El Punto Jonbar es en la literatura, y especialmente en la ciencia ficción, un acontecimiento singular y
relevante que determina la historia futura, es decir, la que podría haber sido
si ese hecho no hubiese ocurrido, ya sabéis, eso de qué hubiera pasado si…
Ahora que estamos a punto de despedir el año,
y que nos asomamos al abismo de un calendario por estrenar; ahora que nos
enfrentamos a todos los balances, los
que nos enseñarán la botella llena a rebosar o medio vacía, según intereses;
ahora, que no hay vuelta atrás en los aciertos o errores de los meses pasados, que
ya estamos metidos de lleno en periodo pre-electoral, es momento de pensar muy
bien las cosas, de no equivocarnos al elegir, de no tener que, a la vuelta de
unos meses, evocar con amargura el punto Jonbar.
Todos hemos fantaseado en algún momento
con la idea de una vida, un mundo, una trayectoria distinta si, en su momento,
hubiéramos tirado por un camino en lugar de por el otro; si hubiéramos elegido
una profesión, o una pareja, o un lugar diferente para vivir. En lo personal,
habrían cambiado muchas cosas, seguro. En lo general, también. Repasando el año
que termina, y los inmediatamente anteriores, tenemos materia de sobra para
escribir un libro, partiendo del momento en que empezó a desaparecer el mundo
que conocíamos.
Ojalá la vida fuera como una ucronía, la
novela que se basa en el “punto Jonbar”, el instante en que cambiando un hecho
se cambia el devenir de las cosas. Recuerdo una novela de Jesús Torbado, En el
Día de Hoy, que reproduce el comunicado de Azaña tras la Guerra Civil, pero al
revés, “cautivo y desarmado el ejército fascista, las tropas republicanas han
entrado en Madrid”. Y a partir de ahí, cambia la historia.
En una década hemos cambiado el curso de
la Historia de nuestras vidas. Si no hubiera existido la crisis, si no
hubiéramos tomado determinada decisión a la hora de ir a las urnas,
desengañados, cabreados o asustados, si no hubiéramos tomado el camino que nos ha llevó directamente a la
pobreza, la desigualdad, la desprotección de los más débiles, los salarios de
hambre, la vuelta a la caridad y la beneficencia…
¿Qué hubiera pasado si…? No lo sé. Es
ciencia ficción. Y aún no se ha escrito el último capítulo. Entramos en año
electoral, y siempre habrá quien se empeñe en agitar el fantasma del miedo, en
vendernos seriedad y solvencia, en hablar de “aventuras” con resultado
incierto. Y en que vayamos por el camino recto, sin “equivocarnos” en buscar
puntos que se desvíen de lo establecido.
Quizá alguien, así que pasen unos años,
escriba la ucronía de la etapa que nos ha tocado vivir y explique, negro sobre
blanco, si nos podríamos haber ahorrado tanto sufrimiento, si la cifra de niños
pobres no hubiera sido tan escandalosa, si la desesperación por preferentes,
desahucios, desempleo y demás, hubieran ahorrado unas cuantas vidas. Y tal vez
Macondo, tras el diluvio, sería un lugar idílico donde pasar felices los días,
sin que tuviera que desaparecer en un pavoroso remolino de polvo y viento.
Sería una novela diferente. Sólo con
cambiar el punto de partida.
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