Pensamientos, ideas, palabras que engulle la arena en el mismo instante en que se han escrito

domingo, 20 de febrero de 2011

EL MUNDO REAL

Domingo por la mañana. Desayuno un poco más pausado. Tareas de hogar, lavadora y esas cosas. La radio de fondo, como siempre. Montserrat Domínguez despide el programa: "Les dejo con el mundo real". Las noticias de las 12. Dos centenares de muertos en Libia, tensa calma en Bahrein, manifestaciones en Marruecos, en Argelia y hasta en China. Carreras, golpes, Internet censurado, incertidumbre...
Y en casa, PSOE y PP a la greña, accidentes de tráfico, temporal en Galicia. El mundo real.
En cuatro minutos de informativo se ha deshecho el encanto de la mañana del domingo; se ha disuelto la promesa de un día tranquilo, rutinario, sin prisas, con música, tele y un buen libro.
Y una añora el mundo perdido...

miércoles, 16 de febrero de 2011

TROGLODITAS

¿Alguien se acuerda de Hug el Troglodita? Vale, es de hace mucho tiempo, pero es que una ya tiene un largo recorrido. Pues para los que no lo sepan, era un personaje de tebeo (ahora cómic), cuyas andanzas discurrían en la Prehistoria, entre dinosaurios y esas cosas. Pues bien, el amigo Hug, que no era muy agraciado, nos mostraba la forma de ligar que se llevaba en su época. Describo: Fijarse en la mujer adecuada, golpearla en la cabeza con una porra, agarrarla de los pelos y llevarla a rastras hasta casa. Y vivir felices y comer perdices o mamuts o lo que comieran, hasta que la muerte los separara.
Eso era hace un millón de años, cuando los dinosaurios poblaban la tierra. Los dinosaurios han desaparecido; los trogloditas no. El meteorito que acabó con los grandes lagartos no eliminó los genes salvajes, machistas, primitivos o no sé como llamarlos, de los seres humanos.
Y andando los años, los siglos, los milenios, seguimos hablando de mujeres muertas a cargo de sus parejas o ex-parejas, que tanto da una cosa que otra.
No valen leyes, ni órdenes de alejamiento, ni pulseras de vigilancia, ni casas de acogida. No vale nada. Sólo la cifra de víctimas, dos, cinco, siete, con denuncias, sin ellas, con condenas, con teléfono del maltratador, en pueblos, en ciudades, españolas, ecuatorianas o marroquíes, bolivianas o rumanas. Muertas.
Parece que nos hemos resignado. Una más, qué horror, cuántas van este año, ¿son más que el año pasado por estas fechas? ¿Ha sido con un hacha o con un cuchillo? ¿Estaban los hijos delante?
Lo estamos convirtiendo en una conversación más, en algo habitual, como ver a Hug aporreando a su amada.
Tal vez tenga que caer otro meteorito sobre la tierra. O mejor, tal vez tenga que producirse otro Big Bang.

domingo, 12 de diciembre de 2010

TODO ES MENTIRA

Ahora resulta que no corrían (presuntamente) tan rápido, que las medallas eran de hojalata, que las piernas no eran tan ligeras por medios naturales o por mor del entrenamiento duro, que el dinero, sus fortunas, más grandes o más pequeñas, no eran fruto de toda una vida de sacrificio, sino más bien de oscuras operaciones y cuentas en las Bahamas.
Resulta que era mentira. La operación Galgo y la trama de dopaje en el atletismo no es sólo un mazazo para el deporte español, para todos los que alguna vez hemos vibrado viendo unas olimpiadas, un campeonato de España, de Europa o del Mundo, para los niños que participan con ilusión en la carrera de su barrio y sueñan con subir un día al podio, para...
Es mucho más que eso. Es un ejemplo del mundo en que vivimos en el que todo, o casi todo, es mentira. La chica estupenda que se pasea por los platós es todo silicona; la señora que se conserva guapísima a los 60, ha pasado otras tantas veces por los quirófanos; el joven de cuerpo perfecto es una hormona con patas, la pareja de moda, todo arrumacos en público, se lleva a matar.
Y cuando la mata de verdad, todos dicen que es imposible, que parecían tan felices...
Las relaciones entre países no son tan cordiales como parece; los secretos de estado no son secretos, y ahí están los papeles de wikileaks; los Bancos, que debían guardar celosamente nuestro dinero, y darnos intereses, se lo han gastado y no nos cuentan nada. Mejor dicho, nos cuentan mentiras.
El Nobel de la Paz vive en un país sin derechos, y el de Literatura, nos cuenta que lo mejor que le ha pasado en la vida es aprender a leer cuando, sin duda, lo mejor es escribir, inventar historias, contar mentiras que no lo son, porque no tienen lo que hay que tener para serlo: Intención de engañar.
En un mundo de mentira, es afortunado quien puede crear las suyas propias sin hacer daño a nadie. Los demás seguiremos intentando separar el grano de la paja e intentando conservar la esperanza de vivir, algún día, en un mundo de verdad.

lunes, 6 de diciembre de 2010

ARENAS MOVEDIZAS

Hace mucho tiempo que no escribo en la arena. Hasta me he replanteado el título del blog, de este espacio que nació para que se lo llevara el viento, para permanecer lo justo, un suspiro, los escasos minutos precisos para leerlo... Y olvidarlo.
Nació sin vocación de permanencia y ahora, después de unos meses, tal vez por ese afán que todos tenemos de dejar huella, pienso que quizá hubiera sido mejor escribir en la piedra, labrar mis pensamientos con cincel para que queden ahí, para que no se borren, para que, andando el tiempo, alguien pueda llorar o reirse con lo que una vez pensé y escribí.
Bueno, esta larga introducción, confusa y gris como el día, viene a cuento de la extraña realidad en que nos movemos. Todo es extraño, inconsistente, provisional, ocasional, furioso, irritante e irritado, agresivo...
El telediario hiere, las páginas de los periódicos invitan a pasarlas deprisa, sin detenerse; huele a Navidad, hay luces navideñas, pero sin el suficiente brillo para encender la oscuridad; llueve, pero el agua no ahoga las penas, ni el frío, ni siquiera la estampa amable de la nieve donde nunca nieva.
Parece que estuviéramos sobre arenas movedizas, esas arenas tan distintas de las mías, doradas y ligeras. Son arenas densas, pastosas, asfixiantes, arenas que te engullen más allá de tu voluntad de salir, de continuar tu camino, de volar.
No es por los controladores, ni por la economía, ni por los secretos desvelados de la diplomacia americana. Es por...Qué se yo.
Mejor me vuelvo a mi arena de desierto, a la que se está a merced de todos los vientos, a la que no permanece, porque siempre es cambiante, como mi humor, como mi estado de ánimo
Hay que pisar firme, sin temor a que te engullan las arenas movedizas del desánimo, del miedo, del desaliento. Hay mil historias de superación, de pequeñas alegrías, hay gente que te quiere y hay mil desiertos por descubrir.
Esto ha sido un lapsus. Seguiré escribiendo en la arena.

domingo, 21 de noviembre de 2010

¡ALELUYA! (El papa "admite" el preservativo y las monjas rezan por Internet)

No sé donde vamos a llegar. Resulta que el preservativo fatídico para los negritos de África es ahora bueno para las prostitutas (creo que sólo mujeres) Y además, en estos días es noticia la iniciativa de unas monjitas de Zamora que realizan rezos virtuales. Como lo oyen. Creo que la cosa funciona así: Usted tiene un problema, manda un mail al convento y ellas rezan para que se solucione el tema o, en su defecto, lo asuma con resignación cristiana.
En fin, que el siglo XXI parece haber entrado en la Iglesia, o la Iglesia se ha dado cuenta de que han pasado los tiempos de la Inquisición. Pero no se hagan muchas ilusiones, porque el batacazo puede ser mayor al comprobar la triste realidad.
No es mala cosa lo de los ciber-rezos. Si la gente no va al convento, hagamos que el convento salga al espacio exterior. A través de la red o de donde sea. Al fin y al cabo, las monjas no hacen daño a nadie con sus plegarias.
Caso aparte es el de Su Santidad. No me creo yo que haya reflexionado acerca de las "perlas" que soltó por su divina boca en su reciente visita a España. Tampoco me convence la idea de que en un par de semanas su pensamiento haya evolucionado digamos, quinientos o seiscientos años. Ni que de repente le haya conmovido la imagen de miles de africanos muriendo de SIDA. Tuvo oportunidad de verlo sobre el terreno y no varió ni una coma de su discurso ¿Entonces? ¿Cómo es que ahora, de buenas a primeras des-demoniza el condón?
Lo han adivinado. Es que no lo ha hecho. Sólo ha apuntado que en algún caso (el de las prostitutas), se podría levantar la mano. El resto de los mortales, ya saben. Con gomita no se entra al cielo.
No entiendo el revuelo que se ha montado, ni los titulares que ha ocupado la noticia. Es que no hay noticia, o es tan poco importante, que sólo debería ocupar un par de líneas en las columnas de breves.
Me estoy pensando seriamente mandar un mail a las monjitas de Toro para que recen por el Papa. Igual, al tener hilo directo con Dios consiguen algo. Lo que no consigue la razón, las cifras de infectados por VIH, las de enfermedades venéreas, las de niños huérfanos, las de muertos...
Igual la solución está en el ciberespacio.

martes, 9 de noviembre de 2010

Ojalá que llueva café (A propósito de la sobredosis de "tea party")

Soy de las que no se despierta del todo hasta que no huele a café en la casa, de las que necesita café en vena para funcionar, de las que no acaba de comer hasta que no ve el fondo de la taza del expreso, de las que mete la nariz en el bote hermético como deben hacer los drogadictos con el pegamento (supongo).
Vamos, que si lloviera café saldría a la calle sin chubasquero y sin paraguas para empaparme bien, para calarme hasta el último poro de la piel.
Ay, ojalá lloviera café en el mundo. Como dice Juan Luís Guerra, hace falta un aguacero que lave de una vez por todas el insulso te que nos anega, que nos amenaza, que se cuela en nuestras casas furtivamente, por debajo de las puertas, por las ventanas abiertas... Y lo impregna todo.
El "tea party", por utilizar el término americano, se está llevando por delante todo aquello por lo que hemos luchado en el último siglo, y aún antes. No al preservativo, sí a los hijos que Dios quiera; no a la multiculturalidad y sí al racismo; América para los americanos, Europa para los europeos y España para los españoles; blancos sí, negros, amarillos y de cualquier otro color, no; sí a las armas, porque hay que defenderse de tanto desalmado que viene a quitarnos nuestro país y nuestra forma de vida la mujer debe realizarse en el hogar; el SIDA es un castigo divino; la masturbación es pecado; Darwin era un embustero y la teoría de la evolución una patraña; los homosexuales son enfermos, y como tal hay que tratarlos...
No me he inventado nada. Son máximas recogidas de los discursos de distintos líderes del Tea Party americano y que, por desgracia, suscriben muchos discípulos aventajados en otras partes del mundo. También aquí.
Millones de litros de café tienen que caer del cielo para lavar tantos horrores, tanta regresión, tanta caspa. Hacen falta torrentes impetuosos y desbordados que arrastren a tanto retrógrado que amenaza con llevarnos a la época de las cavernas, envalentonados con la ventaja que les dan la crisis y el descontento.
Y mientras, seguimos mirando al cielo esperando la lluvia. Ojalá que llueva café.

domingo, 7 de noviembre de 2010

La Reina Católica y otros apuntes con motivo de la visita del Papa

Vaya por delante que no hablo de la formidable Isabel, esa de dudosos hábitos de higiene y afanes conquistadores. Hablo de Sofia de Grecia, de la Reina, y de lo que da de sí un domingo con catarro y décimas de fiebre que sólo te permite ver la tele amodorrada, pongan lo que pongan, porque es un esfuerzo inútil sacar la mano de debajo de la manta para usar el mando.
Pues bien, y no lo he soñado, a mediodía sale una imagen del Papa con el Rey a un lado y la Reina al otro. Hasta aquí, más o menos normal. El Rey va vestido de traje y corbata, el Papa, de Papa ¿Y la Reina?
Aquí está la noticia. Va vestida de blanco, lo que parece que va contra el protocolo cuando se está en presencia del sucesor de san Pedro (aunque éste sea benedicto XVI). Horror.
Pero aquí interviene la pizpireta locutora, y nos informa que hay un privilegio, que se remonta a la noche de los tiempos, que permite a las soberanas católicas vestir de este inmaculado color en presencia de los príncipes de la Iglesia.
Uf, qué descanso. Ya pensaba en conflicto diplomático, en represalias internacionales, en excomunión colectiva al país y en no sé cuantas desgracias más.
Resulta que ya no somos la reserva espiritual de Occidente, que tenemos aborto y divorcio y hasta bodas homosexuales, que somos tan poco comprensivos que condenamos y no perdonamos la pederastia; que abogamos por el uso del preservativo, especialmente en Africa, que creemos firmemente que hay que perseguir los delitos los cometa quien los cometa, que vamos poco a Misa, que...
Y encima va la Reina y se viste de blanco. No se me ha parado la taquicardia hasta que, entre las brumas de la fiebre, he escuchado la explicación del atuendo de Doña Sofía.
Ahora me queda por dilucidar si lo ha hecho para dejar claro que es católica, para recordar a Benedicto (y a nosotros, de paso), sus privilegios o, simplemente, porque se ha visto mona en el espejo con el trajecito de marras.
En fin, sólo tengo unas décimas, y la fiebre no da para más alucinaciones.
Por cierto, el canal televisivo que daba la prolija explicación sobre el privilegio real no es ninguno de los que estais pensando.