Hay que fastidiarse. Ni en Ferias
podemos librarnos de la maldita economía (macro y micro) que se ha adueñado de
nuestras casas, nuestras vidas y nuestro ser. Pienso en la Feria y la imagen
que me devuelve el pensamiento no es la de las tómbolas, los chiringuitos, la
noria o el tren de la bruja. Ni apelando
a la gula, ya saben, pinchos morunos, montaditos de lomo o morcilla de El
Pastor, consigo tener cuerpo de jota.
Y es que me ha dado por
pensar en el “titular” de la Feria, en San Mateo, que se me representa con unas
tijeras y un enorme saco en el que va echando nuestros dineros, nuestra alegría
y nuestras ganas de feria.
San Mateo. Mira que hay
nombres en el Santoral y advocaciones a las que encomendarnos. Seguro que
cualquier santo será más dicharachero y adecuado, especialmente en estos
momentos, que el susodicho, que tenía como oficio recaudar impuestos y que, por
tanto, era odiado y temido a partes iguales. Eso sí, hasta que Jesús lo llamó a
su vera.
Dice su biografía, que me la he leído, que
los publicanos o recaudadores de impuestos se enriquecían fácilmente, y a Mateo
le atraía la idea de hacerse rico prontamente, apretando las tuercas a los
pobres ciudadanos e insensible a su sufrimiento y a las penurias a las que los
condenaba por su voracidad recaudatoria.
En fin, se hizo bueno y le pusieron su
nombre a la Feria de Talavera. Y en esas estamos, intentando pensar en el buen
hombre y olvidando todo lo demás, aunque sea labor de titanes.
Entre IVAS,
comienzo de curso, algún excesillo de verano y cuestas de septiembre, octubre,
noviembre…por subir, no estamos en el mejor escenario para honrar a San Mateo,
pero hay que intentarlo. Igual intercede para que sus “colegas” del tiempo presente también
abandonen la senda del mal y se reciclen en hombres buenos, piadosos,
compasivos, comprometidos con los que menos tienen, luchadores contra la
codicia y la explotación del débil.
Con sus loros multicolores, sus gallinas que ponían cien huevos de oro al
sonde la pandereta, el mono amaestrado que adivinaba el pensamiento, el aparato
para olvidar los malos recuerdos y el emplasto para perder el tiempo, llegó la
Feria a Macondo.
Y ni la imagen de San Mateo, con su bolsa y sus tijeras pudo recortar del
todo la alegría.
Felices Ferias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario