No tengo claro que se sigan utilizando
estos términos cuando se habla de lingüística y semántica, cuando se estudian
las palabras y su significado y los recursos para escribir sin repetirse. Igual
son también términos moribundos, desaparecidos de los libros de texto y de las
memorias, y bellos durmientes en algún rincón de mentes caducas, como la de
quien suscribe. La mía.
Seguro que hay una clasificación más
moderna de las palabras, pero seguro también que no será más clara. Ni mejor
aplicable a lo que quiero contar. Hiperónimo es más genérico, designa una
clase, un grupo, e hipónimo es cada cosa particular que puede englobarse en el
anterior. Muy fácil, si fruta es el hiperónimo, manzana, naranja, melón o
sandía, son hipónimos. Lo mismo ocurre con flor, en el primer grupo, y
claveles, rosas o margaritas, en el segundo.
Viene esto a cuento del uso, abuso,
confusión y lío que nos arman cada día con las palabras; del manejo al antojo
de cada cual de términos que debían estar perfectamente englobados en su
particular apartado, y que andan de sus solas saltándose todas las normas y con
distintos significados según quien los diga, para qué los diga y cómo los
utilice.
No me dirán ustedes que nunca han dudado
cuando se habla de paro y de empleo, de puestos de trabajo y de desempleados,
de descenso en unas cifras y de aumento espectacular en otras. Mientras unos se
aplauden a sí mismos, otros hablan de triunfalismo injustificado y hasta de
mentiras.
Y así todos los meses. Todo quedaría
meridianamente claro si echáramos mano de hiperónimos e hipónimos. Trabajo es
el genérico, ocupación retribuida, y también el esfuerzo humano aplicado a
producir riqueza, y la estrechez, pobreza o miseria con que se pasa la vida. Lo
mismo si hablamos de empleo.
Es el hiperónimo, sí. Ese que crece y
crece en el círculo virtuoso en el que nos hallamos, según el Gobierno. Abarca
por igual al trabajador con sueldo digno, vacaciones, jornada decente y
derechos laborales que al contratado por unas horas, por una semana o por un
ratito. En el hiperónimo empleo caben también los mileuristas, que han pasado a
la historia, los que cobran el salario mínimo y los que ni siquiera se
aproximan; los que sobreviven y los que no pueden ni tan siquiera imaginar un mínimo
proyecto de vida.
Empleo es una palabra grande. Como
recuperación. Las letras pequeñas, los hipónimos, son los matices que no
interesa detallar. Como si sólo fuera una cuestión de semántica.
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