Si
hacemos caso a la publicidad, podríamos sobrevivir en cualquier parte, hasta en
el mismísimo Macondo solo con un móvil o un ordenador. Y una lista de “App”,
claro. Vale que las aplicaciones nos abren a un mundo de posibilidades que
nunca antes podríamos haber imaginado, como un mapa a tiempo real con guía incluido, una videollamada a cualquier parte
del mundo o una transferencia bancaria inmediata.
Aunque las hay para todo. Sí, algunas son útiles, pero me asombra el tiempo que tiene
la gente para crear tanta gilipollez. Y el talento, o lo que sea, que se
desperdicia mientras se piensa en estas cosas. Ya
sabemos ligar, pedir comida a domicilio, orientarnos, buscar una calle o un
lugar, los mejores cines, la peluquería más cercana o la cerrajería 24 horas,
que a todos se nos olvidan las llaves.
Pero
es que hay muchas más. Me he entretenido (que yo también pierdo el tiempo), en
buscar aplicaciones curiosas, y casi he acabado cazando moscas, estupefacta
ante la cantidad, que no calidad, de lo que han visto mis ojos. Una app para
hacer nudos de corbata, y otra para escuchar cientos de cantos de pájaros
distintos. Una más para estar triste, que promete poner todas tus fotos y tus
mensajes en gris, que ya está bien de ir disimulando por la vida.
Por
la noche, se puede monitorizar el sueño durante la fase REM a través de sonidos y así manipular lo
que soñamos (creo que probaré esta). También hay una app para los que se les
pegan las sábanas cada mañana. Hace un seguimiento minucioso de nuestras etapas
del sueño y nos despierta en el momento en el que estamos durmiendo menos
profundamente, de forma que nos es mucho más fácil levantarnos. Y si
somos más del más allá que de acá, también podremos comprobar si nos rodean
fantasmas, e incluso traducir sus mensajes.
No
os cuento nada de su contribución a la vida sana, que hay cientos de formas de
monitorizar ejercicios, controlar peso e incluso combinarlo todo con
alimentación “detox”. O las de “encuentra mi coche” y la más sofisticada que
nos dice cuándo dará el sol o la sombra a lo largo del día, para que aparquemos
con fundamento.
Por
haber, hay hasta la que nos promete llevar un psicólogo en el bolsillo, Sirve
para monitorizar nuestro estado de ánimo y recibir recursos psicológicos
personalizados, recomendándonos desde ejercicios de respiración a meditaciones
guiadas.
No
tengo claro que sea éste el mundo que quiero, que sustituye personas por app,
pero es lo que hay. Dentro de nada, no nos hará falta nadie.
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