Los Siete Sabios
de Grecia, ya saben, Tales de Mileto, Solón de Atenas, Quilón de Esparta,
Periandro de Corinto y alguno más que antes me sabía de corrido, pero que he
olvidado, se nos quedan cortos. Nosotros tenemos muchos más. Un montón de
sabios. Comités o grupos de expertos, los llaman ahora.
Todos los hemos
visto. Reunidos alrededor de una larga mesa; con traje y corbata y pulcras
carpetitas delante de ellos. Debatiendo sobre las cosas importantes. Sobre
nuestra vida.
Están de moda. Un
grupo de expertos, con ministro a la cabeza, diseñó la nueva ley de Educación,
esa que no gusta a padres, ni profesores ni alumnos de cualquier nivel de la
Enseñanza, desde Primaria hasta la Universidad. Otro grupo de quince
sabios-todos hombres, como debe ser,- han marcado el camino a seguir en la
reforma de la Ley del Aborto; sabios también son los que están estudiando la
reforma fiscal, o la de las Administraciones Públicas.
Y los más sabios
de todos, que para eso trabajan en instituciones financieras y en aseguradores
privadas, son los que han dictaminado que cobrar pensiones dignas es un
dispendio en los tiempos que corren.
Ya ven. Tantos
Consejos de Sabios, y ni uno solo tiene entre sus filas a un pobre, o a un desahuciado, o a un padre que
no puede pagar la matrícula de sus hijos, o a un abuelo que sobrevive con 400€
de pensión, o a una mujer que no quiere traer al mundo a un ser para que sufra,
o a un parado, o a un alumno excelente que tiene que emigrar. O simplemente, a
un ciudadano de sueldo recortado a quien le pone los pelos de punta la subida
del IVA, de las tasas educativas y de los impuestos. Y la bajada de las
pensiones.
Los sabios, como
los políticos, no están en nuestra dimensión. Como los ángeles, no tienen
cuerpo material, no comen ni duermen, no lloran, no despotrican, no se
desesperan. Sólo piensan.
Y concluyen que no
podemos permitirnos sanidad ni educación de calidad, ni asistencia social, ni
derechos laborales, ni una vejez sin angustias. Es su dictamen y es la coartada
para los que mandan. Lo dicen los sabios y hay que seguir su consejo.
Otros sabios,
cientos, amén de la experiencia, que es la madre de la ciencia, dicen que a más
inversión pública, más niveles de empleo y de bienestar. Pero esos no están en
los comités de expertos.
Me he dejado para el final a los
sabios más listos, los que “olvidan” declarar dinero, los que piensan que no
hacen nada malo por aceptar sobresueldos o cobran dietas inapropiadas o no
sabían que las donaciones tributan. No saben nada de esto, pero un anciano
analfabeto, o con alzheimer, tiene que saber qué son las preferentes. Aunque no
sean sabios.
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