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miércoles, 7 de septiembre de 2016

Desde Macondo. FASCÍCULOS COLECCIONABLES

Aturullados como estamos entre investiduras y despropósitos varios, tertulias, reuniones, encuentros y desencuentros y demás ingredientes de este gazpacho atípico de verano que nos han montado, no hemos caído en que, con el final de las vacaciones, el inicio del curso escolar y el judicial (el político no, que no hemos aprobado y repetimos), vuelven a escena, como si no pasara nada, los fascículos coleccionables.
      Ya sé que son un clásico de septiembre, pero como todo está siendo tan raro… El caso es que entre las caras de Rajoy y de Sánchez, de Rivera y hasta el exministro Soria, se han colado unas cuantas colecciones. Como siempre en estas fechas. Aún no son demasiadas, o yo no las he visto, pero haberlas, haylas.
      Por el momento, ya he apuntado la del Seat Seiscientos por piezas, que promete dejar en la vitrina, para la posteridad, una maqueta monísima. Para los nostálgicos.  Y hay también abanicos, que falta nos hacen con estos calores,  y los de manualidades varias, destacando, por supuesto, los punto de cruz, con toda clase de plantillas, modelos e hilos de colores. Vuelve la  casa de muñecas, y una colección de Mitología Clásica, con un enorme Hércules en la portada.
      Y aunque no lo creáis, también hay polémica en las colecciones, que una importante editorial ha tenido que modificar la suya, con figuritas de Playmobil incluidas, porque en 'La Aventura de la Historia' no incluía ninguna mujer. La presión de las redes sociales y hasta del Gobierno Valenciano les ha ablandado el corazón, y entre los 60 clicks van a incluir alguno como Nefertari, Hipatia de Alejandría, Juana de Arco, la reina Victoria, o Marie Curie.
        En fin, que empieza la temporada, y otro año más que no me decido, que tengo que decir con vergüenza eso de "yo nunca he coleccionado nada". Ni cromos, ni recortables de muñecas, ni chapas, ni canicas ni conchas de la playa. Ni tan siquiera las películas o libros que vienen con el periódico que compro a diario. Siempre sucumbo a la cara de circunstancias del kiosquero que me pide el cupón para un cliente de toda la vida (como si yo fuera de anteayer). Y sigo sin colecciones e imaginando con envidia cómo debe ser eso de esperar al lunes para que te den el próximo abanico o el cañón del barco o la chaisse longue de la casita de muñecas o el hilo rojo de seda para hacer un angelote de petit point.
      Mientras me decido, colecciono sonrisas, experiencias, amigos, sensaciones, ilusiones, esperanzas... No lucen en las vitrinas, es verdad, pero ocupan su lugar en mi vida. Y no acaban con el final del curso.

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