Podía haberlo titulado "Volver", que al fin y al cabo es como se llama el tango de Gardel. Pero no tengo claro que volvamos a ninguna parte. También podría haber utilizado esos versos que tanto me gustan, lo de la frente marchita y las nieves del tiempo plateando mi sien.
Pero como soy poco original, he optado por los veinte años, los que han pasado desde que "Nosotros Talavera" nació y murió en tiempo récord. Hemos tenido 19 años y doce meses (menos un día), para revisar lo que pasó, lo que supuso, los antecedentes y los resultados; para recaer, para renacer, para extinguir definitivamente la memoria, para reescribir la Historia.
Pero hoy es 27 de febrero de veinte años después, y aquí estamos. En tiempo presente, escribiendo de Nosotros Talavera, del futuro que no ha sido; del pasado, que sigue siendo el refugio.
Teníamos veinte años menos, y queríamos arreglar el mundo, nuestro pequeño mundo. Queríamos darnos un festín y nos conformamos con una frugal colación, que, andando los meses digerimos con alegría, esperando el plato principal, el que se fue a otra mesa y nos dejó el estómago insatisfecho.
Han pasado veinte años y nos hemos acostumbrado a mirar con envidia la mesa del vecino mientras comemos tristemente las migajas repasando en la memoria los cierres de los comercios echados (ahora también), la pancarta sostenida por manos variopintas, el paseo por la calle san Francisco y la mirada a los balcones de la Plaza del Pan. Y el "documento Bono", y la mini-Universidad, y la nueva UNED o el Mercado de Ganado, que vinieron después, y que auguraban el festín que nunca fue.
Hay episodios de la vida que se miran con alegría, y otros, que se recuerdan con infinita tristeza.
Y se vuelve al tango. "Vivir, con el alma aferrada a un dulce recuerdo que lloro otra vez".
lunes, 27 de febrero de 2012
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