Pensamientos, ideas, palabras que engulle la arena en el mismo instante en que se han escrito

lunes, 2 de agosto de 2010

DE OPOSICIONES Y SISTEMA EDUCATIVO

Jugar a dioses


Cada año, cuando hay oposiciones a los diferentes cuerpos de enseñanza, observamos algunas cosas sorprendentes y comentamos en diversos círculos acerca de lo injusto del sistema, pero luego nos olvidamos del tema y se deja pasar el tiempo sin hacer nada.
Este año sí voy a hacer algo, y, para ello, después de echar un vistazo a los resultados publicados en Andalucía, quiero llamar la atención sobre algunos datos concretos, aunque la lista sería interminable.
En las recientes oposiciones al cuerpo de profesores de Música, algunos
tribunales han debido sentirse muy bien con el juego de poder que tenían en sus manos, aunque ello nos provoque más de un escalofrío a quienes creemos en las personas, en la calidad humana y en los sistemas de enseñanza.
Concretamente en el tribunal de Fagot, en Málaga, las calificaciones otorgadas en el ejercicio A, el del tema escrito, dan mucho que pensar:
Sólo 4 de las 28 personas que lo han hecho han merecido una nota superior al 3,pero es que ¡hay más de 20 con una calificación inferior al 1!, y ¡sólo 2 personas aprobadas, con 5 y 5’5 respectivamente!. Es decir, que más del 93% de los titulados superiores en música son muy deficientes en cuanto a conocimientos, expresión, ortografía…
Estos datos pueden compararse con otros similares en trompa, flauta…., y es
posible que también en las oposiciones al resto de los Cuerpos de Enseñanzas Medias, aunque en algunos es mucho más llamativo que en otros. ¿Y queremos implantar sistemas educativos de calidad? Si estos tribunales han actuado con justicia, más nos valdría importar docentes para las próximas generaciones, pues observo que los aprobados son en su mayoría sólo eso, aprobados (no hay notables ni sobresalientes), y, en algunos casos, con un cero redondo o un cero y pico en alguno de los ejercicios (¡!).
¿Qué estamos haciendo en los Institutos con la enseñanza de la Secundaria y del Bachillerato?, ¿Y en los Conservatorios Profesionales y en los Superiores?. ¿Estamos regalando títulos? ¿Estamos facturando personas analfabetas para que accedan al mercado laboral y profesional?. ¿Estamos regalando Sobresalientes en las Pruebas de acceso a la Universidad y a los Conservatorios Superiores?
No, de ningún modo. Lo que ocurre es que las personas que han pasado muchos años formándose y estudiando duro para prepararse para trabajar han tenido la mala fortuna de enfrentarse a tribunales formados por personas sin sensibilidad, que deben pensar que con ellos se rompió el molde y ya nada ni nadie es válido.
Porque obtener una calificación de un cero y pico en un tema sobre Clasicismo y Romanticismo es humillante, pero no humilla a quien recibe esa nota, sino a quien la pone. Cualquier estudiante de ESO sabe escribir unas líneas sobre ello, y si es de Bachillerato, escribirá más de unas líneas. Si, además, ha estudiado Historia de la Música en el Conservatorio durante el Grado Medio (Profesional, ahora, que por lo visto es importantísimo lo de la terminología) y durante el Grado Superior, entonces el conocimiento da para unos folios. Y si, además, ha estado elaborando y preparando los temas para una Oposición, pues qué decir… Que, con toda seguridad, da sopas con
honda al miembro (o miembra) del Tribunal que más se precie.
Si pensamos en temas como Física de los tubos sonoros, de Acústica, y sabemos que hay personas que han completado estudios de otras carreras como Ingenierías o Ciencias Físicas, o pensamos en los temas de Didáctica y en personas con una segunda titulación en Pedagogía, Magisterio… y vemos las calificaciones obtenidas, pues ¿qué decir?. Más de lo mismo.
Da que pensar también el hecho de que, en algunos tribunales, sorprendentemente sólo hay tantos aprobados como plazas, es decir, que ¿sin hacer cálculos previos se obtienen calificaciones de cuatro coma noventa y tantos o cuatro coma ochenta y tantos, justo para que aprueben el número adecuado? Competencia matemática se llama eso.
Mención aparte merece el tema de la parte práctica (B1, B2, B3). Que haya tantos titulados superiores con calificaciones tan bajas en el ejercicio de tocar huele nuevamente a opinión de dioses. Que sólo los de informe puedan acceder a una buena calificación en la Unidad Didáctica. Que las Programaciones que se elaboran y defienden merezcan esas calificaciones…Que, si alguien ha conseguido aprobar uno de los ejercicios tenga una bajísima nota en otro (para compensar, supongo). Nuevamente hablamos de competencia matemática.
Si a todo esto unimos el hecho de que hay personas suficientemente vocingleras que pertenecen a un tribunal como para que algo de lo ocurrido dentro trascienda, pues la desesperación va en aumento. Prefiero no citar los comentarios oídos al respecto porque hieren y degradan a quienes los hicieron y a los que compartían mesa de tribunal.
No sé si se trata de jugar a dioses o de personas que se dejan guiar, o si,
simplemente, es mezquindad. Lo que sí sé como profesora de instituto con más de 30 años de experiencia, es que conozco personalmente a muchos de los que se han examinado, y resulta injusto que alguien que se prepara una oposición para ganar una plaza se encuentre con que no sólo no la tiene, sino que se le insulta con unas notas que no se ajustan a sus capacidades. ¿Tan difícil es corregir con justicia, poner las notas que cada cual se merece y que gane el mejor?.
De todos modos, ya se encargarán luego las diferentes comisiones de baremación de aplicar de forma arbitraria los criterios de valoración de méritos (un premio compartido o una publicación compartida que sólo se reconoce a una persona, un mismo curso que vale para unos y no para otros, una segunda titulación superior que no se reconoce…)
En todos los niveles del sistema educativo, hay posibilidad de conocer los
criterios de evaluación y reclamar cuando no se está de acuerdo. En las Pruebas de Acceso a los Estudios de Grado (PAEG, antes PAU, y antes Selectividad), el alumnado y sus familias tienen la posibilidad de solicitar una segunda corrección y una revisión de las calificaciones. Pues bien, en unas Oposiciones, la única vía es ir contra la Resolución por la que se declaran aptos quienes aprueban. Es decir, que se maten unos a otros, que los opositores ejerzan de eso, de opositores. Y no se trata de eso, pues quienes han aprobado y obtenido plaza no son los culpables: Se trata de protestar
porque no se califica con justicia, porque, cada vez que hay oposiciones, empieza nuevamente la duda de cómo enfocar los temas, la programación, las unidades didácticas…
Porque se está a expensas de unos criterios cambiantes, de unos intereses
particulares y grupales cambiantes (¿para qué sirven los sindicatos, aparte de para tener liberados?), y lo que sirve un año es malo al siguiente, y viceversa.
Cada año veo cómo los compañeros interinos encaran con angustia las próximas oposiciones y se plantean cambiar de sitio donde opositar, y veo cómo los que van terminando sus carreras intentan acceder a la enseñanza y se resignan a quedar en un puesto razonable para poder coger alguna sustitución o interinidad. Y hay que decirles que luego se tendrán que enfrentar no sólo a otros opositores igual o mejor preparados que ellos, sino a un sistema complejo de intereses y a Tribunales que juegan a ser dioses
.