Pensamientos, ideas, palabras que engulle la arena en el mismo instante en que se han escrito

miércoles, 8 de agosto de 2012

Desde Macondo. ¡QUÉ BIEN HABLAN!

      Escucho a un ministro/a, da igual el nombre o la cartera (oído uno, oídos todos), y me viene a la cabeza lo que se dice en  los pueblos, especialmente cuando no se ha entendido nada ¡Qué bien habla!
      Traje y corbata, o modelito de Dior, una perorata ininteligible, media docena de palabrejas, algún término macroeconómico que otro, un  par de americanismos y hasta un latinajo perdido… Y ya está. Los hemos engañado. Hemos barrido el román paladino debajo de la alfombra, y todos se han quedado tan conformes.
     ¿Será esto lo que piensen? Porque de otra manera, no lo entiendo. No seré yo la que descubra que nuestro actual Gobierno, a todos los niveles, local, autonómico y no digamos nacional, no brilla precisamente por su acertada política de comunicación, pero es que hay cosas que pasan de castaño oscuro.
       No se anuncia  la subida del IVA, sino de "los impuestos que gravan el consumo". No han aprobado una amnistía fiscal sino un "proceso de regularización de activos ocultos". No han abaratado el despido sino que han "flexibilizado el mercado laboral". No es repago de medicinas, sino una "reordenación de los recursos de la sanidad pública". No sube la Universidad, se han "reforzado los criterios de exigencia académica". Lo de aumentar el número de alumnos por aula, cambia su nombre por "racionalizar los recursos y garantizar el futuro de la educación pública".
       Los recortes salvajes en dependencia, sanidad y bienestar social se llaman Ley de Garantía de mantenimiento de los Servicios Sociales. Y proteger la vida es recortar el derecho al aborto.
       Una es de pueblo. Pero ve la tele, lee de cuando en cuando, y departe ocasionalmente  con turistas extranjeros.  Y hasta ha viajado. No se han enterado de que los pueblos ya no son lo que eran, que la gente ya no se queda embobada con las palabras grandilocuentes aunque no entiendan nada.
      En mi Macondo amado, la gente se sobrecogía cuando llegaban los gitanos, con su palabrería, sus trucos de magia y su extraña lengua.  Pero los textos ocultos fueron descifrados y todo se entendió perfectamente.
      Como ahora, por mucho que se esfuercen en confundirnos. Todo está meridianamente claro, aunque lo escriban en sanscrito, como los pergaminos del gitano Melquiades que contaban la historia de Cien Años de Soledad.

4 comentarios:

  1. ¡Qué bien escrito! ¡Cuánta verdad!

    Un abrazo.

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  2. Gracias, Antonio. Me crispan los discursos grandilocuentes pronunciados desde falsas alturas. Especialmente porque estoy segura de que ellos se marcharán tan ufanos pensando que nos han engañado. Un abrazo.

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  3. Nuestra sociedad va a tardar lustros en levantar cabeza, tras los estragos de los últimos gobiernos. Pero nuestra lengua va a tardar siglos, si es que algún día se recupera de tanto maltrato y manipulación. El problema es que la lengua es de la gente,y una lengua maltratada es el reflejo de la sociedad que la habla.

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  4. Justamente. Es una vergüenza oir a hablar a mucha gente, pero lo peor, es que utilicen eufemismos estúpidos para camuflar las verdades. Ya sabes, los muertos civiles son daños colaterales y todas esas cosas. No se trata de que todos sean catedráticos de Lengua, pero es penoso oir a la Fátima Báñez o al Montoro.

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