Pensamientos, ideas, palabras que engulle la arena en el mismo instante en que se han escrito

miércoles, 2 de julio de 2014

Desde Macondo. MARUJAS ASESINAS


Bueno, y marujos. Que hay que hacer alguna concesión a los tiempos para disimular un tanto la caspa y para suavizar con barniz el tinte retrógrado, medieval y fascista. Aunque ni con mil capas de la pintura más espesa se puede tapar la barbaridad vertida por el señor feudal, léase presidente de los empresarios, en el castillo amurallado de la FAES, la Fundación de la que salen todas las brillantes ideas que rigen nuestros destinos.
        Ahora resulta que son las amas de casa (y algún amo), las que desestabilizan el sistema, acudiendo en masa a las oficinas de empleo para apuntarse al paro y descuadrar las cifras de los sufridos empresarios de este país. Y para comerse los brotes verdes que tanto alegran al Gobierno. Porque se apuntan para cobrar, claro está.
        Y así no vamos a ninguna parte. Dónde se ha visto que las señoras, en lugar de quedarse zurciendo calcetines o limpiando los mocos a los niños, queden alegremente con sus colegas de bloque (mientras tienen la ropa en la ventana), para programar una acción que, si bien no merece la calificación de terrorista, está muy fea. Feísima. Ahora que casi las habíamos convencido de que primero Dios creó el cielo y la tierra, y luego el hombre, y los animales, y ya, si eso, hizo a la mujer. Ahora, que con la excusa de la crisis estábamos consiguiendo volver a encerrarlas en casa, porque el escaso trabajo es para los hombres. Y cuando los recortes y la muerte de la Ley de Dependencia, las ha enviado de vuelta a cuidar a los abuelos o a los hijos con problemas, van y se apuntan al paro.
        Qué poca consideración. Y seguro que quieren el dinero para comprar trapos, o tacones, o barras de labios y sombras de ojos. Porque no quiero ni pensar que sea para  lencería "íntima", o para cremas, que son carísimas. Y a todo esto, la casa sin barrer, la ropa sin planchar y los niños, como vaca sin cencerro.
        Ay, qué tiempos, en los que con la pata quebrada y en casa no tenían oportunidades de ir de excursión al INEM. Claro, que antes ya habían tenido la osadía de ir a la Universidad. Y hasta de trabajar fuera. Porque al insigne presidente de la CEOE, que debiera saber estas cosas, se le olvida que para cobrar un subsidio, es preciso haber trabajado. No ha caído en rompernos la pierna previamente. Igual ha confundido la cola del INEM con la de Cáritas o la de cualquier comedor social en la que las mujeres en paro intentan llevar el pan a sus casas.
        Como añoro el Macondo de mujeres rotundas y con espacio propio. El de Úrsula, al que no le hubieran durado ni cinco minutos tipos como éste, el de Petra Cotes, dando lecciones de productividad; el de Remedios la Bella, ascendiendo a los cielos tras haber llevado a la muerte a todo varón que la pretendiera. El Macondo primero, con sus las casas iguales situadas a la misma distancia del agua y con las mismas horas de sol. Con idénticas oportunidades para todos. Sin distinción de hombres y mujeres. En nuestro tiempo. No en la Edad Media

1 comentario: