, tenía por oficio vender palabras, desde que descubriera que no tenían dueño, y cualquiera las podía utilizar a su antojo, y hasta sacar provecho de ellas. Y así se ganaba la vida, de pueblo en pueblo, con su tenderete de palabras.
Hasta que llegó un militar aspirante a político y le pidió las palabras precisas para ser presidente. No fue fácil encontrarlas, porque tuvo que descartar los términos "ras" y "a secas", las demasiado floridas, las desteñidas por el abuso, las que ofrecían promesas improbables, las carentes de verdad y las confusas, para quedarse sólo con aquellas capaces de tocar con certeza el pensamiento y la intuición de los hombres y mujeres.
Encontró esas palabras, las vendió y consiguió que el guerrero zafio y tosco tocara el corazón de sus paisanos.
No es tan difícil. Sólo hay que pensar que las palabras hieren como dardos, y que estamos recibiendo demasiados flechazos. No vale todo; puede que yo escriba en la arena, para que mis palabras se las lleve el viento. Pero yo no soy nadie, lo que diga o escriba no importa demasiado. Las palabras que vendo, como estoy haciendo ahora, se las tragará el desierto sin dar tiempo a que se asienten en las conciencias o los pensamientos.
Pero hay otras que permanecen, que se clavan en el corazón, y que no se pueden vender al mejor postor. Esas, hay que dosificarlas

domingo, 5 de junio de 2011

MUTANTES

Nunca me han gustado las películas de ciencia- ficción. Ni antes ni ahora. En su momento vi los catecismos, porque era obligado. 2001 Odisea del Espacio y la Guerra de las Galaxias. Ah, y Alien. Y se acabó. Ni marcianos, ni extraterrestres, ni bichos mutantes, que de esas cosas hay todos los días por la calle y no hay que buscarlas en las pantallas.
Hoy, no sé porqué, me han venido a la cabeza los extraños seres de estas películas galácticas. Tal vez sea porque llevo un par de días escuchando lo de la bacteria alemana, la e-colli que ha mutado y se ha vuelto asesina (asesinando nuestras exportaciones agrícolas, entre otras cosas). O tal vez porque he visto muchas cosas, y personas, "mutar" en muy pocos días. O porque pienso en mutaciones futuras.
Lo cierto es que la palabreja que martillea en la cabeza, como esos días en que te levantas tarareando una musiquilla que ya no te abandona hasta la hora de acostarte, y la cantas en la ducha, en el coche, mientras cocinas o cuando friegas los cacharros, como si fuera un alien que se ha apoderado de tu voluntad.
Claro, que no sé de qué me quejo,yo, que escribo en la arena por vocación y habito en el desierto, porque nada hay más mutante que su paisaje. Tal vez sea todo mentira, tal vez me esté engañando, o esté mutando, y tenga que empezar a grabar en piedra mis reflexiones. Para que permanezcan.
En fin, no sé. Seguiré atenta a las mutaciones, seguiré como Diógenes con el candil buscando no sé qué. Aunque si busco la verdad, la que no cambia, tendré que hacer horas extras con la lámpara, y al precio que está el petroleo...