Hoy quiero hablar de mi libro. Sin más. Porque es mi cumpleaños, porque
han pasado otros doce meses y sigo aquí, y porque, aunque tarde, que soy lenta
de reflejos, me he dado cuenta de que vivir era esto. Creo que era Johnn Lennon quien inmortalizó eso de que "La vida es aquello que te pasa
mientras estas ocupado haciendo otros planes". Lo suscribo de principio a
fin, y sólo espero, con planes o sin ellos, que la vida siga pasando de la
mejor manera para todos.
Hace mucho tiempo (últimamente, todo pasó
hace mucho tiempo), escribí por encargo un artículo sobre una persona, a la que
me refería, robando la definición a Don Antonio Machado, como "en el buen
sentido de la palabra, buena".
Y ahora, andando los años y removiendo papeles, me ha dado por pensar que
alguien podría escribir casi exactamente lo mismo sobre mí. Sí, sobre mi,
porque sin falsas modestias, y con todos los defectos del mundo, soy esencialmente buena. En el buen sentido de la
palabra.
No he hecho daño a nadie conscientemente. El inconsciente, ya sabéis que
anda por su cuenta; he ayudado a la gente que me lo ha pedido, y aún a la que
no quería dejarse ayudar, por orgullo, por pudor o porque realmente no lo necesitaba, a pesar del empeño que yo pusiera.
No he robado ni he matado. No he mentido (salvo por motivos de piedad);
no soy avara ni tacaña. Lo mío es de todos (y así me va). He querido y quiero a
los que me quieren, y a otros muchos que ni saben que existo.
En el capítulo de odios-si pueden llamarse así-, sólo hay escritos tres o
cuatro nombres, y alguno, con interrogación.
He trabajado siempre dando el doscientos por cien de mi voluntad y mi
entendimiento.
Y cuando la rabia o los malos pensamientos se han adueñado de mí más de
lo que podía controlar, he acudido al papel, o al ordenador, por estar con los
tiempos, para descargarla y evitar males mayores.
En líneas generales, creo que todo esto se encuadra en la definición de
buena persona. De alguien, en el buen sentido de la palabra, bueno. Puede que deliberadamente
me deje un montón de cosas en el tintero, las malas sobre todo; que alguien
piense que la suma de mis pretendidas bondades no es suficiente para ponerme
buena nota. Ahora, cuando ya tenemos más pasado que futuro, cuando no somos los mismos, ni vemos las
cosas con los ojos limpios de entonces, hemos aprendido que vivir era esto.
Y
espero seguir compartiendo mucha vida y muchas
letras con vosotros.
Los que te conocemos un poco, sobre todo por tus escritos, pero también por tus presencias, sabemos que eres una buena persona en el sentido machadiano. Tus esfuerzos por comunicar son recibidos con regocijo, aunque en ocasiones nos cuentes el lado perverso de este mundo. Y sí, la vida es ésto, un gran campo de juego cuyos límites los ponemos nosotros mismos. Besos
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