Pensamientos, ideas, palabras que engulle la arena en el mismo instante en que se han escrito

miércoles, 17 de mayo de 2017

Desde Macondo. CIBERATAQUES COTIDIANOS

No hay nada en mi ordenador que merezca un ciberataque. Creo. Ni mi humilde persona puede ser objetivo de los temibles piratas informáticos, que son ahora la amenaza de moda. Pero a mi modo, y en mi medida, también me siento atacada. Por tierra, mar y aire. Con encender la tele, la radio o asomarme a uno u otro periódico, por no hablar de las redes sociales. Nunca ha habido tantos expertos en tantos temas, y a la misma vez.
          Eso son ciberataques, y lo demás es cuento ¿O es que no os han atacado a vosotros los opinadores, intentando por todos los medios haceros tragar sus teorías sobre uno u otro asunto? Y claro, como en todo, hay opinadores amateurs, y los hay profesionales. Estos son los peores, que se revisten de un aura pseudocientífica e ilustrada que te apabulla, y hacen que te tragues todo lo que se les ha ocurrido esa tarde, a propósito de cualquier cosa.
          Todo este rollo de introducción viene a cuento de que no vi el debate a tres de los aspirantes a la secretaría general del PSOE. Pero como la carne es débil, apenas llegué a casa me zambullí en media docena de periódicos digitales, un par de tertulias y dos o tres informativos radiofónicos. Todos muy doctos… Y todos distintos. No creáis que por ser medios más a la izquierda o a la derecha. Qué va.
          La diferencia estaba en quien escribía o hablaba. En el opinador. Para unos ganó ella; para otros, claramente él; incluso, en otro medio, ganaba sin problemas el “árbitro”, como denominaban al tercero en discordia, aunque todo el mundo sabe que un árbitro nunca gana un encuentro.
          Y luego están facebook, twitter y demás. Que ya no tienen vídeos de gatitos ni mensajes de autoayuda. Ni siquiera me piden hortalizas para los juegos de granja no me invitan al Candy Crush. Ahora están colonizados por docenas y docenas de comentarios, con sus correspondientes réplicas y contrarréplicas, que los defensores de uno/a, y detractores de los otros dos, están de lo más activo.
          Pues eso, que son ciberataques de andar por casa, pero no veáis cómo fastidian. Casi tanto como cuando hay uno de esos partidos de fútbol que llaman “del siglo” (nunca me he explicado el apelativo, porque hay uno cada pocos días), y se llenan los perfiles de comentarios que si el penalti, que si el árbitro estaba comprado o el entrenador debería irse a su casa.
          Todos estamos expuestos, y no hay forma de ponerse a cubierto, a menos que nos dé por retirarnos, en plan eremita, a una cueva de la montaña donde el wifi no llega, ni se lo espera. Podemos esquivar los telediarios, y quitar las pilas a la radio de la mesita de noche; pero encontrarán la forma de atacarnos, vía wasap, con el “meme” de turno, correo, cara libro a través de los trinos del pajarito, de los twists.
          Cada uno tirando para su lado, y todos atacando, casi sin dejarte tiempo a formarte una opinión propia, ante la sobredosis de información. En Macondo, el coronel Aureliano Buendía que afirmaba que “si hay que ser algo, sería liberal, porque los conservadores son unos tramposos”, termina reflexionando que “la única diferencia actual entre liberales y conservadores, es que los liberales van a misa de cinco y los conservadores van a misa de ocho".
          Y eso que no estaba “conectado”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario