Pensamientos, ideas, palabras que engulle la arena en el mismo instante en que se han escrito

miércoles, 20 de febrero de 2013

LA PARTE CONTRATANTE DE LA PRIMERA PARTE

Escribo estas líneas a pocas horas de que se inicie el Debate de la Nación. Siempre me ha gustado seguirlo (vale, una tiene gustos raros), y analizar lenguaje, rapidez, agilidad, gestos, tics... He esperado impaciente a ver qué respuesta daba el presidente tras la intervención de los distintos grupos, o qué planteamientos hacía la oposición para pillarle, para ponerle nervioso, para obligarle a contestar.
      Incluso en años tranquilos, sin mucha tela que cortar, me he plantado delante de la tele para verlo en directo, si he podido, o los larguísimos resúmenes que se ofrecían a las cuatro de la tarde por la segunda cadena.
     Y hoy... No sé. Supongo que acabaré viendo algo, porque la carne es débil, pero tengo la sensación de que está todo visto. Por todas partes. Por preguntas y respuestas, por Gobierno y oposición.
      No sé si va a ser el debate sobre el estado de la corrupción, o el del y tu más y el anda que tú, o el de Europa y esas cifras macroeconómicas que no entendemos nadie. Pero tengo la certeza de que no va a ser el debate que los ciudadanos esperamos, el de la gente de a pie, el análisis del presente y del futuro. Del doloroso hoy y del mañana que nos han robado.
      No es preciso ser adivino para imaginar al presidente enredado con la parte contratante de la primera parte y a los de enfrente reprochándole su oscurantismo y su falta de soluciones.
     Y el segundo turno con más de lo mismo. Y mañana, más. Y pasado mañana, una vez acabados los dos días del debate más importante del año, será tan solo un viernes más, como todos los últimos viernes y como los que vendrán.
     El único cambio que veo en el horizonte es que habrá subido un punto, o varios, el grado de desconfianza y de desafección hacia los políticos, la política y el sistema. Me encantaría equivocarme, y prometo borrar esta entrada del blog si así sucede.
     Por el momento, tengo la clara conciencia de que vamos a pasar un par de días en compañía de Chico, Harpo y Groucho en un lujoso camarote con columnas y leones y navegando a la deriva.

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