Pensamientos, ideas, palabras que engulle la arena en el mismo instante en que se han escrito

miércoles, 6 de agosto de 2014

Desde Macondo. RESILIENCIA


Dice el sabio diccionario de la Real Academia que resiliencia es “la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas”. Si nos vamos a la etimología, el término viene del verbo latino resilio, resilire, que literalmente significa saltar hacia atrás, rebotar.. Algo así como volver al estado natural, especialmente después de alguna circunstancia crítica o inusual.
          Pues aquí han debido repartir la resiliencia a espuertas, o a capachos, como se dice en mi pueblo. No se me ocurre otra cosa después de que día a día contemplemos, entre el gazpacho y la sandía, los cuerpos despedazados de los niños palestinos; o que nos traguemos un telediario repleto de corrupciones varias, que hablemos con normalidad, y sin parecer la niña del Exorcista, de los millones de la familia Pujol, de las tropelías en las urgencias de cualquier recortadísimo Hospital, de las cifras de parados sin prestación alguna, de las declaraciones de tal o cual indeseable de turno pidiendo que se bajen los salarios…

Será un exceso de resiliencia. O que, como se decía antes, nos la han metido en las hamburguesas o en  los cartones de leche para que la tomemos sin enterarnos. Porque de otra forma no se explica.

No entra dentro de lo natural estar tranquilamente fregando los platos mientras la tele te reboza las docenas de millones que nos han robado impunemente, o cuando te intentan engañar con unas maquilladísimas cifras de desempleo, o te mienten sin rubor sobre esos brotes verdes en los que algunos, que no somos nosotros, se están revolcando desde siempre.

Debe ser la resiliencia la que nos deja tan tranquilos, sin echar espuma por la boca ni nada, atendiendo a nuestras tareas cotidianas con algún cabreo momentáneo que se pasa enseguida. Igual la han distribuido a través de los famosos drones, que el Gobierno estaba muy interesado en legislar sobre ellos…

Sea como sea, no es normal. Es como si nos hubieran practicado una lobotomía colectiva para seguir vegetando, que no viviendo, mientras otros hacen y deshacen en nuestro presente y nuestro futuro.

Y puestos a ser crédulos, prefiero retirarme a Macondo, donde nadie se extrañó cuando Melquiades volvió de entre los muertos porque no soportaba estar solo; y el padre Nicanor levitaba al tomar una taza de chocolate, y un niño nació con cola de cerdo, y otro lloró en el vientre de su madre; y Remedios ascendió a los cielos mientras plegaba las sábanas, y los conejos y las vacas se multiplicaban al paso de petra Cotes.

Mucho más real, donde va a parar….

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario