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jueves, 30 de agosto de 2012

Desde Macondo. ¡QUE CONSUMAN ELLOS!


      A Macondo llegó, como a todas partes, el ferrocarril, y los automóviles, y la fábrica de helados, y hasta vagones y vagones de mujeres de vida alegre para los que estaban sin amor y con dinero en el bolsillo.  Y la minúscula aldea se convirtió en un pueblo activo lleno de tiendas y talleres de artesanía. Hasta Úrsula inauguró una industria de animalitos de caramelo mientras Aureliano se dedicaba a trabajar la plata.
      Todos vendían y compraban, y los días pasaban plácidamente. Como debe ser.
       En el mundo real, leo el mal dato económico del día. El Banco de España achaca a la mala evolución del consumo privado el agravamiento de la recesión ¿Y qué se esperaban? Supongo que, en el mundo irreal en que se mueven (y no en Macondo, precisamente), piensan que los parados, especialmente los “beneficiarios” de los 450€, cuando apliquen la subida, se iban a lanzar como locos a comprar coches, viviendas, muebles de diseño o electrodomésticos de última generación.
       Tal vez pensaran que serían los funcionarios recortados los que incentivarían el consumo; o los padres, que se enfrentan aterrados a la compra del material escolar con la subida del IVA; o los pensionistas, que ahora tienen que acoger en casa a los descendientes y su prole, y sin subsidio, que para eso cobran los abuelos.
       O los universitarios, que han visto multiplicadas las tasas de matrículas, o los que tienen personas dependientes a su cargo y se han quedado sin paga; o todos nosotros, que tenemos que pagar las aspirinas y el almax para quitarnos el dolor de cabeza y la permanente acidez en  el estómago que dan el miedo y la ansiedad.
       ¿Quién se creen que va a consumir? No es poco que tengamos que pagar la luz y el gas, el agua y los impuestos y que quede para llenar al menos un poquito, la cesta de la compra. Eso sí, sin  alegrías, con pasta, patatas, legumbres y pollo. Y melones y sandías, que son de temporada y llenan mucho.
       Lo demás…Que consuman ellos.
      Quien tiene trabajo, procura no gastar por si lo pierde. Y quien no lo tiene, tampoco va a elevar el consumo interno. Y así vamos, aunque los datos sorprendan al Banco de España. Suben los impuestos, hay menos dinero y esta medida frena el consumo y a menor consumo, las empresas responden reduciendo la producción. Con esto, bajan los salarios y aumenta el paro. Por supuesto, el Estado recauda menos, porque ni Dios consume más de lo imprescindible para seguir respirando.
       Se ha roto el ciclo de la vida, el que conocíamos. Producir para tener trabajo; trabajar  para ganar dinero. Comprar para que tengan dinero los que venden, y vivir para que todo esté vivo.
      Mal vamos a poder recomponer este anillo vital si algo-todo-no cambia. Salvo eso, que consuman ellos. Los que pueden. En nuestro Macondo particular, no podemos derrochar en animalitos de caramelo o pececitos de plata. Ni tan siquiera en pagar el amor, que anda también escaso en estos tiempos.

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