Pensamientos, ideas, palabras que engulle la arena en el mismo instante en que se han escrito

jueves, 10 de noviembre de 2016

Desde Macondo. 'DAN-SHA-RI':

Leyendo la reseña de uno de esos libros de autoayuda tan de moda en estos tiempos, resulta que lo que yo hago de cuando en cuando, a veces obligada por la limitación de espacio físico, y otras, por higiene mental, tiene un nombre. Y resulta que lo inventaron los japoneses, tan cabalitos ellos, y que lo ha traído a la actualidad una escritora nipona que está vendiendo ejemplares como churros.
        'Dan-sha-ri': Ordena tu vida. Entendiendo por 'vida' tanto las ideas o los sentimientos como el armario o las estanterías. Porque esta recuperada técnica japonesa para lograr la felicidad parte de la idea de que deshaciéndonos de todo lo inútil, ya sea una camiseta vieja, unos vaqueros de talla imposible, un souvenir de vacaciones de tiempos mejores o un recuerdo al que los años han quitado el brillo, conseguiremos alcanzar ese estado de paz con el que todos soñamos.
        Y en tres sencillos pasos. El DAN, supone cerrar el paso a las cosas innecesarias que tratan de entrar en nuestra vida, es decir, adquirir sólo cosas que de verdad sean necesarias y no permitirte el capricho de la minisarten, del bolso que no usarás porque no cabe nada pero es monísimo, o el zapato de moda que sabes que te destrozará los pies; el SHA, es tirar todo aquello que es inservible y que inunda nuestras casas (y que echas de menos al instante de haberlo largado a la basura) y por último el RI, que es convertirse en una persona despegada de las cosas. En fin, no tengo casi nada, pero me cuesta despegarme de las cuatro tonterías que he ido reuniendo a lo largo de la vida.
        No hace falta leer el libro, que no digo yo que no lo leáis, para sentirse estupendamente después de uno de esos días locos de limpieza de armario en los que acumulas bolsas y más bolsas de ropa que no te pones hace mil años (mayormente porque ya no te cabe), de revistas que guardas porque te gustó un artículo, que ya no recuerdas cual era ni de qué iba, de mil y un ceniceros, platitos, animalitos, caracolas y representaciones del Taj Mahal o de La Alhambra, que trajiste o te trajeron de un viaje inolvidable. Es una liberación, no lo dudo.
        Cuando todo está despachado en el contenedor, los estantes se ven más grandes, hay sitio en los cajones y la barra del armario ya no aparece combada.
        Pero sólo son cosas. El auténtico espacio vital, tu cabeza, sigue abarrotado, porque no puedes desprenderte de los recuerdos ocultándolos en una bolsa de basura.
        El verdadero Dan-sha-ri, el arte de poner orden en nuestra vida, de que encontremos el camino a la felicidad, tendría que pasar por poder borrar todas las vivencias y los recuerdos tóxicos, por reprogramarnos. Y eso todavía no sabemos cómo hacerlo. No lo han inventado.
        Ni siquiera los japoneses.

No hay comentarios:

Publicar un comentario