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miércoles, 27 de junio de 2018

¡QUE LA VUELVAN A RAPTAR! (Cuándo Zeus se llevó a Europa)

Puede que, hoy por hoy, sea el sitio menos malo para estar. Lo cual no significa que sea bueno. No es la Europa que debería ser,  no se acerca para nada a ese modelo de unidad que soñaban los defensores de un Viejo Continente fuerte, defensor de los valores democráticos, ejemplo para el mundo.
        Pues eso. Ni de lejos. Recordando el clásico mito griego, da ganas de que la vuelvan a raptar. Para ver si la devuelven en mejores condiciones, claro. El caprichoso y enamoradizo Zeus, transformado en un toro blanco, sedujo a la bella joven Europa, llevándola lejos de su gente y de su tierra. Así, sin más, que para eso era Dios. Y es que el universo mitológico griego estaba repleto de dioses que, lejos de ser justos, adolecían de las mismas debilidades que el hombre, aunque estaban dotados de poderes extraordinarios. Caprichosos y egoístas, no dudaban en emplear la fuerza y el engaño, cómodamente instalados en el Olimpo y sin preocuparse lo más mínimo por lo que pasaba abajo, entre los hombres.
        De todos es sabido que los dioses, los de antes y los de ahora, son caprichosos. No entendemos nada los simples mortales de los designios divinos, y así ha sido desde que el mundo es mundo, y aún antes. No hace falta tener una imaginación desbordada para hacer un paralelismo lógico entre la actitud de los antiguos dioses y el Gobierno de la Europa que padecemos. Cualquiera podría imaginar en las reuniones del  Consejo Europeo a nuestros jefes de gobierno en el Olimpo de Bruselas, tomando néctar y ambrosía y discutiendo ajenos a la realidad, ajenos a los comunes mortales a los que han enviado al inframundo de la penuria y la miseria con unas políticas de ajustes que han demostrado que solo sirven para seguir hundiéndonos en el pozo, para alejarnos del cielo.
        O a los que se ahogan en el Mediterráneo mientras se ponen de acuerdo en cupos y políticas migratorias o nos echan en brazos del populismo más obsceno., como si no recordaran lo sucedido no hace tanto.
        No queremos una Europa de los mercaderes, esa que sólo se pone de acuerdo en cuestiones monetarias, de recortes, de políticas de ajustes, de objetivos de déficits y demás zarandajas que sólo nos hacen la vida más difícil. Hay que dar una vuelta completa y volver a los inicios, a la idea de una unión de países solidarios, igualitarios, justos, humanitarios y compasivos. A la vieja idea de la democracia que nació justamente aquí, a las orillas del Mediterráneo, y que parece haber sido engullida por el mar que le dio la vida.
        Puede que aún no sea tarde, que no haga falta que la vuelvan a raptar. Que estemos a tiempo de rebelarnos contra los dioses caprichosos que no miran por los humanos.
        Aunque la mitología nos cuenta que Europa, sumisa y débil, fue abandonada por Zeus en Creta después de darle tres hijos y lo mejor de su vida…

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