Pensamientos, ideas, palabras que engulle la arena en el mismo instante en que se han escrito

domingo, 5 de junio de 2011

MUTANTES

Nunca me han gustado las películas de ciencia- ficción. Ni antes ni ahora. En su momento vi los catecismos, porque era obligado. 2001 Odisea del Espacio y la Guerra de las Galaxias. Ah, y Alien. Y se acabó. Ni marcianos, ni extraterrestres, ni bichos mutantes, que de esas cosas hay todos los días por la calle y no hay que buscarlas en las pantallas.
Hoy, no sé porqué, me han venido a la cabeza los extraños seres de estas películas galácticas. Tal vez sea porque llevo un par de días escuchando lo de la bacteria alemana, la e-colli que ha mutado y se ha vuelto asesina (asesinando nuestras exportaciones agrícolas, entre otras cosas). O tal vez porque he visto muchas cosas, y personas, "mutar" en muy pocos días. O porque pienso en mutaciones futuras.
Lo cierto es que la palabreja que martillea en la cabeza, como esos días en que te levantas tarareando una musiquilla que ya no te abandona hasta la hora de acostarte, y la cantas en la ducha, en el coche, mientras cocinas o cuando friegas los cacharros, como si fuera un alien que se ha apoderado de tu voluntad.
Claro, que no sé de qué me quejo,yo, que escribo en la arena por vocación y habito en el desierto, porque nada hay más mutante que su paisaje. Tal vez sea todo mentira, tal vez me esté engañando, o esté mutando, y tenga que empezar a grabar en piedra mis reflexiones. Para que permanezcan.
En fin, no sé. Seguiré atenta a las mutaciones, seguiré como Diógenes con el candil buscando no sé qué. Aunque si busco la verdad, la que no cambia, tendré que hacer horas extras con la lámpara, y al precio que está el petroleo...

domingo, 1 de mayo de 2011

DE BODAS, BEATOS Y RITOS PAGANOS

Ya hemos casado al heredero del heredero británico, ya hemos beatificado al Papa que más hizo por acabar con el comunismo (Benedicto XVI dixit) y yo, mientras tanto, celebrando y añorando ritos paganos cristianizados, como casi todo.
Decía en un post que me he librado de la boda por razones de trabajo, pero no he podido librarme de la beatificación, que atacaba por tierra, mar y aire, por prensa, radio, TV y en los jardines que hay frente a mi casa, donde ha habido concentración de banderitas amarillas y blancas, santos colores.
No he tenido yo la cabeza (ni el cuerpo) esta semana para pensar en tocados y modelitos de damas británicas o princesas españolas, ni en peregrinos en la Plaza de San Pedro, pero en un día con muchos muertos reales en Siria, con otros muertos posibles en Libia, con cifras de paro escalofriantes, con el no menos escalofriante dato de encuestas que nos llevan en picado a tiempos pasados (no mejores), y con otros cuantos asuntos que ponen los pelos de punta, no me parece serio que la noticia de apertura sea la beatificación de una persona que, por definición y por oficio debería ser buena.
En fin, no voy a meterme en cuestiones religiosas, que luego me regañan. Y además, la tercera parte del título de esta entrada habla de ritos paganos, y a eso iba.
Han pasado Las Mondas, fiesta pagana dedicada a la primavera y a la diosa Ceres y que desde hace unos cuantos siglos, por obra y gracia de la Iglesia, se ha consagrado a la Virgen del Prado.
Y son las cruces de mayo, los mayos, en mi pueblo. Dicen que Santa Elena, madre de Constantino, encontró la cruz de Cristo y la adornó con sus ropas y sus joyas, y desde entonces se visten las cruces en los primeros días de mayo. Seguro que esta historia no la inventó un pagano, pero vale, ahí se queda.
Yo me quedo con la primavera, con el tributo a la tierra, a la madre naturaleza tras un largo y frío invierno, con las ofrendas para pedir buenas cosechas, con la alegría de las gentes (¿dónde estará ahora la alegría) por la explosión de flores en el campo.
Me quedo con lo natural, sin más explicaciones metafísicas. Con el milagro real de la vida, no con el imaginario de presuntas curaciones.
Me quedo con la vida en directo, sin ensayos de tiro de cámara para el beso en directo (el de Guillermo y Kate), y sin multitudinarios y mediáticos homenajes a papas que, por oficio, se supone que debían ser santos.

domingo, 17 de abril de 2011

LIBROS Y AUTOAYUDA

Hubo unos años, en la preadolescencia, como dicen ahora, en los que cada verano leía, invariablemente, la saga completa de los Tres Mosqueteros. Es decir, el título citado, "Veinte Años Después" y "El Vizconde de Bregelonne". Diez volúmenes verdes que me duraban lo que las tardes de siesta de los meses de más calor. Y así un año y otro. Ya habían sufrido los sudores del verano y los fríos del invierno todos los títulos de Julio Verne, y los misterios de Los Siete Secretos y Los Cinco, que eran cuatro y un perro. Llegó muy pronto el capricho de la mitología, la griega, la romana, la egipcia... Y me sabía todas las historias del Olimpo, que eran las que más me enganchaban. Aprendí que leyendo se llevaban mejor las largas tardes de julio, y el irse pronto a la cama, porque entre semana no tocaba tele. Y el despistarse de las tareas escolares; y el consolarse cuando estabas castigada en casa, cuando tus hermanos mayores no te dejaban jugar con ellos o te tocaba vigilar a los pequeños. Luego llegaron otros problemas, los de la gente adulta. Otras penas, otras alegrías, otras decepciones, otras ilusiones... Y otros libros. Pasó la época de los clásicos, la del teatro, la del Siglo de Oro, la del realismo mágico, la de la poesía, la de novela negra o histórica. Todas pasaron, y todas se quedaron. Y aquí siguen, conviviendo en perfecta armonía, y apareciendo cuando es necesaria su presencia. Están de moda los libros de autoayuda para todo, para superar decepciones y depresiones, para dejar de fumar, para sobrellevar la crisis de los cuarenta, la de los cincuenta, la menopausia, para entender a los hijos o a los padres... Supongo que servirán de algo. Yo tengo mis libros para cada momento. Toca poesía en un estado de ánimo que no voy a contar aquí, y novela negra en otro, y en otro... En estos momentos, y como siempre que me pasa lo mismo que ahora, leo sobre Alejandro Magno. Sí. Como suena. Es un personaje que me fascina, y leo y releo sobre su vida, real o novelada, sobre sus estrategias, sus hazañas, su pasión por la multiculturalidad, su sexualidad ambigua, su carácter cruel y tierno. Leo igual a Quinto Curcio, su biógrafo, que a Plutarco o los historiadores actuales. Y es mi autoayuda.

domingo, 10 de abril de 2011

NOTICIAS FRESCAS

Es domingo y toca pensar. Pensar en otras cosas, se entiende. En todo lo que no tiene espacio en tu cabeza durante el resto de los días de la semana, porque no hay tiempo, porque no puedes, porque no quieres... He estado, como todos los domingos, oyendo la radio por la mañana y leyendo la prensa con tranquilidad por la tarde. Y entiendo muy pocas cosas. Cierto es que hay noticias frescas (frescas no significan más importantes o más interesantes; significan eso, frescas). También es cierto que es día festivo, que ha llegado la primavera arrasando, que las playas están llenas y que la Semana Santa llama insistentemente a nuestras puertas. Y que estamos (desde hace mucho, pero ahora más), en pre-campaña electoral. Pues eso. Que se me han perdido los problemas con la radioactividad en Japón; que no encuentro los muertos de Siria y los de Egipto, que creí escuchar que en Marruecos seguían las protestas y que en Haití se habían celebrado elecciones; que me suena que la violencia de género no cesa y que esta semana se ha incrementado la lista de mujeres muertas a manos de sus parejas, que... Se me han perdido muchas noticias de esas que nos han preocupado ultimanente, y las que encuentro, las frescas, no me resarcen de la pérdida. No me compensan las dos páginas sobre la manifestación convocada presuntamente a favor de las víctimas del terrorismo; no me compensan las declaraciones de los líderes políticos ni las columnas y columnas sobre economía. Es verdad que las normas del periodismo fijan que las noticias que más nos interesan son las más próximas, que lo que sucedió ayer es pasado, que es más importante un herido aquí que mil muertos en Tegucigalpa, que... No sé. Creo que nos miramos demasiado al ombligo, que corremos un tupido velo sobre todo lo que no nos concierne directamente (¿hay algo que no nos salpique o nos pueda salpicar el día de mañana?) y que enterramos en páginas nuevas, con tinta fresca, las noticias de ayer esperando que las de mañana sean mejores. Que lo malo pase a la historia. Que sea Historia.

domingo, 13 de marzo de 2011

No volveré a burlarme de un japonés

Lo prometo. Desde ahora, voy a mirar con otros ojos a esos turistas disciplinados que siguen a un paraguas rojo en las calles de Toledo o de Madrid, que abandonan en fila india la plaza al tercer toro y que hacen fotos a todo lo que se mueve.
Estoy absolutamente impresionada, y creo que los japoneses están dando una lección al mundo enero en los trágicos días que están viviendo. Y que están siendo televisados al minuto.
Ni una escena de pánico, de desesperación. Gente caminando 20 kilómetros para llegar a sus casas, porque no funciona el transporte (ahora ya si, han tardado 24 horas en ponerlo de nuevo en marcha); otros esperando ordenadamente a que los "fumiguen" con yodo por el peligro nuclear, todos obedeciendo sin rechistar las directrices de las autoridades.
Impresionante, porque hablamos de terremoto, tsunami, posible accidente nuclear y un futuro muy muy incierto.
Todos sabemos, por las películas americanas de la Segunda Guerra Mundial, que los japoneses son duros, tenaces, obstinados, trabajadores incansables, disciplinados, incluso con cierta imagen de "borregos", si se me permite el símil, por siempre donde les mandan, sin discutir.
Pero están dando un ejemplo al mundo. Un país amenazado siempre por volcanes y terremotos; el único que ha sufrido en sus carnes dos bombas atómicas, el que ha resurgido de una guerra salvaje para convertirse en potencia mundial, nos está dando una lección.
Y se merece lo mejor, merece todo el apoyo para seguir siendo modelo. Para dar ejemplo.

domingo, 20 de febrero de 2011

EL MUNDO REAL

Domingo por la mañana. Desayuno un poco más pausado. Tareas de hogar, lavadora y esas cosas. La radio de fondo, como siempre. Montserrat Domínguez despide el programa: "Les dejo con el mundo real". Las noticias de las 12. Dos centenares de muertos en Libia, tensa calma en Bahrein, manifestaciones en Marruecos, en Argelia y hasta en China. Carreras, golpes, Internet censurado, incertidumbre...
Y en casa, PSOE y PP a la greña, accidentes de tráfico, temporal en Galicia. El mundo real.
En cuatro minutos de informativo se ha deshecho el encanto de la mañana del domingo; se ha disuelto la promesa de un día tranquilo, rutinario, sin prisas, con música, tele y un buen libro.
Y una añora el mundo perdido...

miércoles, 16 de febrero de 2011

TROGLODITAS

¿Alguien se acuerda de Hug el Troglodita? Vale, es de hace mucho tiempo, pero es que una ya tiene un largo recorrido. Pues para los que no lo sepan, era un personaje de tebeo (ahora cómic), cuyas andanzas discurrían en la Prehistoria, entre dinosaurios y esas cosas. Pues bien, el amigo Hug, que no era muy agraciado, nos mostraba la forma de ligar que se llevaba en su época. Describo: Fijarse en la mujer adecuada, golpearla en la cabeza con una porra, agarrarla de los pelos y llevarla a rastras hasta casa. Y vivir felices y comer perdices o mamuts o lo que comieran, hasta que la muerte los separara.
Eso era hace un millón de años, cuando los dinosaurios poblaban la tierra. Los dinosaurios han desaparecido; los trogloditas no. El meteorito que acabó con los grandes lagartos no eliminó los genes salvajes, machistas, primitivos o no sé como llamarlos, de los seres humanos.
Y andando los años, los siglos, los milenios, seguimos hablando de mujeres muertas a cargo de sus parejas o ex-parejas, que tanto da una cosa que otra.
No valen leyes, ni órdenes de alejamiento, ni pulseras de vigilancia, ni casas de acogida. No vale nada. Sólo la cifra de víctimas, dos, cinco, siete, con denuncias, sin ellas, con condenas, con teléfono del maltratador, en pueblos, en ciudades, españolas, ecuatorianas o marroquíes, bolivianas o rumanas. Muertas.
Parece que nos hemos resignado. Una más, qué horror, cuántas van este año, ¿son más que el año pasado por estas fechas? ¿Ha sido con un hacha o con un cuchillo? ¿Estaban los hijos delante?
Lo estamos convirtiendo en una conversación más, en algo habitual, como ver a Hug aporreando a su amada.
Tal vez tenga que caer otro meteorito sobre la tierra. O mejor, tal vez tenga que producirse otro Big Bang.