Pensamientos, ideas, palabras que engulle la arena en el mismo instante en que se han escrito

jueves, 1 de junio de 2017

Desde Macondo. HUMANIDAD EN VENA

En estos tiempos, en los que nos han convertido el cerebro en calculadora y una cartera ocupa el lugar del corazón, en los que los  planes de estudio no contemplan la enseñanza del latín ni de la filosofía, incluyen la historia como parte de la asignatura de ciencias sociales, y la literatura se aborda en las clases de lengua, y se ha catalogado como poco menos que inútil el aprendizaje de las artes, me ha llamado poderosamente la atención una iniciativa que, por razones personales he conocido de cerca.
        La han llamado “Música en vena” y no podrían haber encontrado un nombre mejor. Justo cuando las cabezas pensantes deciden que no vale para nada dedicar tiempo y esfuerzo a las artes, que las miran con desprecio como “marías”, un grupo de entusiastas demuestran (porque descubierto estaba desde hace siglos), que la música cura. Y se han puesto a ello. De forma voluntaria, arrastrando sus guitarras, sus violines, sus clarinetes o sus flautas por las UCI, las unidades de neonatos o las de rehabilitación de los hospitales. Cosechando sonrisas, y miradas de agradecimiento y, me consta, yéndose a casa con el corazón más grande, pugnando por salir del pecho, aunque no haya nada en la cartera.
        Son los MIR, los Músicos Internos Residentes, como se han bautizado, en un nada descabellado propósito de conseguir que se normalice la actividad, que este “tratamiento especial” pueda, de alguna forma, ser una salida profesional, una forma de ganarse la vida mientras alegran y mejoran las de otros. Como han hecho los músicos de toda la vida de Dios, desde que el mundo es mundo. Y la poesía, y la pintura, y la poesía. Y los libros.
        Cualquiera de esos “conocimientos inútiles” que quienes diseñan los planes de estudios y pretenden diseñar el mundo como si fuera un traje a su medida, con una mentalidad completamente materialista y poblado únicamente por homo economicus, quieren borrar de la faz de la Tierra, sin pararse a pensar, porque no da dinero, que de las Humanidades y las Artes depende nuestra visión del mundo, que gente mucho más lista que ellos han demostrado, por ejemplo, que la música tiene efectos positivos en el desarrollo cognitivo, creativo, intelectual y psicológico de los niños. Incluso se ha demostrado que la música estimula el hemisferio izquierdo del cerebro, el encargado del aprendizaje del lenguaje, los números y el uso de la lógica.
        Y también cura. No sé si “Música en Vena” tendrá la receta, la fórmula magistral para salvar a nuestra enferma sociedad occidental, empeñada en convertirnos en simples piezas de engranajes desechables y sustituibles ante el menor signo de desgaste en nuestra capacidad productiva.
        Ya lo dijo el ministro de Educación, José Ignacio Wert: "Hay asignaturas que distraen". Pues prefiero una y mil veces distraerme con la música, con la poesía, buceando en la historia; con cualquier “maría” de las que nos dotan a los individuos de alma, de sentido y sensibilidad.
        De humanidad en vena.

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