Desde
Macondo
QUE
ESPEREN LOS ARENALES
Siempre
me ha llamado la atención que sus Majestades de Oriente, con la
amplia experiencia que dan más de dos mil años de cruzar el mundo
de este a oeste, no hayan tenido tentaciones de quedarse por aquí
una temporadita. Vamos, que igual lo han hecho y no nos hemos
enterado, y han llegado a tiempo para pillarle el rastro a la
estrella y subirse al camello.
En
fin, que con la misión cumplida, los regalos entregados y la
adoración cumplida, ya deberían andar de vuelta, por los arenales,
cruzando el desierto para retirarse a sus cuarteles de verano.
Pero
este año, más que nunca, deberían plantarse y quedarse por estos
lares, que no está la cosa en Oriente como para andar de
excursiones, por muy Mago que se sea. El caso es que obnubilados como
hemos estado entre fiestas, investiduras y aventuras catalanas
varias, hemos atendido más bien poco (o nada), a lo que pasaba
cruzando la arena.
Y es serio. Tanto como para quedarse, aunque tampoco sea garantía de
nada, que los misiles llegan hasta donde quieren llegar. Con
la orden de ejecutar al general iraní Soleimani, el presidente de
Estados Unidos le ha roto los esquemas a los Magos, y ojala la cosa
se quede solo ahí, y no nos salpique a todos los demás. Porque
no solo elimina
a un enemigo, sino que ha volado uno de los pilares de su política
exterior. Trump amenaza con atacar 52 objetivos iraníes si Teherán
golpea a intereses de Estados Unidos.
Irán
ya ha contestado. Los americanos, se arman hasta los dientes. Putin,
se va de tournée por Siria, para dejar claro que él, como Teruel,
existe. Irak, vela armas. Los Reyes, por los arenales, y nosotros...
en medio.
Tengo
tan fresca en la memoria la "guerra en directo" , y todo lo
que vino después, que no puedo ni imaginar otra otra Tormenta del
Desierto, Libertad duradera ni nada de nada parecido. Y ya me cuentan
que hay chavales haciendo cola en las oficinas de reclutamiento para
defender a su país. Vamos, que han soltado los regalos de Reyes de
hace un par de días para agarrarse al fusil.
La
carta ya no llegará a tiempo. Pero había que escribirla. Por si
Melchor, Gaspar y Baltasar pueden, de verdad, hacer magia.
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