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jueves, 7 de abril de 2016

Desde Macondo. EL REINO DE TIERRA FIRME

Ni por asomo hubieran pensado Vasco Núñez de Balboa, o Pedro Arias Dávila que su "Tierra Firme", el lugar desde donde lanzarse a la conquista de la América continental, pudiera estar, andando los siglos, en primera plana del panorama internacional.
       Entonces, en los albures del siglo XV, era tan sólo eso, tierra seca, en contraposición al territorio insular, a las Antillas, a Cuba y Haití, a La Española. Era tierra entre el Caribe y el Pacífico, entre Colombia y Costa Rica. Y poco más. Ni siquiera había adoptado su curioso lema de "Pro Mundi beneficio", Por el beneficio del mundo, aunque esto es otro cantar.
      Panamá. Hay muchas teorías sobre el origen del nombre, que los conquistadores respetaron. Puede significar, en lengua de los indígenas, "más allá", o "lugar de pesca". Incluso podría ser el nombre de un cacique local. Es igual, porque desde ahora, Panamá ya no será siquiera el lugar del Canal, será el de la vergüenza, el engaño, el desengaño; el sitio de la evidencia de un mundo corrompido y en descomposición, de la vuelta del Antiguo Régimen, de la victoria de los ricos sobre la plebe.
       Entre el mareo de las cifras, la indignación por los nombres, los cargos y los títulos, se impone otro sentimiento, la tristeza por constatar que nos tratan como basura. Que los mismos que dan lecciones de moral, que ordenan países, que fijan salarios de miseria, los mismos que pisan las calles, transitan las carreteras, utilizan los hospitales, los colegios o cualquier otro servicio que pagamos los demás con nuestros impuestos, se han buscado un lugar en el que su dinero está a salvo de cualquier merma. Nos imponen el infierno mientras disfrutan del paraíso (no sólo fiscal) tan ricamente.
       No soy envidiosa, y me importan un comino lo grande que sea la fortuna de cada cual, pero me hierve la sangre al pensar que los que más tienen no sólo no están dispuestos a ayudar a nadie, sino que aún se permiten el lujo de engañar al país que los mantiene, al que les ha permitido estar ahí, en Panamá, en Tierra Firme, Viven gratis total mientras nosotros, los que pisamos arenas movedizas, los mantenemos pagando fielmente tasas e impuestos que nos superan.
       El Nuevo Mundo vuelve a ser un Paraíso, pero sólo para unos cuantos, los que pisan tierra firme, mientras el resto se ahoga en el Mediterráneo o el Egeo, o sobrevive como puede, chapoteando en el barro que nos dejan pisar los que están viviendo por encima de nuestras posibilidades.

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