Me gustaría poder
instalarme cómodamente en una ciudad inexistente de un país imaginario, para
darme la oportunidad de ver la vida desde otro punto de vista, para contarla
sin agobios y con tierra de por medio. Y con la tranquilidad que proporciona
saber que, si las cosas se ponen feas, siempre podré hacer como Remedios la
Bella, que un buen día salió volando entre una nube de flores amarillas, y
nunca más volvió.
Desde Macondo, con sus
casas de paredes de cristal, se ve todo. Pero de forma diferente. Veo a los
candidatos, afanados en convencernos, trabajando duramente en quince días de
infarto. Es la campaña. Con sus debates, sus repartos de propaganda, sus encuentros
con jóvenes, mujeres, empresarios, colectivos varios… Qué fatiga. Llueve, y se
va al cuerno la peluquería y el atuendo cuidadosamente elegido, ni muy progre
ni demasiado serio, que todo tiene sus lecturas.
Y creo firmemente que
se lo creen. Que están convencidos de hacer lo que deben, que se esfuerzan en
poner la sonrisa profidén, en contar los abrazos por docenas y los besos por
centenas; y los kilómetros por miles, y las palabras, por millones. Creo, de
verdad, que llegan cada noche a casa con la satisfacción del deber cumplido, y
que, cuando cuentan los votos que creen haber arrancado, piensan que mañana
tienen que echar el resto. Ya queda menos, y cada minuto cuenta.
A estas alturas de
columna, creo que habréis deducido que me aburren las campañas electorales. A
veces, hasta me crispan. Pero es lo que hay.
Desde Macondo, con su
tiempo eterno, sus epidemias de insomnio y sus extraños nacimientos de niños
con cola de cerdo, miro curiosa la corbata azul de los aspirantes, los paseos
por el centro de tal o cual candidata, el tierno beso al niño-foto del día-,
los coches circulando con la música machacona a toda pastilla, los carteles y
banderolas desteñidos por el agua…
Y recuerdo, qué
casualidad, que las lluvias que destruyeron mi pueblo imaginario duraron
exactamente cuatro años, once meses y dos días. Casi como una legislatura.
jueves, 10 de octubre de 2019
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