Va
a ser verdad eso de que cuando no hay nada mejor de que hablar (o no
interesa que se hable de otras cosas), hablamos del tiempo. No he
echado la cuenta de los minutos que los telediarios, de cualquier
cadena, dedican a la información meteorológica, pero les aseguro
que más que a los asesinatos machistas, a la crisis de los
refugiados y hasta al juicio de la Gurtel.
Lo
llaman “El Tiempo”, “Previsión Meteorológica” y hasta “la
Meteo”, por aquello de la originalidad. Y nos bombardean con todo
tipo de mapas, de isobaras, de hectopascales, satélites y una amplia
sección de fotos de los espectadores, mostrando las bondades o
maldades del clima en su pueblo.
Así
un día tras otro, a la hora de comer, en la cena… Todo es
susceptible de magnificarse, las tormentas, las olas, el frío, el
polen y hasta el anticiclón de las Azores. Como una mini-película,
con chicas y chicos mediáticos, que se cuelan en las casas para
recomendarnos que nos abriguemos, que llenemos el depósito del coche
o tengamos el móvil a mano. Poco menos que nos piden que nos
atrincheremos en casa, con la nevera repleta y el edredón entre los
dientes. Como si viviéramos en un remoto pueblo de las montañas, de
esos que siempre se quedan aislados. Y ni eso, que ahora hay hasta
drones que en un pis pas te acercan un par de docenas de latas de
fabada.
Cada
vez que los veo me viene a la cabeza esa antigua canción de Los
Mismos, de allá por los años 60, que contaba las bondades del clima
español: “Les habla el hombre del tiempo con nuevas informaciones
tendremos chubasco y viento en varias de las regiones. El cielo
estará nublado y habrá nieve en las montañas algunos puertos
cerrados y frío el resto de España. Solamente Canarias conserva el
clima primaveral. El parte se está acabando señores hasta la vista
de aquí me marcho cantando diciéndole a los turistas solamente
Canarias conserva el clima primaveral. Tenerife tiene seguro de sol,
seguro de sol, seguro de sol”. Sólo falta eso, que le pongan banda
sonora a la información del tiempo.
Ahora
es el frío. Polar o siberiano, que ya no sé cual es el último que
nos vienen anunciando hace dos semanas, y que cuando llegue de
verdad, seguro que me pilla en manga corta, porque no me lo voy a
creer. Como en el cuento del pastor mentiroso. Que viene el lobo…
Claro
que hace frio. Pero vamos, es lo que mayormente suele hacer en
invierno, lo que viene siendo un invierno de toda la vida, incluso
más suave, que me da a mi en la nariz que los monísimos chicos y
chicas del tiempo no saben lo que es vivir sin calefacción, dormir
medio ahogada por el peso de las mantas y, ni mucho menos, tener
sabañones en los pies, las manos y las orejas. Por eso nos amenazan
con “desplome de las temperaturas”, “caída en picado del
termómetro” y lindezas por el estilo, que dan de qué hablar, pero
poco más.
¿Frío?
Pues claro. Lo que hace en estos meses de toda la vida de Dios. Lo
que viene siendo un invierno.
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