Pensamientos, ideas, palabras que engulle la arena en el mismo instante en que se han escrito

jueves, 21 de noviembre de 2019

Desde Macondo. A QUIEN CORRESPONDA (Adelantando la Navidad)

La Navidad llega cada vez más pronto, con todos sus símbolos y su parafernalia. En pocos días veremos a los pajes de los Reyes Magos a las puertas de los grandes almacenes o junto a los belenes municipales; y a infinidad de réplicas de Papa Noel, Santa Claus, San Nicolás, que todas las ayudas son pocas, afanándose en recoger las cartas que los pequeños les entregan con ojos brillantes. Y preguntando el consabido ¿te has portado bien? No te preocupes, que no hemos cargado carbón para los niños buenos.
      Yo también escribía cartas. Y no recuerdo ni una sola vez en que lo que encontraba a los pies de la cama se pareciera, siquiera mínimamente, a las peticiones que había escrito en la misiva, con mi mejor letra y rotulador rojo, para que se viera bien.
      Cada año pensaba igual. La carta no ha llegado a tiempo; los arenales están muy lejos, y no digamos nada de Laponia. Pero he crecido. Y el mundo ha cambiado. Se acabaron las cartas. Y, por supuesto, se acabaron los reyes, gordinflones diciendo “ho,ho,ho” y demás zarandajas.
      He decidido mandar un e-mail (que es más rápido y puedes comprobar que ha llegado), y hacerlo a quienes, de verdad, pueden traernos regalos o, cuando menos, cualquier cosa que haga nuestra vida más fácil.  O menos dura.
       Eso, hoy por hoy, sólo está en las manos de nuestros políticos, los que rigen nuestros destinos aquí en la tierra, a falta de que se demuestre que hay una vida mejor en el cielo o en otro planeta. Ya no es tiempo de cartitas pidiendo minucias, como los Juegos Reunidos Geyper, el Mecano o la muñeca de moda que hace de todo.
      En un e-mail caben muchas más cosas, que puedes adjuntarle todos los documentos que te dé la gana. Y con acuse de recibo, para que luego no digan que no sabían lo que de verdad queremos, lo que necesitamos, ahora que están en plena negociación.  Que tampoco es tanto. Un trabajo decente y suficientemente remunerado, poder pagar la luz o la hipoteca, lo mínimo para que los niños coman y vayan al cole con dignidad, que se garanticen las pensiones, que se desbloqueen de una vez las leyes que duermen en el limbo…
      Vamos, casi como cuando te encontrabas con un pijama y unos calcetines, que bienvenidos sean, pero que te dejaban con esa cara de tonta…
      Es tiempo de adelantarse a las navidades y mandar ese e-mail de esperanza. El que no pueden dejar de contestar, porque es de Justicia. El que no puede ir a la carpeta de spam, porque llevamos demasiado tiempo con nuestros anhelos almacenados como correo basura.
      Decidido, hoy mismo me hago con las direcciones. Destinatario: el presidente en funciones, con copias a todos y cada uno de los grupos políticos, que nadie sabe cómo acabará esto. Asunto: Esperanza. Y en el texto, pues eso, que no traigan carbón ni recortes, que no haya nadie sin pan ni techo. Ni sin medicinas o dinero para pagar estudios, ni con salarios de hambre. Ni sin ningún salario. Y poco más, porque si el correo pesa mucho, lo devuelven o se pierde en el ciberespacio.
      Voy a hacerlo ya, que aquí, en el remoto Macondo no siempre hay buena cobertura.

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