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miércoles, 23 de agosto de 2017

Desde Macondo. POR UN PUÑADO DE EUROS

No sé qué sería yo capaz de hacer por un puñado de euros. Por 600, concretamente. Obligada me vea, que no creo que sea el caso que hoy nos ocupa. Sí sé lo que no haría ni por todo el oro del mundo, y es insultar la memoria y el legado de Machado, Garcilaso de la Vega, Luis de Góngora, Calderón de la Barca, mi admiradísimo Larra, mi no menos admirado Quevedo o Francisco de Goya, que tantos deleites a los sentidos han proporcionado por los siglos de los siglos.
Claro, que tampoco sé las circunstancias que concurren en el tal Josep Abad, historiador de cabecera del Ayuntamiento de Sabadell, que se ha despachado con un informe que dice, como dogma de fe, que no puede ser que estos personajes de la cultura española den nombres a calles del municipio, porque son “fruto de un «modelo pseudocultural franquista» que debería corregirse”. Lo he copiado y pegado tal cual, porque no creo que mis disciplinados dedos me obedecieran al trasladar al teclado semejante majadería.
Por un puñado de euros, ha denostado sin piedad la honrosa profesión de historiador, olvidándose incluso de lo más elemental en la Historia, las fechas, porque t todos los citados vivieron siglos antes de estallar la Guerra Civil y que Franco sentara sus reales en la piel de toro.  Su sesudo estudio considera «grave» igualmente que Espronceda, Bécquer, Moratín, Tirso de Molina o Joaquín Turina mancillen su callejero.  Y lo justifica diciendo que «Hoy en día, los referentes culturales son mundiales y no están restringidos a Castilla -en detrimento de los referentes culturales propios- como en dictatoriales tiempos pasados”.
Podría rebatirle, y sin tirar de Wikipedia, todos y cada uno de los mezquinos argumentos, de nombres que ha tachado con su rotulador rojo bien pagado, sólo con mi experiencia personal, que debe ser la de cientos de miles de personas, de Sabadell también, con cada uno de los nombres vilipendiados. Con los versos de Machado, del que dice que «Su obra es una exaltación de Castilla (a través de su paisaje) como núcleo y esencia del Estado español, lo cual incluye una idea excluyente de la diversidad». Sin comentarios. Con el mordaz Quevedo y el impecable Góngora, con las églogas de Garcilaso, que suenan a agua y verdes bosques, con mi releidísimo espejo y maestro y Larra, con el Bécquer de los primeros amores, con las inquietantes pinturas negras de Goya y hasta con la música de Turina y sus Danzas Fantásticas.
Todos esos momentos mágicos los ha tirado por tierra por un puñado de euros; ha creado, a golpe de talonario, de incultura y de estupidez, una lista de indeseables que, una vez pasada la indignación del primer momento, dejan una profunda tristeza y una duda por resolver.
¿Realmente cree todo lo que ha puesto en su informe? Es duro pensar que ha cometido tal vileza sólo por un puñado de euros.

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