Puede que sea verdad eso de que nunca es
tarde si la dicha es buena. Pero es que esta “dicha” ha tardado más de dos
milenios, y en ese tiempo han pasado muchas cosas. Y hemos sido millones los
que nos hemos aprendido de memoria el Catecismo (a la fuerza ahorcan), con todo
lo que contiene.
Pena
de muerte incluida, aunque sólo fuera para los malos malísimos, y saltándose el
quinto mandamiento, el “no matarás”.
Pero después de dos mil años, que las cosas de palacio van despacio, y
no se me ocurre nada más palaciego que la Santa Madre Iglesia, el derecho a
matar, su justificación y el consiguiente perdón por hacerlo, ha desaparecido del Catecismo. Bueno, lo hará en la próxima edición, pero es
oficial desde el 1 de agosto.
Lo
ha dicho el Papa. Desde este mes, la Iglesia va a estar en contra de la pena de
muerte. La noticia ha quedado un tanto enmascarada por las vacaciones, los
calores y algún que otro asunto de actualidad, pero no es pecata minuta. La pena de muerte es legal en 57 países.
Cierto que muchos de ellos no son católicos, pero otros sí. Los datos oficiales
de 2017 reflejan 993 ejecuciones en 23 países, y un total de 22.000 personas
condenadas, en espera de la pena capital. Para unos ya es tarde, pero igual
otros se salvan, si sus líderes deciden a leer el nuevo Catecismo.
Celebrando
la noticia, aplaudiendo la decisión del Papa, no podemos dejar de pensar en el
“retraso” y sus consecuencias. En cómo hubiera sido la cosa si la Iglesia
hubiera condenado mucho antes, ya no digo dos mil años, la pena de muerte. En
cualquier circunstancia. Si no hubiera callado, y llevado bajo palio, a sangrientos
dictadores que incluso firmaron sentencias de ejecución prácticamente en el
lecho de muerte (España, 1975), y si no hubiera colocado alfombras en templos y
catedrales para que pusieran el pie aquellos a los que no le temblaba la mano a
la hora de despachar al otro barrio, con motivo o sin él, a decenas de miles de
personas. Ya puestos, no estaría mal que incluyeran un artículo en el nuevo texto
pidiendo perdón. Igual el próximo Pontífice…
Es
tarde para muchos. Pero la dicha es buena, y hay nuevo Catecismo.
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