Descerebrados.
Ocupando el espacio que debiera albergar el seso con "s" con lo que
tienen entre las piernas que les otorga, según ellos, patente de corso para
dejar de lado cualquier pensamiento racional. Manda la X en el seso y se oyen
demasiado pocas voces, y no muy altas, ante semejante degradación de la
sociedad.
Dicen
que pasa en todas las celebraciones multitudinarias, y que se calla. Puede que
sea verdad, y que aún no conozcamos la verdadera dimensión del horror y la
aberración que suponen las agresiones sexuales a mujeres con la excusa del
jolgorio, la fiesta, el alcohol...Da nauseas pensar que alguien se sienta con
derecho de pernada sobre una mujer, y más asco dan quienes callan, justifican y
hasta jalean a los agresores. Ya se sabe, habían bebido, la chica iba sola, era
de madrugada...
Las
frases hechas y los clichés de siempre ante las indignantes noticias que están
conviiendo estos días con los sanfermines en Navarra. Varias violaciones,
algunas en grupo, y otras tantas agresiones que están dejando en evidencia la
sociedad machista y permisiva que aún perdura, en pleno siglo XXI, cuando todos
deberíamos afanarnos y dejarnos la piel para acabar con tanta
"hombría"
Es vergonzoso que las mujeres no ocupen habitualmente las primeras
páginas de los periódicos, salvo cuando las violan o las matan. Y más
vergonzoso que estén siendo noticia recurrente en estos días. No salen en las
portadas las trabajadoras o desempleadas, las supermadres que a duras penas
pueden compaginar su vida laboral o familiar; ni las desahuciadas, ni de las que han vuelto a
casa tras el espejismo de la emancipación, ni de las jóvenes y sobradamente
preparadas que se aferran a un mini job con mini sueldo en hamburgueserías de
Alemania o de Inglaterra; ni de aquellas a las que les quita el sueño pensar
qué van a poner en la tartera de su hijo al día siguiente, o cómo llenar la
olla familiar.
Esas no interesan a los cerebros con X, que siguen
viéndolas como un pedazo de carne que llevarse a la boca para pasar un buen
rato. Algo está pasando en los últimos tiempos. No sé si tiene que ver con la
relajación de las políticas de igualdad, con los recortes en todos los
recursos, educativos también, que estaban en marcha desde hace años, o con un
adormecimiento de la ciudadanía que prefiere mirar hacia otro lado.
Pero éste no es el mundo que queremos. Quiero el mundo
de Macondo con sus mujeres mágicas, con Úrsula, que
dirige con mano de hierro a siete generaciones de Buendías; con la exuberante
Petra que hacía crecer la vida a su paso, con Santa Sofía de la Piedad, que
sólo existe en el momento preciso; con Remedios, que asciende a los cielos
entre una nube de flores amarillas...
Con hombres con seso. Con “S”.
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