Todos tenemos nuestros motivos para secundar, o no, la huelga general. Es nuestro derecho y no tenemos porqué dar explicaciones. Y seguramente, los que trabajen, o dejen de hacerlo ese día, serán rubios, morenos, gordos, flacos, hombres, mujeres, musulmanes, evangelistas, protestantes, cristianos, blancos, asiáticos, magrebíes...
Afortunadamente, y como decía ayer mismo el arzobispo de Toledo en la inauguración de La Colegial, no hay pensamiento único, hay libertad y, sobre todo, (también lo decía Don Braulio), hay libertad religiosa. Hasta aquí, de acuerdo con Su Eminencia, aunque luego el sermón fuera por otros derroteros que no vienen al caso. Bueno, sí vienen, pero eso será en otra ocasión.
Lo que me ha sorprendido sobremanera es el llamamiento del Consejo de Laicos (léase miembros de vicarías, diócesis y movimientos cristianos que no son sacerdotes o religiosos ordenados), a secundar la huelga general del 29-S. La noticia era textualmente que "se sugiere portar el día de la huelga una prenda, un pañuelo, una cinta blancos para que, libres de las presiones externas, puedan expresar visualmente a los demás su protesta y sientan la cercanía de los que, como ellos, lleven un distintivo del mismo color".
Y continúa, "Ante la crisis económico-social que padecemos y que ha desembocado en el llamamiento a la huelga general del próximo día 29, muchos cristianos se preguntan qué hacer. Les gustaría participar pero no saben cómo hacerlo para no sentirse manipulados. Desde este Consejo de Laicos llamamos a la protesta inteligente, participativa e imaginativa".
En fin, que el cristiano que no quiera sentirse manipulado tiene que hacer huelga. Ya lo saben ustedes. Claro, que si sólo llevan el lazo o cinta blancos, igual no les descuentan el día en la nómina.
Se me ocurre que los representantes de las distintas confesiones podían hacer lo mismo, pero con lazos de otro color, o con pañuelos, o con brazaletes. Y también podían no llevar nada y pasar por agnósticos o ateos. Yo también puedo aportar ideas imaginativas e inteligentes, independientemente de mis convicciones religiosas, que no le importan a nadie.
En fin, no sé si Dios está de acuerdo con la huelga o si tiene preparada la cinta blanca para el miércoles. O si está de acuerdo con la manipulación. A mi no me gusta que me digan lo que tengo que hacer, y mucho menos, que den consejos en nombre de Dios.
Para que nadie se confunda, ese día, con huelga o sin ella, procuraré vestirme de colores. De cualquier color.
lunes, 27 de septiembre de 2010
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