Pensamientos, ideas, palabras que engulle la arena en el mismo instante en que se han escrito

miércoles, 8 de febrero de 2017

Desde Macondo. YA ESTÁN AQUÍ...

Pensaba que no iba a hablar de Trump en este espacio. Que iba a conseguir levantar un sólido muro para mantenerlo alejado de mis ocupaciones y mis preocupaciones. Una semana tras otra, desde que comenzara la campaña, lo he mantenido a raya, tapando cualquier resquicio por el que pudiera colarse, y diciéndome eso de que bastante tenemos con lo nuestro como para agobiarnos con lo de otros.
        Pero es que ahora es de todos. Me siento como la niña de Poltergeist susurrando “Ya están aquí...”. Él y lo que trae consigo, que por arriba aprieta Marine Le Pen y la vieja Europa vuelve a las andadas, echándose en brazos del populismo más obsceno.
        Y ya no se puede mirar hacia otro lado, que la cosa es muy seria, que se está derrumbando el mundo que conocíamos y nos va a pillar debajo. En un abrir y cerrar de ojos nos hemos encontrado hablando de racismo, de sexismo, de nacionalismos rancios, de alambradas de espinas y de muros insalvables.
        Están aquí y los hemos traído entre todos. Da igual que hayan recalado en la lejana América o en la vecina Francia. O en Polonia, en Hungría, en Austria… Predican contra los pobres, contra los refugiados, contra los que tienen la piel de otro color o rezan a un dios distinto. Y hasta contra los que no rezan.
        Ni en la peor pesadilla hubiéramos pensado, hace tan solo unos años, que podríamos convivir con semejantes personajes. Con sus ideas, con sus actos. Pero hemos hecho más. Los hemos elegido, los hemos votado, les damos todo el espacio del mundo en los informativos, en las conversaciones. En nuestras vidas.
        Los llamamos payasos, y son o van a ser dirigentes de los países más poderosos del mundo; nos reímos de sus ocurrencias, y ya no son tales. Son leyes.  Y yo que me creía que los personajes de Macondo eran raros porque levitaban, o regresaban de entre los muertos porque se aburrían, o ascendían a los cielos mientras doblaban las sábanas o hacían parir cientos de veces a los animales con su sola presencia. Qué va. Ahora los veo tan normalitos. Ni el cura Nicolás, ni Melquiades el gitano, ni Petra Cotes, prodigio de la naturaleza, ni tan siquiera Remedios La Bella tienen nada de paranormal. Y además, son de ficción.
        Los otros, se han escapado de la tele, de una mala novela histórica y se han hecho carne aquí, entre nosotros. Y lo que es peor, dirigen nuestras vidas.

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