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miércoles, 8 de octubre de 2014

Desde Macondo. LA SEXTA PLAGA


Yo creía que ya las teníamos todas y resulta que faltaba la sexta. Hablo de las plagas que cayeron sobre Egipto, según la Historia Sagrada, y que ahora han cambiado de destinatario, vaya usted a saber porqué, que no me veo yo como uno de esos malos malísimos  que obligan a latigazos a los pobres hebreos a construir las pirámides, como se ve en las pelis que ponen en Semana Santa.
      Digo yo que entre los egipcios debiera haber buenos, malos y regulares, como pasa aquí, y que seguramente la mayoría no se mereciera la ira de Dios. Y que, como también sucede aquí, los ricos y poderosos se irían de rositas mientras los de a pie sufrían los ríos de aguas rojas, la lluvia de ranas, los piojos, las langostas que se comieron las cosechas, el granizo, que remató la faena y toda suerte de enfermedades. Justo como aquí. Y quizás les ganemos, porque se me ocurren un montón de plagas más, que no soy Dios, que pudo sintetizar y elegir las más dañinas para que salieran en los textos sagrados.

       Puedo hablar de paro, de pobreza, de recesión, de crisis, de retrocesos, de pánico, de presente incierto, de futuro imperfecto, de hipotecas, de apatías, de desconfianza,  de déficit, de tarjetas black, milongas catalanas y otras maniobras de distracción, de abismos entre mundos, de hambrunas… De tinieblas, penúltima plaga, con el brazo ejecutor de Iberdrola o de la compañía de turno. Nos faltaría la muerte de los primogénitos, con la que se dio por terminado el castigo divino, pero en una interpretación libre, la salida de miles de jóvenes a buscarse en otros países la vida que no encuentran en el suyo y la impotencia de los padres ante sus hijos sin futuro, también tiene mucho de plaga bíblica.

      Pero yo quería hablar de la Sexta Plaga, que es la que nos ocupa en estos días. La de las enfermedades en forma de úlceras y sarpullidos. Y entonces llegó el ébola, por si nos faltaba algo. Ya las tenemos casi todas, y toco madera, que todo es susceptible de empeorar y nadie sabe qué nuevo castigo pueden idear los dioses cabreados.

      Creo que la ciencia ha encontrado una explicación racional para cada una de las plagas, sequía, barro, proliferación de insectos, malaria y hasta cambio climático. Tampoco es difícil explicar lo que pasa ahora y por qué pasa. El caso es que nos hemos puesto a la cabeza de la ira divina, que sumamos las plagas de Egipto, Sodoma y Gomorra y hasta el Diluvio de Noé. Igual aparecemos en los libros dentro de unos siglos.

      También hubo un diluvio en Macondo. Duró cuatro años, once meses y dos días. Mucho menos que el nuestro. Y fue plaga única.

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