Pensamientos, ideas, palabras que engulle la arena en el mismo instante en que se han escrito

lunes, 7 de mayo de 2012

EN MEMORIA DE MIGUEL SOLANA

No perdono a la muerte enamorada, no perdono a la vida desatenta, no perdono a la tierra ni a la nada.

Quiero escribir desde la indignación, desde la rabia y desde el dolor, y me encuentro su sonrisa, su risa, en cada letra, en cada línea. No puedo hablar de Miguel así, en frío, sin pensar en el torbellino que no te dejaba acabar las frases, que siempre tenía un chiste muy bueno que contar, de gitanos y guardias civiles (con los que se llevaba estupendamente), y que te explicaba con detalle si tu risa era tibia.
Porque Miguel era la carcajada. El ingenio, la chispa, el abrazo que te hacía crujir la espalda, las voces por el móvil y los aspavientos para hacerte ver que iba en el coche que te adelantaba. El entusiasmo y la exageración en todo, en el trabajo, en la vida privada, hablando de su David y su Javi. Y de su Chedes, que siempre asistía divertida a sus explicaciones.
La alegría de la huerta. Así lo he llamado desde que lo conocí. Así me sentí cuando dejamos de trabajar juntos. Se va la alegría de la huerta, el que a las 8,05 de la mañana, nunca más tarde, cuando aún te duraba la modorra de recién levantada, te ponía la cabeza loca con lo que había que hacer, lo que había hecho, lo que tenía pensado, lo que iba a pensar...
Tardé mucho tiempo en acostumbrarme a su ausencia, al silencio de las ocho de la mañana, que muchos días rompía con una llamada de teléfono, para dejar claro que era el mismo, pero en otro sitio.
En mil sitios. En la calle, tomando una cerveza, en sus nuevas responsabilidades como presidente de la Asociación de Autoescuelas. Qué ilusión, Mª Angeles. me tienes que ayudar, quiero escribir unas cartas bien bonitas para presentarme a todo el mundo. Quiero hacer un montón de cosas, ahora que el sector está como está.
No sé si lo he dicho más arriba, pero lo diría mil veces. Miguel era, en el buen sentido de la palabra, bueno. Y se preocupaba con tus preocupaciones.
Miguel reía conmigo, y cambiaba el semblante cuando entendía que la risa no solucionaba nada. Cinco minutos y después... La risa.
Entre lágrimas te recuerdo riendo. Imposible estar seria pensándote. No hay lugar para un manotazo duro, para un golpe helado, para el empujón brutal que te ha derribado.
Y que no ha conseguido borrar tu sonrisa de nuestra memoria. Descansa en Paz, Miguel.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de mis flores
pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores

5 comentarios:

  1. Gracias por describir a Miguel de una manera tan bonita. Nosotros tambien lo apreciábamos mucho

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  2. Soy Pablo: éramos amigos desde hace mucho tiempo, nos veíamos poco El en Talavera y Yo en Fuenlabrada, pero cuando nos encontrábamos recordábamos nuestros años de juventud y lo bien que lo pasábamos. Nunca le olvidare descanse en paz


    Fuenlabrada: 10 de mayo- 2012 -22:57

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  3. Me he emocionado leyendo tus palabras y comparto contigo la pérdida de un hombre bueno, como diría Machado, Miguel era un soñador de futuros mejores y un buen hombre en el buen sentido de la palabra, bueno. Y yo he tenido la gran suerte de ser tu amiga, hasta siempre Miguel.
    .

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  4. Miguel era una grandisima persona,amable amigo de sus amigos y un gran profesional su pérdida nos conmovió a todos... y lo sentimos como amigo que era ... descanse en paz

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  5. Miguel era una grandisima persona,amable amigo de sus amigos y un gran profesional su pérdida nos conmovió a todos... y lo sentimos como amigo que era ... descanse en paz

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