En pleno Tour de
Francia, y sabiendo como sé que el presidente que padecemos es forofo del
ciclismo, me ha venido a la mente, sin proponérmelo, lo juro, la imagen de un
equipo, maillot azul y gaviota en el logo, saliendo a esprintar en bloque
después de una etapa de esas que los entendidos llaman de paseo.
Y
que dura ya casi tres años. En román paladino, se diría “el arreón del vago”,
pero no es tan simple. También se puede decir “dejarlo todo atado y bien
atado”, que de ambas cosas va este sprint final. Todo aderezado con alguna
escapadita para despistar, pero con la vista puesta en la meta.
Porque
la carrera estaba perfectamente planificada. Desde la recta de salida. Primero
la reforma electoral, cientos de miles de personas a la calle, todo ventajas
para las empresas. Después, los recortes varios, educación, sanidad,
dependencia, prestaciones al desempleo, pensiones… En medio, privatizaciones a
mansalva y ventas a precio de saldo de lo poco que tenemos, destrucción
sistemática de lo público, funcionarios denigrados… Esto marcha. Vía libre al
miedo, que el camino se ha allanado para que “seamos competitivos”, que
traducido es trabajar por salarios basura porque menos es nada.
Y
a echarse a dormir, que es etapa de paseo. Los puertos, que los suban otros. Si
encontramos alguna pequeña loma que nos dificulta el ascenso, léase varapalo en
las elecciones europeas, bajamos de las bicicletas y montamos en los coches de
asistencia, que nos llevan más deprisa y sin sudar la camiseta.
Hablo
del “Decreto-Ley”, ese que según las normas de la carrera, la Constitución, se
reserva para medidas de urgencia y en situaciones excepcionales. Pero ser el
equipo del líder es lo que tiene. La mayoría absoluta permite pasar de largo
haciendo una pedorreta a los leones del Congreso, y aprobar, en un solo viernes
y sin contar con el resto del pelotón, un montón de medidas urgentíiiiiiisimas,
como privatizar el Registro Civil y AENA, el uso de los drones, las comisiones
de las tarjetas de crédito, el mercado del gas, las tasas de los puertos y
hasta un Plan de Garantía Juvenil, que va a garantizar que las empresas, sin
dar ninguna garantía de mantenimiento de empleo, se garanticen unos magros
ingresos mensuales.
Pasando
por encima de la democracia, que para eso son el equipo más numeroso y pueden
arrollar al resto sin problemas. La carrera no está siendo limpia. Se están
saltando todo lo habido y por haber para llegar los primeros. Cogiendo atajos,
dejando en la cuneta a quienes no siguen su ritmo o, simplemente, no les sirven
para llegar a la meta.
Y sólo nos queda la
esperanza de que cuando termine la prueba, los “vampiros” demuestren que ha
habido doping, que no han ganado en buena lid, que han hecho trampa, que su
sangre no está limpia y que no todo vale para llegar el primero
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