Pensamientos, ideas, palabras que engulle la arena en el mismo instante en que se han escrito

domingo, 9 de diciembre de 2018

MÁS LÁGRIMAS EN LA LLUVIA

En sólo una semana, en unos pocos días,  hemos pasado de la mofa y el menosprecio a la preocupación más severa. Hemos cambiado radicalmente el tono de las charlas y los comentarios cuando nos referíamos a los “reconquistadores” de la ultraderecha, de burlarnos de la imagen del líder a caballo a querer montarnos en el más rápido para salir huyendo, no sabemos hacían dónde.  
          Tras una de las muchas conversaciones habituales desde el pasado domingo, pesimistas a menudo, y melancólicas  siempre, en las que empezamos a dar  muchas cosas por perdidas, y a hablar de tiempos pasados indudablemente mejores, me ha venido a la cabeza la famosa fase de la película Blade Runner. Ya sabéis esa de "Yo he visto cosas que vosotros no creeríais…Todos esos momentos se perderán en el tiempo... como lágrimas en la lluvia”. Roy Batty podría estar presente en cualquiera de las reuniones actuales de amigos, vecinos, familia, en las que hablamos y hablamos para concluir con que hemos dejado demasiadas cosas en el camino. Y que tenemos la certeza de que nos costará volver a encontrarlas, si es que las encontramos.
          Hace tan solo unos días, hablábamos de oras cosas. De problemas, por supuesto, que esos existen en todo tiempo y lugar. Y que a veces apretaban, pero no asfixiaban. Ahora, además de desconcertados, nos sentimos ahogados, como si el aire se hubiera espesado de momento y no encontrara el paso hacia nuestros pulmones.
          Y es que ahora las lágrimas en la lluvia son demasiadas. Ya habíamos perdido en el tiempo muchas cosas, tantas que nos costaba trabajo creerlas cuando intentamos, sin éxito, enumerarlas. Pero quedaba la esperanza en el ser humano, en su capacidad de regenerarse para no repetir errores, para distinguir la raya del horizonte, para pisar suelo firme sin perder de vista el ansiado cielo.  Para no volver a los periodos más oscuros de la Historia.
          En una semana, ya son lágrimas en la lluvia la alegría de votar sintiéndonos dueños de nuestro mañana, de defender la democracia con uñas y dientes; de abrazarnos a la Constitución como libro de cabecera, con la llave de los tesoros de nuestra vida, la igualdad, la justicia, la convivencia…, de justificar el sistema como el menos malo, de sentirnos europeos, de pensar que vivíamos en el mejor lugar posible del planeta.
          Hemos visto cosas que casi no creemos, y que nos amenazan con que, desde ahora, hablemos de ayer mismo como si contáramos  batallitas del abuelo Cebolleta. Se nos ha helado en los labios la risa que nos daba ver al líder de Vox vestido de Don Pelayo, o a unas decenas de personas cantando el Novio de la Muerte en un mitin, o a algún “iluminado” explicando que España tiene que volver a ser una, grande y libre. Si autonomías que estorben. O que las perversas mujeres quieren pasar por encima de la autoridad de los hombres, que han mandado de toda la vida de Dios.
          Ya son lágrimas en la lluvia muchas cosas. Incluso que, a veces, se lloraba de alegría.

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