Harta ya de estar harta
de neolenguajes, estupideces y palabros, hoy he decidido ser infiel a mis
amados Buendías y me cambio de héroe. Me agarro, como el comisario Jaritos de Petros
Markaris, al diccionario para no olvidar el sgnificado de las palabras. No cojo
el Dimitrakos, que no controlo el griego, sino el de la Real Academia Española,
que dice bien clarito lo que son majaderías:
“Dicho o hecho necio, porfiado o
imprudente”. Pues eso, que no
aguanto más majaderías.
Que me crispa que la subida del IRPF sea un “gravamen
complementario”, que la bajada de sueldos sea una devaluación competitiva de
los salarios, que los múltiples errores sobre el déficit y la caída del PIB se llame, por obra y gracia
de cualquier descerebrado, “reordenación de cifras del cuadro macroeconómico”,
que los nuevos hachazos en los impuestos se adornen con el término “novedad
tributaria, y que esté lejos en el horizonte la tasa de crecimiento positivo. Como
si se pudiera crecer en negativo, que esto ya es el colmo. Y no digo nada de la
desindexación, porque la palabreja me da dolor de cabeza por la forma y por el
fondo.
Y
luego sale el iluminado (Floriano dixit) que nos pide que no nos cieguen los
datos del paro a la hora de comprobar los buenos resultados de la política económica
¿Qué es lo que nos tiene que cegar entonces? Supongo que será que nos saquen
los ojos así, sin anestesia.
Es
una majadería detrás de otra, y esto ya no es digerible. Creo de verdad que se
impone una urgente vuelta a la programación televisiva de Barrio Sésamo, para
los que se han perdido todas las lecciones. Arriba, abajo. Blanco, negro.
Antes, después. Pobre y rico. Pronto, y tarde. No es pronto tardar una semana
en comparecer tras los desastrosos datos de la EPA. La ministra Báñez se saltó
esa clase. Mejor y peor. No el doble de mejor, que apuntó afanosa la insigne
Aguirre, otra que no estuvo ese día en el barrio más didáctico de la tele..
Les
faltan manos para coger sueldos y piden a los que no cobran ninguno, paciencia.
Y paciencia es, en la primera acepción del diccionario, “la capacidad de
padecer o soportar algo sin alterarse”. Uno puede permanecer inalterable con
una pensión vitalicia de 88 millones de euros, que bastan mientras se arreglan
las cosas, o con salarios y gratificaciones que rozan lo obsceno. Por tanto, lo
de la paciencia es la mayor majadería que se ha dicho hasta el momento, y no
hacen falta diccionarios para traducirlo.
Pero
está claro. Decir las cosas en román paladino, como son, podría tener
consecuencias fatales. Podríamos darnos cuenta de lo mal que estamos porque,
somos tan tontos, que no lo advertimos en nuestros bolsillos, en nuestra vida
diaria. Escuchamos sus palabras y nos quedamos anestesiados. Todo va bien..
Nadie vuelve a Barrio Sésamo. Nadie busca en el diccionario el término majadería.
Esto es la "neolengua". Y viene de lejos, ¿eh? No es de ahora. A partir de 1978, los políticos -nuestros políticos de medio pelo- sentaron sus reales en asientos parlamentarios que siempre les han venido grandes, se creyeron sus propios eslóganes (que pensaron eran idearios), asesinaron -es un decir- a los pocos intelectuales que en este país quedaban y creyeron que hablar con propiedad era algo así como rizar una sola palabra en retahíla de muchas de ellas. Antes una sola palabra bastaba para aclarar un concepto, una idea, un pensamiento; ahora se utilizan muchas para edulcorar lo que se quiere decir sin decirlo, tal vez porque consideran que es signo de distinción.
ResponderEliminarEn el fondo, bajo la "neolengua" late la confusión del pensamiento, a veces buscada de propósito; esto es, la mentira solapada y el despiste.
Los "neolingüistas", nuestros políticos sin distinción de ideologías, son Góngoras de medio pelo, bastardos de la cultura y el culteranismo, desconocedores de Quevedo y, por supuesto, enemigos de la VERDAD... por miedo a ella y sus consecuencias.
Saludos.