No está entre mis
lecturas favoritas, y mira que yo leo casi todo lo que cae en mis manos. Me
abruman todas esas letras apretadas bajo epígrafes de órdenes, decretos,
resoluciones, disposiciones… Y sin una sola ilustración que dé un respiro a la
vista y al entendimiento. Sí estudie en su momento los antecedentes, en la
Gaceta de Madrid, a finales del XIX, cuando se vio la necesidad de contar con
un soporte en el que publicar leyes, sentencias y toda la información oficial.
A partir de ahí, mis
contactos con el BOE han sido contados, y siempre por razones profesionales,
aunque tengo que confesar que al inicio de la era de los recortes en que nos
encontramos sumidos, solía mirarlo los sábados para ver qué nos habían ocultado
del Consejo de Ministros del día anterior. Y hasta llegué a hacer algún
descubrimiento.
Pero el BOE, con todo
lo aburrido que es, ha vuelto a ser noticia. Cierto que el papel lo soporta
todo, hasta las mayores felonías. Y nuestro boletín oficial, grapadito,
aséptico, con líneas apretadas, encima de las mesas de organismos oficiales,
despachos de abogados y en la red, por supuesto, sigue siendo refugio de
puñaladas traperas y de verdades a medias.
Un joven estudiante
alertó al mundo de la supresión de las becas Erasmus. No sé qué haría un chaval
de 20 años leyendo semejante ladrillo un sábado por la mañana. Pero lo hizo, y
seguro que habrá convencido a más de uno que, por el momento, nos conviene
estar atentos al órgano de difusión de las noticias oficiales (uno de ellos,
claro). Y sin dejar de lado las publicaciones de las distintas comunidades
autónomas y las instituciones provinciales, que también dan alguna sorpresa que
otra.
No se me ocurre mayor
felonía (termino definido por la Academia como fechoría, infidelidad, traición),
que intentar engañar a los ciudadanos publicando en letra pequeña y sin
publicidad asuntos que les atañen directamente, que les van a cambiar no sólo
el bolsillo sino la vida. Y quedarse tan anchos. Te quito la beca. Lo avisé en
el BOE.
Seguro que también
andarán por ahí, entre las líneas del boletín, la orden que autoriza a poner
cuchillas en las vallas anti-inmigrantes, y la reducción del subsidio por
desempleo, y otro montón de cosas de las que nos enteraremos cuando nos toque.
De alguna ya nos hemos enterado.
En nuestro Macondo
particular, el BOE se ha convertido en los papeles de Melquiades, que además
estaban escritos en sanscrito y en pergamino. Fueron precisas seis generaciones
de Buendías y un siglo para descifrarlos. Cien años de soledad para enterarse
de que la ciudad de los espejos sería arrasada por el viento y desterrada de la
memoria de los hombres.
Faltará tiempo para poder leer el BOE, DOCM....., ASÍ QUE SIEMPRE ESTAREMOS VENDIDOS...
ResponderEliminar¿No habrá salido alguna orden en el BOE para eliminar del mapa a la clase política y no nos hemos enterado?
ResponderEliminarNo, esa orden seguro que no sale, porque lo hacen ellos. Pero no creo que haya muchos de esta ralea, que utilizan un medio oficial para engañar.
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