Pensamientos, ideas, palabras que engulle la arena en el mismo instante en que se han escrito

viernes, 7 de febrero de 2014

LA PEQUEÑA DORRIT (RECORDANDO A DICKENS)

Podía hablar-hablaré-, de David Copperfield o de Oliveer Twist, o de Historia de dos Ciudades, que me encantó, o de Grandes Esperanzas o Tiempos Difíciles, pero Dickens, que nació tal día como hoy , siempre me suena a La pequeña Dorrit, a Amy, una niña de novela-resumen ilustrada (un libro blanco de tapas duras), que fue mi heroína por muchos años, y que aún hoy convive plácidamente en mis recuerdos con personajes más sesudos, más actuales o más creíbles.
      Leí y releí las aventuras de esa niña obligada a ganarse el sustento, su vida en la cárcel, su ascenso a la riqueza y sus amores desgraciados, su fortaleza, su final feliz con boda incluída...
      Y de su mano, encontré a David Copperfield, a los malvador Uriah Heep y a Scrooge, a Oliver Twist, al Pip de Grandes Esperanzas, y la temible vara de madera (tickler, no he olvidado el nombre, aunque no sé si se escribe así), con la que le azotaba su rígida hermana.
      La pequeña Ami Dorrit me mostró todos los tipos humanos que pueden entenderse antes de llegar a la adolescencia. La bondad de los Pegotty, la inconsciencia de Dora, la maldad de los Murdstone, el drama de la pobre Nell, en Tienda de Antigüedades, y hasta el mundo convulso de la Revolución Francesa.
      Me enseñó a solidarizarme con los desfavorecidos, a creer en los milagros (esto lo he perdido con los años), a maldecir la burocracia y la justicia, al servicio de los ricos, y magistralmente descrita en la denominada "Oficina del Circunloquio"...
      Y así, personaje a personaje, saltando de casas victorianas a humildes chabolas, de harapos a maravillosos trajes de fiesta, de caballeros humanitarios a convictos generosos, de miseria a misteriosa fortuna, de padrastros malísimos a benefactores atormentados, de París a Londres, de la justicia a la injusticia más dolorosa, fui pasando (y aún paso de cuando en cuando), por el universo Dickens, tan vivo hoy, doscientos años después.
      Y me pregunto dónde estará Amy Dorrit para guiarme en un nuevo descubrimiento de la vida.

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