Pensamientos, ideas, palabras que engulle la arena en el mismo instante en que se han escrito

viernes, 9 de julio de 2010

No acepto pulpo como animal de compañía

Como gracia, es divertida. Como chiste, pues también. Pero ya está. De ahí a escuchar hablar a todo un país del dichoso pulpo, va un tramo demasiado largo. En pocas horas el animalito de marras ha abierto las declaraciones de presidentes, ministros, alcaldes... Ha sido portada de telediarios, objeto de emisiones en directo en radio y televisión, protagonista absoluto de páginas y más páginas de los periódicos...
En fin, si yo fuera jugador de la selección le retorcía el pescuezo (o le hacía un nudo en los tentáculos, porque de lo otro no sé si tiene), al dichoso Paul. Ahora va a resultar que no valen de nada sus sudores, sus carreras detrás del ese balón de nombre imposible, sus nervios, sus concentraciones. Sólo vale lo que diga el pulpo.
Y aquí tenemos un país exultante porque el pulpo ha elegido nuestro mejillón. Sería gracioso si no fuera patético. Pensemos todos un poco. A ver cómo explicamos, por ejemplo a un extraterrestre, que la alegría que nos invade es porque un pulpo se ha comido una ostra, almeja, mejillón o lo que sea. Dirían, como Asterix y Obélix, eso de "están locos estos romanos". Y se volverían a su planeta porque pensarían que habían retrocedido en el tiempo varios millones de años, que habían llegado a un lugar de la galaxia donde sus seres vivos (nosotros), estaban a años luz de la evolución.
Pues eso, que muy gracioso Paul, pero que no acepto pulpo como animal de compañía.
Por cierto ¿los pulpos no se entierran en la arena? Pues podría desaparecer en la que da nombre a este blog...

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