Pensamientos, ideas, palabras que engulle la arena en el mismo instante en que se han escrito

jueves, 8 de marzo de 2012

Desde Macondo. COSAS (Y COSOS) DE MUJERES

Úrsula dirige con mano de hierro a siete generaciones de Buendías; la exuberante Petra cría conejos que se reproducen por millares; Fernanda del Carpio ocupa sus horas en tareas religiosas; Santa Sofía de la Piedad sólo existe en el momento preciso; la lánguida Eréndira cumple a la perfección su papel de prostituta, y su abuela desalmada amasa una fortuna para ella.Y Amaranta muere virgen, y Remedios asciende a los cielos tras haber llevado a la muerte a todo varón que la pretendiera. Es Macondo, y son mujeres. Con sus luces y sus sombras; en la calle o en la casa de paredes de cristal; bajo el diluvio o arrastradas por el viento rojo y seco, en la compañía bananera o rodeadas de mariposas amarillas. Hastiadas de sexo o inmaculadas; trabajadoras incansables o criadas entre algodones; autoritarias o sumisas. Felices o desgraciadas. Acompañadas a todas horas o eternamente solas.
Como cualquier hombre.Con sus cosas y en sus cosos, atendiendo a la definición de la Academia que nos indica que coso es una plaza, un sitio o un lugar cercado. El lugar que todos ocupamos. Nuestro sitio. El que en esta semana se disputan la Real Academia de la Lengua y las Guías de Lenguaje no sexista. Me fatigan estos debates. Durante estos días, he leído docenas de argumentos a favor y en contra. Mejor dicho, no argumentos, excesos, furiosas diatribas que no llevan a ninguna parte.Es obvio que el lenguaje es aún sexista, porque la sociedad también lo es. La lengua es algo vivo, y de eso dan fe las periódicas revisiones del Diccionario. Los términos varían con los tiempos, y el docto libro se ha llenado, desde que tengo memoria, de americanismos, anglicismos, tecnicismos y otros ismos.Todo es menos complicado de lo que parece. Cambiemos la sociedad, y las palabras cambiarán por si solas. Sin estridencias. Si zorra sigue siendo algo más que un animal, o el maltrato hacia la mujer se entiende como violencia dentro del hogar, no hacemos nada por mucha guía que se edite o por muchos sesudos estudios del académico de turno que nos vendan. La “a” y la “o” son sólo dos letras que se ponen al final de las palabras y que indican el género. No el sexo. Y que hay que utilizar como mandan los tiempos. Hoy es tiempo de celebrar, en mal momento, el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. O desempleada.
Como cualquier hombre.

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