Se desgañitan los actuales gobernantes
(en funciones), pidiendo pactos o lo que sea que les permita seguir cuatro años
más en la “senda del crecimiento” que bajo sus auspicios ha emprendido España.
Que nos permita seguir creciendo, ser el país que más crece del mundo mundial,
espejo en el que se miran todos los demás, modelo a seguir, reserva espiritual
de Europa y hasta unidad de destino en lo universal, que nunca he sabido lo que
significa pero que se decía mucho en los tiempos de Franco.
O
nosotros o el caos. Hay que elegir entre mantenerlos a ellos o quedarse
canijos, ir menguando y menguando hasta desaparecer. Y mire usted por dónde
llega el Informe Intermon para explicarnos lo que es crecer, versión
neoliberal-PP. Durante el
año 2015 el patrimonio de los 20 españoles más ricos, el 1% de la población,
aumentó un 15% frente a la inmensa mayoría de españoles que vio como sus
ingresos disminuían vertiginosamente.. Veinte personas acumularon 115.100 millones de euros en 2015 en España, lo que equivale a la riqueza que
concentra el 30% más pobre. Por cierto, la pobreza afecta, en mayor o
menor medida, a unos diez millones de personas. El
uso de los paraísos fiscales está creciendo también. La inversión desde España
en 2014 creció un 2000%, la gran mayoría hacia las Islas Caimán.
Y si a eso le añadimos otros datos como que los
paraísos fiscales guardan casi 8 billones de dólares; que
las famosas sicav, que permiten tributar grandes capitales a niveles
irrisorios, movieron en España el pasado año 38.000 millones de euros o que apenas el quince por ciento de las empresas
del Ibex pagan el impuesto de sociedades, pues eso, que nos extraña que
alguien se crea que somos un gran país
y crecemos más que nadie… Y que hay que seguir en la misma senda virtuosa.
Esto
era crecer. Y esto quieren que siga siendo. Lo que vulgarmente es la teoría del
pollo. Hay un pollo para dos personas, en las estadísticas, medio para cada
una. En la práctica, uno se lleva pechuga y muslos y contramuslos y el otro,
las patas y el pescuezo. Una triste alita si es muy afortunado.
Entre
tanto ruido de fondo se hace difícil escuchar la realidad, pero está ahí y no
conviene olvidarla.
Para
que no siempre sean los mismos quienes se coman el pollo.
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